Marta Rovira
Puigdemont hará un propuesta alternativa para enmendar a ERC
El PDeCAT envía al asesor de Mas a Bruselas para «dar largas» a los republicanos y Pascal por «crecer en mayorías»
El PDeCAT envía al asesor de Mas a Bruselas para «dar largas» a los republicanos y Pascal por «crecer en mayorías»
ERC no se ha salido con la suya. El miércoles se filtró un supuesto documento negociado con Junts per Catalunya con nueve puntos en los que se planteaba el abandono de la unilateralidad en el proceso independentista. Los republicanos lo presentaron como un principio de acuerdo, pero lo cierto es que las conversaciones están en una fase incipiente, como demuestra que ayer ni Marta Pascal –PDeCAT– ni Marta Rovira –ERC– se refugiaron en generalidades para hablar de este supuesto acuerdo. Esta frialdad queda evidente ante el sonoro silencio que sobre este tema ha mantenido desde Bruselas, Carles Puigdemont, que ha puesto sordina a la idea de ERC.
«Este tema no llegará a ningún sitio» y «es más, si hay algún tipo de acuerdo, tarde o temprano a algo se llegará, le puedo asegurar que no será en base a estos nueve puntos», afirmaban personas conocedoras de los escasos contactos que en ERC habían subido al altar de negociaciones. De hecho, Joan María Piqué, hombre de confianza de Artur Mas que fue su director de comunicación como presidente y su asesor personal desde su defenestración, se ha hecho cargo del gabinete de Puigdemont en la capital belga. Piqué tiene una misión: «Evitar que la gente de ERC intente presionar a Puigdemont en favor de sus propios intereses». Estas fuentes señalan a Sergi Sol, la mano derecha de Oriol Junqueras en el partido y en su etapa de gobierno, y le acusan de haber maniobrado para filtrar este supuesto acuerdo.
Ante este escenario, las dos dirigentes de ERC y PDeCAT que ayer realizaron declaraciones se anduvieron con precaución. Rovira se limitó a afirmar que ERC «nunca ha hecho proclamas a favor de ninguna unilateralidad» y justificó el papel de su formación en la pasada legislatura argumentando que obedecieron «los mandatos democráticos emanados de las urnas». De esta guisa, la número dos de Junqueras defendió que en estos comicios se debía respetar el resultado electoral y, en consecuencia, abrir «una vía de diálogo y negociación» con el Gobierno. «Esto implica la bilateralidad que siempre hemos promovido», sentenció la republicana, que se vanaglorió de sus declaraciones sobre «muertos en la calle» porque han generado una dinámica positiva ya que el Estado «ha renunciado a la violencia», lo que nos indica que «estamos más cerca de una vía de diálogo».
El mismo camino siguió Pascal que, por su parte, dijo contundente que «no estamos en una pantalla unilateral», sin entrar en muchos más detalles. La coordinadora general del PDeCAT afirmó que hasta ahora «hicimos lo que dijimos que teníamos que hacer», aunque añadió que «lo podríamos haber hecho mucho mejor todo». La neoconvergente argumentó que llegar a la vía unilateral fue propiciada por «la actitud de Rajoy de no hablar», y apostó que «falta crecer en efectividad y crecer en mayorías».
En el cuartel general del PDeCAT consideran que «ERC ha fracasado con este movimiento» y han confirmado a LA RAZÓN que «seguiremos dando largas» a una operación que no consideren que les beneficie, en una evidencia de que las dos principales fuerzas soberanistas están enzarzadas en una lucha sin cuartel. La tercera en discordia, la CUP, reaccionó con virulencia en contra de este supuesto documento que aparcaba la unilateralidad, la principal reivindicación de los anticapitalistas, dejando en la estacada este supuesto acuerdo que ERC trataba de poner en marcha pensando en los Comunes, para crear una base sólida, una alianza con el partido de Ada Colau y Xavier Domènech que favoreciera la formación de un gobierno presidido por Junqueras tras el 21-D.
Este movimiento de ERC, fracasado por el momento, también trataba de dejar noqueado a Puigdemont, al que empiezan a ver como un peligro por el despegue de su lista en las encuestas.
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