Política

El desafío independentista

Navarro suspenderá la militancia a los disidentes y los echará del grupo

Los socialistas catalanes pasarán entonces a ser la cuarta fuerza política por detrás del PP

El portavoz del PSC indicando sin éxito a sus diputados que rechacen el plan de Mas
El portavoz del PSC indicando sin éxito a sus diputados que rechacen el plan de Maslarazon

«El que se mueva no sale en la foto». Era una de las frases que popularizó Alfonso Guerra para intimidar a los que querían ir por libre en el PSOE. Una frase que el primer secretario del PSC, Pere Navarro, hizo suya en el consejo nacional que forzó en noviembre para clarificar la postura del partido sobre el derecho a decidir y poner fin a las continuas peloteras del sector catalanista que han desangrado a los socialistas desde que Artur Mas puso rumbo a la consulta. Presentó una resolución donde se decidía que el PSC no apoyaría la petición de la consulta al Congreso, que apoyó el 83 por ciento. Y alertó de que quien no la cumpliera sería expulsado del partido.

A sabiendas de que se jugaban su futuro, tres de los 20 diputados del PSC –la ex consellera de Salud, Marina Geli, Núria Ventura y Joan Ignasi Elena– consumaron ayer su desafío y volvieron a romper la disciplina de voto, como hicieron hace un año con la declaración de soberanía de Cataluña. Al apretar el botón del «sí» para pedir al Congreso la transferencia de las competencias de la consulta, los críticos detonaron una bomba en la calle Nicaragua, la sede de los socialistas catalanes.

En sus 37 años de historia, las disputas en el PSC –que nació de la unificación de PSC Congrés, PSC Reagrupament y la federación catalana del PSOE– sólo habían generado ruido en la Prensa y suculentas broncas con el PSOE. Pero las discrepancias entre los críticos y la dirección por la consulta soberanista ha consumado la fractura del partido.

Navarro no va a permitir que se cuestione su liderazgo. Cumplirá con su palabra, si los tres disidentes no entregan sus actas de diputado, tal y como ayer les reclamó el portavoz del PSC en el Parlament, Maurici Lucena, el lunes, la Ejecutiva llevará su caso a la comisión de garantías del partido para proceder a la suspensión de militancia. El martes, comunicarán su expulsión del grupo parlamentario a la mesa del Parlament, que les asignará la categoría de diputados no adscritos.

Aunque Elena flirtea con ICV, no puede pasarse al grupo de Joan Herrera porque el Parlament tiene una ley antitránsfugas. Tras la expulsión de los tres diputados díscolos y la renuncia del alcalde de Lérida, Àngel Ros, que dejó su escaño para no romper la disciplina en la votación de la consulta, el PSC pasará a ser cuarta fuerza política, por detrás del PP. Pasará de tener 20 a 16 escaños.

La imagen, tras la votación, de los tres críticos argumentando su postura en la sala de Prensa, a la vez que Lucena pedía en los pasillos que entregaran sus actas de diputado «por coherencia», confirmaba la ruptura. Los disidentes no quieren entregar sus actas ni abandonar el partido. «Somos y seremos PSC, con nuestro gesto queríamos representar la pluralidad del partido», decía Geli.

Las caras desencajadas del portavoz Jaume Collboni y la alcaldesa de Santa Coloma, Núria Parlón, que llevaban semanas negociando con Navarro la abstención para no llegar a la escisión confirmaban el drama. El PSC se hace añicos. Hace 37 años, Felipe González firmó un acuerdo con otros partidos con apellido socialista para tener peso en Cataluña, porque la federación catalana del PSOE era minoritaria. La autonomía de los socialistas catalanes siempre le ha dado al PSOE dolores de cabeza, pero sin un PSC fuerte, las puertas de la Moncloa están cerradas. Pero el órdago soberanista ha empujado al PSC a alinearse con el PSOE. Como admite la dirección del PSC, el partido no se había diseñado para escoger entre Cataluña y España. La pluralidad que le había dado la victoria en las generales y municipales se ha convertido en un lastre. En un último intento de evitar la ruptura, un centenar de dirigentes, como los ex consejeros Montserrat Tura o Joaquim Nadal, y cargos locales del PSC firmaron un manifiesto en apoyo a los díscolos. El texto no descarta fundar un nuevo partido.