El desafío independentista
Mas teme a las urnas
Desconcierta a ERC y a los soberanistas al condicionar la fecha de las elecciones a la lealtad de Junqueras y al calendario de Rajoy. Duran insiste en que hay que agotar las legislaturas
Desconcierta a ERC y a los soberanistas al condicionar la fecha de las elecciones a la lealtad de Junqueras y al calendario de Rajoy. Duran insiste en que hay que agotar las legislaturas
Artur Mas se complicó la vida esta semana él solo cuando en una entrevista la víspera de Sant Jordi se le ocurrió dar un toque de atención a ERC por considerar que no ha sido suficientemente leal al pacto de gobernabilidad que fimaron en enero. El mismo acuerdo con el que Convergència y Esquerra se comprometieron a celebrar unas elecciones en clave plebiscitaria el próximo 27 de septiembre, para luego proclamar la independencia de Cataluña en 18 meses, siempre y cuando el frente soberanista sume mayoría en el Parlament de Cataluña.
Mas, que hasta la fecha respondía con un disciplente «por supuesto que habrá elecciones el 27-S», cuando partidos como el PP o Ciutadans cuestionaban la cita, el miércoles abrió un interrogante. Condicionó la celebración de las plebiscitarias a la lealtad de ERC.
Pese a estar en precampaña –queda un mes clavado para las municipales y 192 días para el 27 de septiembre–, a CDC le fastidia que ERC marque perfil propio. A los nacionalistas les ha molestado sobremanera que los de Oriol Junqueras se hayan desmarcado del Gobierno catalán en algunas votaciones después de firmar el acuerdo.
Comisión del «caso Pujol»
El voto de Esquerra fue decisivo para permitir que Mas compareciera en la comisión parlamentaria que investiga el «caso Pujol». Además, se desmarcó de las políticas sanitarias de la Generalitat, facilitando que se reprobara la actuación del conseller Boi Ruiz y frenando la creación del Consorcio sanitario de Lérida. Y presionó para que se modificara la tasa turística.
Aunque los republicanos optaron por no enfrentarse en público al president de la Generalitat, Junqueras sí dijo que ningún pacto evitará que ERC no alce la voz a favor de una Cataluña «más limpia y más justa». CDC teme ahora qué hará ERC con las votaciones que hay pendientes antes de finiquitar la legislatura. Queda, por ejemplo, votar las conclusiones de la comisión del «caso Pujol».
Pese a que el soberanismo civil reclamara el viernes en un multitudinario acto en el Palau Sant Jordi «unidad» a los partidos independentistas, la aparición de fuerzas emergentes en el tablero político obliga a ERC a sacar pecho ante CDC. Además de desmarcarse de los casos de corrupción que pesan sobre los nacionalistas, también quieren desvincularse de los recortes sociales, porque, por mucho que ambos defiendan la independencia de Cataluña, unos son de izquierdas y Convergència, de centro-derecha. Al margen de alimentar las sospechas del PP y Ciutadans, las dudas de Mas dieron pie a su socio de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, a romper una lanza a favor de agotar la legislatura. El democristiano añadió desafiante que el president de la Generalitat no puede pretender de Unió «puramente la adhesión» a su proyecto. Tras las municipales, los democristianos celebrarán una consulta interna para decidir su hoja de ruta. Una vez tengan el resultado negociarán con sus socios de CDC su futuro. Antes, no les interesa abrir el debate. En ciudades como Barcelona, si Unió y CDC rompieran, Xavier Trias no tendría opción de reeditar la alcaldía.
Mas, no contento con la respuesta de ERC y el soberanismo civil que cerraron filas a favor de que las elecciones se celebren el 27-S, abrió otro interrogante. Pese a haber presentado el 27-S como su última baza para salvar su carrera política, añadió que si Mariano Rajoy avanza las generales, podría obligarle a replantear la fecha de las elecciones catalanas. Si bien en público la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Carme Forcadell, compartió con Mas que el calendario de Rajoy puede obligar a cambiar la fecha de las plebiscitarias, en privado soberanistas y republicanos no escondían su desconcierto.
Después de servir la polémica, el president de la Generalitat, que podría querer presionar a ERC a favor de la lista unitaria, negó haber sembrado dudas sobre el 27-S. El episodio se zanjó con CDC y ERC admitiendo diferencias ideológicas, pero reivindicando la vigencia del pacto con el que se comprometen a celebrar plebiscitarias en septiembre. De agotar la legislatura, CiU debería buscarse otro socio, lo que implica un cambio de rumbo y revisar su programa.
Reto al soberanismo
Tras el «éxito» del acto que la Asamblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia organizaron en un Sant Jordi a reventar, Mas reclamó al soberanismo civil trasladar este fervor a las urnas.
Primero, el 24-M en unas municipales que los independentistas plantean como primera vuelta y luego en el examen final, el 27-S. Mas, a quien las encuestas no le sonríen, desafió a los soberanistas: «Ahora, yo espero que cuando la gente tenga que tomar decisiones, que en democracia se toman donde ya sabéis, haya también un gran quórum». Y, no satisfecho con que ERC no hiciera sangre con sus dudas, pidió a Junqueras que reme a su lado.
Enfrentamiento
- Votaciones pasadas.
Artur Mas y CDC creen que ERC no ha cumplido con el pacto de estabilidad porque con su voto facilitó que compareciera en la comisión del «caso Pujol» y tumbó propuestas del gobierno en sanidad.
- Votaciones futuras.
Convergència teme el papel que ejercerá ERC en el resto de votaciones que quedan esta legislatura, como las conclusiones de la comisión de investigación del «caso Pujol».
- El aviso de Unió. Duran Lleida aprovechó para advertir a CDC que Unió no se adherirá al proyecto de Artur Mas, aunque, para no perder alcaldías como Barcelona, hasta el 24-M no debatirán su futuro.
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