El desafío independentista

Objetivo de los CDR: sembrar el caos con una oleada de explosiones el 1-O

El juez García Castellón, que insinúa vínculos con Terra Lliure, les imputa delitos de pertenencia a organización terrorista, fabricación y tenencia de explosivos y conspiración para causar estragos.

Protestas frente a la Audiencia Nacional para pedir la liberación de los detenidos
Protestas frente a la Audiencia Nacional para pedir la liberación de los detenidoslarazon

El juez García Castellón, que insinúa vínculos con Terra Lliure, les imputa delitos de pertenencia a organización terrorista, fabricación y tenencia de explosivos y conspiración para causar estragos.

La célula de los Comités de Defensa de la República (CDR), desarticulada por la Guardia Civil en Cataluña tenía como consigna causar el caos mediante la ejecución de dos planes simultáneos, consistentes en la destrucción de redes eléctricas y de telefonía y en la paralización de vías de comunicación, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación.

Los siete arrestados (otros dos fueron puestos en libertad por la Guardia Civil y no han comparecido aún ante el magistrado) pasaron ayer su primera noche en la cárcel de Soto del Real (Madrid) después de que el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ordenase, a instancias de la Fiscalía, su ingreso en prisión incondicional, incomunicada y sin fianza por delitos de pertenencia a organización terrorista, fabricación y tenencia de explosivos y conspiración para causar estragos. A todos ellos los vincula con los Equipos de Respuesta Táctica (ERT) de los CDR, «una organización con una estructura jerarquizada que pretende instaurar la república catalana por cualquier vía, incluidas las violentas».

En el auto de prisión, el magistrado apunta posibles vínculos de los ERT con un histórico ex dirigente de Terra Lliure –la organización terrorista independentista ya disuelta– el 15 de septiembre de 2018, «una maniobra» que, según el instructor, se gestó «en la máxima clandestinidad». Los Equipos de Respuesta Táctica, dice el juez, constituyen una organización «con capacidad suficiente para llevar a cabo tácticas y maniobras con un alto nivel de profesionalización».

Las conversaciones intervenidas a los arrestados, las evidencias que se han incautado en los registros y las declaraciones de dos de los detenidos han permitido determinar el alcance de esos planes para sembrar el caos en respuesta a la sentencia del «procés».

Por un lado, una vez fabricados los explosivos para lo que ya disponían de los productos necesarios, pensaban atacar, como objetivo preferente, las antenas de comunicación que permiten el uso de los teléfonos móviles; y las torretas de líneas de alta tensión de electricidad.

Por el otro, mediante la fabricación de artefactos más pequeños, la paralización de las vías de comunicación. El método era relativamente sencillo: una vez colocada la bomba en un punto kilométrico de una autopista, carretera o vía férrea, se avisaba a los Mossos d’Esquadra.

Cuando los agentes comprobaran la existencia del artilugio, y que no se trataba de una falsa amenaza, tenían que cortar la circulación por el lugar afectado hasta la llegada de los especialistas de desactivación de los Tedax. Todo estos trabajos supondrían la paralización de las comunicaciones durante varias horas, con el consiguiente caos.

Dichos planes no eran una mera quimera, según las citadas fuentes, sino que se encontraban en fase de ejecución y, lo que es más relevante, contaban con la firme decisión de los miembros de la célula de llevarlos a cabo. Solo la actuación de la Guardia Civil de Cataluña ha logrado evitarlos. De hecho, los miembros de los CDR arrestados habían acudido a varios comercios a comprar los materiales (circunstancia comprobada por la Guardia Civil) y tenían en su poder «los apuntes» que habían tomado de tutoriales de internet en los que se explican cómo fabrican las bombas.

Entre estos «manuales» personales, la Benemérita ha encontrado uno que se refería a la Goma-2, un explosivo que, en teoría, es difícil de fabricar, dado que uno de sus componentes tiene la venta restringida, pero que, una vez obtenido, se habría podido materializar, con el gran poder destructivo que tiene.

Los investigadores no han dado por cerradas las pesquisas, ya que la composición de la presunta célula y los planes que tenía hacen sospechar en algún tipo de ente que les haya dinamizado.

De momento es una hipótesis, pero el caos que pretendían crear requería de acciones perfectamente coordinadas y para ello hace falta algún tipo de dirección. El trabajo de la Guardia Civil, que incluye la declaración espontánea y de colaboración de dos de los detenidos, que renunciaron a los abogados que les había asignado una asociación cercana a los CDR, ha permitido desmontar toda la estrategia mediática que el independentismo catalán había organizado para presentar la operación como un simple «montaje».

Además de los productos que se han incautado, existen fotografías de dependencias policiales y su localización geográfica, lo que hace sospechar que también podrían haber sido objeto de ataques en el futuro. De momento, tal y como adelantó LA RAZÓN, los miembros de la célula preferían actuar en zonas despobladas y con poca vigilancia.