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Crisis en el PSOE

¿Qué tiene que ocurrir para que Sánchez deje de ser presidente del Gobierno sin dimitir ni convocar elecciones?

Pese a que existen dos mecanismos constitucionales, ambos tienen, por el momento, poco futuro dada la composición del Congreso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su salida del Hemiciclo del Congreso de los Diputados. EUROPAPRESS

El PSOE atraviesa un momento complejo, marcado por la polémica política y una intensa presión mediática a raíz de la presunta implicación del ex secretario de Organización del partido, Santos Cerdán, en el conocido 'caso Koldo'.

En este contexto, la trama, que ahora ha alcanzado a una figura clave dentro del organigrama del PSOE -nada menos que el "número tres" de la jerarquía de la organización-, se ha vuelto insostenible para el Ejecutivo, que hoy ha protagonizado una pésima Sesión de Control cargada de acusaciones y reproches y poca autocrítica por lo ocurrido.

Sin embargo, a pesar del revuelo, el presidente del Gobierno ha salido al paso entre los rumores sobre su posible retirada de la primera línea política y ha negado rotundamente tanto su dimisión como la posibilidad de un adelanto electoral: "Las elecciones son cada cuatro años. Así ha sido y así seguirá siendo", sentenció para remarcar que no habrá comicios hasta 2027. Todo ello mientras que el Partido Popular exige con insistencia la convocatoria inmediata de elecciones generales.

Por este motivo, es de relevancia conocer cuáles son los mecanismos existentes para que Pedro Sánchez deje de ser presidente del Gobierno sin tener que dimitir de su cargo, e incluso sin tener que convocar elecciones; para lo que existen dos mecanismos constitucionales: la moción de censura y la cuestión de confianza.

La moción de censura: la vía más factible

El mecanismo más eficaz para que Pedro Sánchez deje de ser presidente del Gobierno, sin necesidad de que deba dimitir, es la moción de censura, que es un instrumento por el cual el Congreso de los Diputados solicita la comparecencia del presidente del Gobierno para exigirle responsabilidades políticas.

De este modo, esta debe ser presentada por, al menos, una décima parte de los diputados, y en el texto de solicitud de moción de censura presentado a la Mesa de la Cámara debe aparecer la motivación por la que se presenta y, además, el nombre del candidato alternativo al actual presidente del Gobierno.

Tras un debate entre los firmantes, el candidato a presidente y el líder del Ejecutivo en ejercicio, se procede a la votación pública por llamamiento. Así, para que la moción se apruebe se necesita mayoría absoluta, por lo que si se aprueba, el presidente actual y todo su Gobierno están obligados a dimitir y el candidato incluido a la moción queda investido como nuevo presidente del Gobierno.

Por el contrario, si no se consigue la mayoría absoluta, el presidente sometido a la moción, y su Gobierno, continúan ejerciendo sus funciones; además de que los diputados firmantes de la moción no podrán presentar otra en el mismo periodo de sesiones.

Sin embargo, el único que dada la composición del Congreso de los Diputados tiene alguna posibilidad de que esta medida salga adelante es el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, aunque lo cierto es que le faltan cuatro votos, más allá de los de Vox, para conseguir que esta moción prosperase. Motivo por el que, según el gallego, no lleva a cabo este mecanismo parlamentario.

Una cuestión de confianza... que depende de Sánchez

La cuestión de confianza es una de las dos formas de control al Gobierno que poseen las Cortes Generales, junto a la moción de censura. De esta manera, este instrumento legal, que se recoge en el artículo 112 de la Constitución Española, faculta al presidente del Gobierno, previa deliberación en el Consejo de Ministros, a someter su continuidad a la confianza de la Cámara, en este caso del Congreso de los Diputados.

De esta manera, la cuestión de confianza es un instrumento legal que se suele utilizar cuando el Ejecutivo atraviesa dificultades en el ejercicio de sus funciones, por lo que se suele presentar para que la Cámara refuerce su posición política y, así, que el Gobierno salga reforzado al conseguir la confianza del Parlamento.

No obstante, el impedimento para que este mecanismo expulse a Sánchez de La Moncloa es que la cuestión de confianza solo puede ser presentada por el presidente del Gobierno, por lo que depende de él mismo someter su continuidad a examen. Así, una vez presentada, se produce un debate en el Pleno del Congreso de los Diputados que finaliza con la confianza, o no, de este al Gobierno.

En este caso, si la cuestión de confianza se aprueba por mayoría simple del Congreso, el Gobierno sigue en su cargo y refuerza su posición política. En cambio, si la cuestión de confianza no consigue la mayoría simple, el presidente del Gobierno y todo su Ejecutivo debe dimitir obligatoriamente y el jefe del Estado tendría que designar a un candidato a presidente del Ejecutivo que debería someterse a la confianza de la Cámara para lograr su investidura durante el periodo de Legislatura restante.