Ely del Valle
Los gatos de Chershire
Han pasado por el Congreso a recoger sus actas y tan mal no les debe tratar el Estado opresor porque tienen muy buen aspecto
Han pasado por el Congreso a recoger sus actas y tan mal no les debe tratar el Estado opresor porque tienen muy buen aspecto. Yo diría que Junqueras hasta ha mejorado. Como estaba cantado han acudido bajo custodia policial, que es lo que toca, al igual que toca acatar la Constitución aunque en este caso se haga de boquilla y por imperativo legal. Los políticos presos ya son diputados presos y están encantados de la vida porque, a la manera de los antiguos griegos, creen que utilizando su acta como caballo de Troya terminarán por dinamitar el Congreso desde su interior. La imagen de Oriol, Rull, Turull y Sánchez rodeados de los suyos, sonrientes como el gato de Cheshire, tan lavaditos, afeitaditos y recién peinados como si vinieran de un paseo dominical por las Ramblas, ha sido acogida con fervor por sus compañeros de escaño como un nuevo triunfo del proces, seguramente porque no han caído en la cuenta de que a partir de ahora van a tener bastante más complicado lo de seguir intentando mantener fuera de nuestras fronteras que España es un país bananero donde la Justicia se subasta al mejor postor. Con Puigdemont ocupando sillón en Bruselas y estos reprimidos ideológicos haciéndose selfies en la casa de la soberanía popular la campaña de descrédito internacional del Estado español que pusieron en marcha y que han mantenido todo este tiempo se desmorona como una galleta en un vaso de leche. Así que si ellos están felices como patos bajo aguacero, mucho más lo estamos el resto al ver cómo ellos mismos se han convertido en los principales dinamitadores de esos argumentos victimistas que han esgrimido hasta la saciedad buscando la compresión más allá de los Pirineos, y es que si los peces mueren por la boca, los líderes independentistas lo suelen hacer por su ego. Y a las pruebas y a las sonrisas me remito.
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