Melilla
Picardo intensifica los rellenos: 15.000 toneladas en un mes llegan a Gibraltar
El Ejecutivo de Fabian Picardo está pisando el acelerador de cara a las próximas elecciones en el Peñón para hacerse con los favores de los 18.000 gibraltareños que se acercarán a las urnas en diciembre de 2015 para decidir quién será el próximo ministro principal de la colonia británica. Aunque la población de Gibraltar es demasiado pequeña para que se puedan realizar estudios demoscópicos fiables, fuentes conocedoras del asunto aseguran que el primer ministro de «La Roca» ve peligrar sus posibilidades de reelección y a tal efecto ha decidido intensificar las obras destinadas a la construcción de diversos proyectos que, bajo diversos pretextos, tienen como objetivo paliar la gran lacra que asola endémicamente a la economía gibraltareña: la escasez de metros cuadrados.
Así, como ya informó LA RAZÓN, el buque de carga «Hagland Boss», de bandera maltesa y casi noventa metros de eslora, lleva desde mediados de febrero realizando transportes masivos de piedras y áridos entre el puerto marroquí de Nador, situado algunos kilómetros al sur de Melilla, y Gibraltar. Este diario ha podido confirmar al menos cinco arribadas del «Hagland Boss» al Peñón los días 23 y 27 de febrero y los días 4, 8 y 12 de marzo. Su carga en cada una de estas singladuras se situó por encima de las 3.000 toneladas, lo que hace que la cifra total de áridos que ha llegado al Peñón en un mes se sitúe en 15.000 toneladas.
El procedimiento al llegar a Gibraltar siempre es el mismo: una vez situado en el fondeadero este de la colonia (en la parte del Peñón que da a Levante, es decir, al Mediterráneo y no a la bahía de Algeciras), el buque de carga recibe la visita de una gabarra que carga piedras de diversos tamaños y posteriormente los traslada más al norte, donde la Administración gibraltareña está levantantando varios proyectos destinados a aumentar la superficie de la colonia. Estas operaciones se realizan bajo la atenta mirada de efectivos de la Royal Gibraltar Police a bordo de una patrullera.
El destino principal de los materiales que está trasladando desde África a Europa el «Hagland Boss» es una zona de la costa este de Gibraltar llamada Sandy Bay. El Ejecutivo liderado por Fabian Picardo está construyendo actualmente dos espigones de 100 metros de largo cada uno, al norte y al sur de esta franja costera y un rompeolas bajo el agua de un metro de altura.
Según las autoridades del Peñón, esta actuación está encaminada a asentar la línea de playa y evitar de esta manera que las casas construidas a pocos metros del mar se derrumben. Previsiblemente, el efecto colateral que estos dos espigones tendrán en la playa será que Gibraltar gane un puñado de metros al mar y que, por tanto, el límite de las aguas territoriales que Gibraltar reclama como propias se retrase de igual manera. Verdemar Ecologistas en Acción ha denunciado en múltiples ocasiones este tipo de vertidos por dañar, probablemente de manera irreversible una zona de especial conservación definida por la Unión Europea.
Gibraltar ha intentado reinventarse a sí misma varias veces a lo largo de su historia y este intento de Fabian Picardo de sortear los efectos adversos de la política de firmeza que está llevando a cabo Madrid desde el vertido de bloques de hormigón el pasado mes de julio puede encuadrarse en una larga serie de proyectos para lograr el gran sueño de las autoridades del Peñón: la independencia económica de la metrópoli, es decir, que al Chancellor of the Exchequer (el equivalente al ministerio de Hacienda británico) no le cueste ni una libra mantener la colonia.
En buena parte, los proyectos encaminados a hacer realidad esta quimera figuran como elementos imprescindibles de la estrategia gibraltareña los vertidos al mar para ganar terrero al mar. No es ésta una argucia nueva. Un proyecto firmado por un ingeniero británico llamado Sanders proponía el relleno de la dársena del puerto de Gibraltar. Esta medida lograría, por sí sola, duplicar la superficie construible de la colonia.
En su informe, del que sólo se hicieron 37 copias y que fue pergeñado a principios de los años 80, este prestigioso funcionario gibraltareño de nombre Sanders proponía que tras el relleno del puerto de Gibraltar se construyera otro cuyo límite llegaría a las boyas que marcan los límites de la zona de prohibición en aguas españolas. El terrero ganado al mar pensaba utilizarse para la construcción de industrias de microelectrónica y alta tecnología, con gran capacidad para generar riqueza y pocas exigencias en lo que a metros cuadrados se refiere.
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