Entrevista
Martí Mingarro: "La España constitucional está asediada"
"La amnistía no era en absoluto necesaria", asegura el veterano jurista y exdecano del ICAM, que ha recopilado opiniones de toda una vida en "Estudios sobre Derecho, Cultura y Justicia"
Pocas personas tienen una perspectiva tan amplia del mundo del derecho como el jurista, abogado y exdecano del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) –entre otras muchas cosas– Luis Martí Mingarro (Siles, Jaén, 1937). En su retrovisor, más de seis décadas de ejercicio profesional y una defensa firme de una España constitucional que ahora ve atacada «en su línea de flotación». Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia, defiende el derecho de los jueces a la huelga ante lo que considera un intento de «vaciar la función jurisdiccional sin siquiera consultarles». Convencido de que la amnistía no cabe en la Constitución, afirma que «no era en absoluto necesaria”.
En su toma de posesión como decano del ICAM alertaba de que incluso en democracia, los grandes poderes tienden al «exceso». A la vista de la actualidad judicial, ¿esos excesos resultan ahora más preocupantes?
Sí, porque la premonición más o menos gaseosa se concreta en acciones específicas que muestran la voluntad de no respetar los limites de cada uno de los poderes, de eludirlos, de no considerar que no son tres poderes separados sino uno y trino. Eso es lo que sucede ahora. Lo que no quita que tengamos que poner en marcha toda nuestra capacidad de resistencia frente a quienes intenten alterarlos. Esos principios están asediados en todo el mundo por corrientes autócratas de una y otra aspiración, por no hablar de dictadores.
La España constitucional que defiende, ¿está en peligro?
Está asediada y ha recibido algún torpedo en la línea de flotación, pero espero que sean daños subsanables y que la vía de agua no inunde nuestra nave nacional. Si eso sucediera, creo que el peso de nuestras convicciones sobre nuestra civilización es suficiente para luchar por ello con las vías del derecho. Hay toda una corriente de malinterpretación de los pilares de nuestra cultura que cristalizan en la Constitución. Eso es así, incluso desde sectores políticos. El momento estelar de la Transición está siendo sometido a crítica y someter a crítica a las estrellas es muy complicado.
La amnistía de 1978 contribuyó a restañar heridas, como bien dice. ¿La amnistía al independentismo era necesaria?
No, en absoluto. Yo he visto por televisión retransmitido un golpe de Estado y a mí y a mucha gente no nos parece bien que nos digan que no fue un golpe, sino un modesto desliz y que nos intenten convencer de que hacía falta una amnistía no para perdonar a quienes dieron el golpe sino, parece ser, para perdonar a quienes no nos gustaba.
Amnistía
El TC acaba de pronunciarse sobre la ley. ¿Todo lo que no prohíbe expresamente la Constitución está permitido?
No. Eso no es así. Prohibir es una función del legislador en relación a unos bienes jurídicos que hay que proteger, pero esos bienes jurídicos preexisten a las normas que los protegen. Si la Constitución hubiese querido permitir las amnistías lo hubiese recogido expresamente.
¿La ley responde al interés general o resulta arbitraria por intercambiar votos a cambio de impunidad, como sostienen algunos magistrados del TC?
Todo el planteamiento de la amnistía nació mal: nació para una finalidad inmediata distinta de la que ahora se alega: la finalidad era un pacto político y unos votos. Mucha gente ya avisó de esto.
Tras la amnistía, el independentismo reclama un referéndum. ¿Cabe en la Constitución?
No, la unidad de España está en las primeras líneas de la Constitución. Solo cabría mediante una modificación constitucional por sus caminos legales.
Huelga de jueces
Hemos vivido esta semana una huelga de jueces y fiscales. ¿Tienen derecho a hacer huelga?
La huelga es una estructura nacida de convulsiones sociales a la que el derecho laboral ha sabido vestir jurídicamente. Administrar justicia tiene un contenido laboral. Acudir todos los días a la misma hora a una oficina y desempeñar una función pública es un trabajo y el derecho de huelga lo tienen todos los trabajadores. A mí no me gusta que haya huelga ni que su descontento les lleve a este exceso, pero es que ni siquiera se les escucha. Mi respeto por la judicatura es muy profundo, porque es un trabajo muy esforzado y no siempre grato. Si quieren vaciar la función jurisdiccional sin siquiera consultarlos los jueces deben tener un medio de expresión.
Las acusaciones de «lawfare» a determinados jueces, incluso desde el propio Gobierno, ¿debilitan la confianza ciudadana en la Justicia?
Claro, la depuración de los déficits de calidad que pueda tener la Justicia tiene que ser individual y basada en los límites ético-jurídicos que tiene el ejercicio de esa función de administrar Justicia; para eso está la prevaricación. La impregnación intelectual existe, pero mientras no dé lugar a una infracción a sabiendas de un límite legal, la libertad de juzgar es esencialísima.
¿Cree que está en riesgo el Estado de Derecho en España?
Las fronteras del Estado de Derecho están irritadas. El Estado de Derecho es fuerte por su propia naturaleza, pero es perfectamente posible que existan zonas de fricción y, sí esta es excesiva, sí estaría en riesgo. De momento, creo que el Estado de Derecho tiene que ser capaz de pervivir. Pero también tengo la experiencia de haber visto ejemplos de estados de derecho en riesgo que han perecido.
Exceso de regulación
En defensa de la confidencialidad de las conversaciones entre un abogado y la Fiscalía, el ICAM se querelló contra el fiscal general y ejerce la acusación contra él. ¿Está de acuerdo?
Sí. El arco de la Justicia se sostiene sobre una piedra angular, el derecho de defensa, que tiene un elemento nuclear, que es el secreto, al que ha costado muchos siglos dar forma. He visto con toda claridad que alguien de Hacienda llamó a Presidencia y dijo “oye tenemos aquí esto”. Hay 17.000 casos anuales de delito fiscal. Qué casualidad que este llegase a Presidencia. El derecho de sigilo ha sido quebrantado, y en cuenta a lo que se ha dicho de que era un delincuente confeso, por mucho que dijera su abogado eso no se produce hasta que el acusado lo confiese en el juicio.
Las investigaciones judiciales al fiscal general y a la esposa y al hermano del presidente del Gobierno ¿demuestran que la Justicia funciona?
Claro. Eso es Estado de Derecho, que es igual para todos. Proclamar el Estado de Derecho para los demás y no para ti no es equitativo.
¿Cuáles son ahora las principales carencias de la abogacía?
La masificación de la abogacía es fruto de una sociedad en desarrollo y mucho más completa, de una expansión de los dispositivos del poder, de la proliferación normativa y del exceso regulatorio. Esa masificación ha generado la necesidad de consolidar los básicos principios generales del ejercicio de nuestra profesión: el abogado tiene que ser libre e independiente, y si no lo es, no defenderá bien. Esa libertad e independencia es lo que garantiza el ejercicio del derecho de defensa. Vivimos en un mundo en el que hay normas que se incumplen de manera muy generalizada. Hay muchos procedimientos sancionadores, más de 150 vigentes en España, porque hay muchas fuentes de regulación. Eso es pernicioso, porque van cerrando espacios de libertad. La penetración de los poderes públicos en la vida de las personas es atosigante.
Investigaciones al entorno de Sánchez
Presenta «Estudios sobre Derecho, Cultura y Justicia». ¿En alguno de esos artículos ya no se reconoce?
Cuando lees una cosa que has escrito te acuerdas de cuándo la escribiste y, además, uno es bastante tolerante consigo mismo. Siempre he escrito teniendo presente el sustrato de cultura o civilización del que estaba hablando. Al releerme, me identifico con el momento en que lo escribí.
Se muestra muy crítico con la Memoria Histórica por el peligro de «regenerar el odio que nos llevó a la tragedia». ¿Por qué?
Nací en el año 1937 en plena Guerra Civil. La guerra fue terrible con todo el mundo y yo he empezado a tener uso de razón en el clima de la posguerra. Veo la recuperación del odio. He visto borrar de las iglesias de España las listas de los fusilados por el bando republicano como si no los hubieran fusilado. Hay que desconfiar de todo lo que pueda significar reverdecer el odio. Elegir qué memoria histórica recuperar es parcialidad y a mí me gusta ser imparcial porque barbaridades nuestra guerra contempló todas, y nuestra posguerra, solo de los vencedores.