Cataluña
Rajoy impulsará el diálogo con los partidos tras el 27-S
Garantiza a diputados y senadores que frenará el desafío independentista: «No aceptaré que se rompa la unidad de España»
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, trabaja ya en la gestión del día después de las elecciones catalanas. La estrategia de campaña del PP intensificará de aquí al 27-S la ofensiva para movilizar a su favor al votante que participa en generales, apoyando a uno de los dos principales partidos, y que desconecta en las autonómicas. Y para intentar conseguirlo multiplicarán los mensajes dirigidos a concienciar al electorado de lo que hay en juego en este examen electoral. Pero Rajoy está ya en el 28-S, consciente de que, sea cual sea el resultado, se abre un nuevo tiempo en la política catalana que exige «altura de miras y mucho sentido de Estado». Posiblemente, el mayor desafío a la estabilidad en democracia, admiten fuentes populares. «Ahora no toca hablar del día 28», sostienen en el PP. Porque ahora lo que toca es dirigir toda la artillería a conseguir que el PP remonte posiciones y salve los muebles frente al partido de Albert Rivera. Y, si cabe más decisivo, evitar que la lista independentista supere la cifra clave de los 68 diputados.
El bienestar, en riesgo
Difícil, pero en eso están en la cocina de Génova. Pero que ahora no toque no quiere decir que el presidente del Gobierno no esté ya manteniendo conversaciones en distintos ámbitos y con instancias políticas, financieras y empresariales; y planeando la respuesta del Estado para gestionar los resultados electorales.
Lo más probable, atendiendo a las encuestas, es la victoria del independentismo, justa, con una mayoría simple, con el apoyo de las CUP, insuficiente desde el punto de vista democrático para impulsar una decisión tan trascendental como una declaración unilateral de independencia. Pero suficiente como para que CDC y ERC intenten redoblar su órdago. Rajoy está convencido de que después de las elecciones habrá que sentarse a hablar, más allá de tácticas preelectorales y de los guiños de campaña que ha hecho el candidato del PP catalán, Xavier García Albiol. Desde la dirección popular apuntan al diálogo con el bloque constitucionalista, con socialistas y con Ciudadanos. Y abren también la puerta a hablar con la otra parte, siempre, puntualizan como condición, dentro del marco legal y el respeto a la legalidad vigente. Las decisiones que adopte el nuevo Parlamento catalán y la Generalitat determinarán la viabilidad del diálogo antes de las elecciones generales.
Estos comicios son una interferencia, que marca la estrategia de los dos principales partidos, pero también la de los soberanistas. Todo depende de lo que salga de las urnas. Pero Rajoy está dispuesto a dialogar, «dentro de la ley y sin olvidar su obligación con los catalanes que no se sienten independentistas y que quieren seguir siendo catalanes y españoles». Antes o después de las generales, el tablero político tendrá que moverse. La urgencia la marcará el nuevo Gobierno catalán.
Ayer, Rajoy presidió la reunión plenaria del Grupo Popular en el Congreso y en el Senado. Y ante diputados y senadores insistió en el mensaje de máxima firmeza en la aplicación de la ley para evitar la ruptura de España. Es el discurso que pide su partido y que reclaman también sus bases electorales. Rajoy también abordó el problema de los refugiados y la situación económica, en una reunión de trámite, si no fuera porque se inscribe en su estrategia de hacer más vida de partido para remontar posiciones tras los malos resultados de las autonómicas y municipales de mayo.
En relación a Cataluña, el presidente repitió ante sus parlamentarios sus habituales críticas al PSOE por su ambigüedad y por lo que entiende como una postura incomprensible en Cataluña. «No es fácil unirse con quienes regalan alcaldías a los independentistas y extremistas», argumentó, aludiendo así a algunas de las alianzas postelectorales en las que ha participado el PSC tras los comicios de mayo. Como en Badalona o Castelldefels. «Ni yo como presidente, ni nadie, aceptará que se liquide la unidad nacional, que se rompa la unidad de España, y tenemos mecanismos para ello», advirtió, sin entrar en detalles sobre cuáles será sus decisiones de verse ante la materialización de la hoja de ruta anunciada por la candidata única que encabeza Raül Romeva.
Frente a sus parlamentarios insistió en la importancia de hacer pedagogía sobre los efectos de la desconexión con España y «decirle la verdad a la gente». Y también apeló a la libertad y, dentro del respeto a los catalanes que se declaran independentistas, defendió que hay que gobernar para todos y no se puede despreciar a los que no quisieron participar en la manifestación de la Diada. «Hay que explicar que lo que se les está ofreciendo es la pérdida de Europa, de sus derechos, que la PAC y otras ayudas quedarían en situación distinta y perderían el acervo cultural que tienen como españoles y europeos. Supondría perdida de progreso, bienestar y riqueza».
Por otra parte, el presidente del Gobierno aprovechó la reunión plenaria de su grupo para marcar la agenda de fin de curso. Esta semana se aprueban en el Congreso los Presupuesto Generales del Estado para 2016, sobre los que aleccionó a sus diputados y senadores para que expliquen en sus circunscripciones la «buena nueva» de estas cuentas. También les aleccionó sobre la recuperación económica para que la vendan en sus circunscripciones. Por ejemplo, les detalló que la recaudación tributaria está aumentando, sobre todo la que procede de las Pymes, lo que confirma que de nuevo hay actividad económica. Y subrayó la «espectacular» subida del crédito. De hecho, en el último año, según el Banco de España, los créditos al consumo han subido un 55 por ciento; a vivienda, un 71 por ciento; y a pymes, más de 20 por ciento.
Aznar alerta de un pacto entre populistas y secesionistas
El ex presidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, inauguró ayer en Madrid, junto al ex presidente colombiano Andrés Pastrana, un máster en Gobierno, liderazgo y gestión pública del Instituto Atlántico de Gobierno. Allí, durante un coloquio en el que se trataban los tan actuales movimientos separatistas y populistas, el ex jefe del Ejecutivo avisó de que estos modelos de Gobierno basados en el rupturismo –y que en muchos lugares están sumando sus fuerzas– acabarán por romper con la sociedad democrática y el consenso. «Lo vivimos en España», avisó. Según el ex presidente, los nuevos partidos basados en el populismo y alejados del diálogo pueden afectar no sólo al propio país, sino también a Europa y a su futuro.
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