La amenaza yihadista

Las mujeres captadas por la red yihadista ya tenían asignado marido en Siria o Irak

Foto de archivo de una operación de la Policía contra el yihadismo
Foto de archivo de una operación de la Policía contra el yihadismolarazon

Las mujeres captadas por la red desmantelada ayer para ser enviadas a Siria e Irak ya tenían en esos países maridos «asignados», a los que quedaban «esclavizadas».

Las mujeres captadas por la red desmantelada ayer en una operación conjunta de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional y de la Dirección General de la Vigilancia del Territorio del Reino de Marruecos (DGST) para ser enviadas a Siria e Irak ya tenían en esos países maridos «asignados», a los que quedaban «esclavizadas», según informaron a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.

Del panorama que les pintaban de luchadoras por la yihad cuando eran captadas no había nada; su misión era convertirse en «descanso de los guerreros» y las labores del hogar. «Hay que distinguir entre lo que es reclutamiento de ciudadanos, como es este caso, y el de combatientes», agregaron los mismos medios. Por lo que respecta a las mujeres de origen occidentales, atraídas por el cambio a una vida de combate y emociones fuertes, su destino final era el mismo.

En el momento de realizar la operación policial, habían sido captadas 12 mujeres, pero se cree que la red ha podido enviar a la zona de influencia del DAESH (Estado Islámico) a una veintena. Las principales herramientas que utilizaban para el reclutamiento eran las redes sociales y los foros privados de WhatsApp. La operación se ha saldado con la detención en España de cuatro mujeres, entre ellas una menor de edad, y cuatro hombres.

Los varones están acusados de formar parte activa de una red internacional en la que cada uno de ellos desempeñaba un rol concreto de captación, reclutamiento y envío de mujeres jóvenes al frente sirio-iraquí para el DAESH. La red se dividía en tres estratos: directores, que sería el papel desempeñado por los dos detenidos en Marruecos, son los máximos responsables de la red y se valen de facilitadores y colaboradoras mujeres jóvenes (alguna menor de edad, como es el caso de la detenida en España), que hacen el trabajo de reclutadoras activas. El papel desempeñado por dichas reclutadoras, una vez convencidas y radicalizadas, era el de moverse por las redes sociales y reclutar a mujeres para el DAESH.

La tercera fase era radicalizar a las mujeres captadas hasta el momento de mandarlas al frente sirio-iraquí en un viaje sin posible vía de retorno. El detenido varón en España desempeña un papel de facilitador en el marco de la red desmantelada.

El proceso de captación y radicalización se realizaba de la siguiente manera. La fase inicial era a través de redes sociales como Facebook. Las reclutadoras insertaban mensajes en los que insistían machaconamente en la «supuesta crisis de valores existente en la sociedad occidental actual» y que sólo puede ser compensada a través de la interpretación extrema de los valores del islam. Las reclutadoras también filtraban aquellas respuestas de aceptación, llevando a cabo una selección de víctimas.

Las elegidas eran redirigidas a foros privados de WhatsApp en los que los mensajes sutiles se tornan en consignas de reprogramación, hasta que en un momento dado se apunta la necesidad de «pasar a la acción». En la fase final, a la que sólo pasaban las consideradas como militantes «seguras», accedían a foros exclusivos en los que se duplican las medidas de seguridad, de manera que, cuando el proceso culmina y sólo cuando el objetivo del reclutamiento se encuentra conseguido, se produce el contacto personal para organizar el viaje.