Bruselas

Rajoy a sus ministros: «Los ciudadanos tienen que notar la recuperación»

El Gobierno trabaja ya en los presupuestos de 2015 con el objetivo de que el crecimiento se traslade a la calle

La Razón
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El Gobierno trabaja ya en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para 2015. El encargo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido claro: tienen que ser los presupuestos «de la recuperación para los ciudadanos». Estas cuentas, que serán aprobadas por el Consejo de Ministros a finales de septiembre, para que estén en el Congreso de los Diputados el próximo día 30, son muy importantes para el Ejecutivo ante el último año de la Legislatura, un ejercicio que estará condicionado por el clima electoral. Primero, elecciones autonómicas y municipales, y luego, las generales. Es pronto, pero los trabajos han comenzado, en paralelo a la reforma fiscal. En el Plan de Estabilidad que se ha presentado a Bruselas hay muchas cifras que servirán de base para estos presupuestos, una de las últimas bazas con la que afianzar en la ciudadanía el mensaje de que la recuperación económica ha bajado ya de la macroeconomía a la microeconomía.

En los próximos meses la agenda del Gobierno tiene dos referencias: la económica, con la bajada de impuestos, un «sudoku» que está costando encajar, como principal referencia; y la política, con Cataluña como principal problema. Pero Rajoy encara el futuro con relativo sosiego. Hay reformas pendientes, compromisos con Bruselas que atender, no hay margen para aumentar el gasto público y todo depende del incremento de la recaudación. Y alguna iniciativa legislativa, como la conflictiva reforma del aborto, está pendiente de resolver y amenaza con traer más de un quebradero de cabeza. Pero aun así, en Moncloa creen que los meses venideros deben servir para empezar a recoger la cosecha de lo sembrado en estos difíciles años.

Por eso el mandato que tienen los ministros es bastante claro. Rajoy ya les ha dado a entender que mantiene su confianza, que no ve necesidad de cambios traumáticos y que en estos momentos no entra en su agenda hacer mudanzas ni siquiera para soltar algún lastre. Esta estabilidad es la base para el encargo: mantener el impulso reformista y la agenda legislativa, pero primando los mensajes en positivo, y procurando ejecutar al cien por cien el programa electoral con el que se presentaron a las elecciones.

Recuperación más rápida

En las previsiones del Gobierno no entra en juego la variable de que la recuperación económica dé marcha atrás, y sí la de que su ritmo será aún más rápido del previsto en la última revisión al alza realizada justo el pasado viernes, con motivo de la presentación del Plan de Estabilidad y de reformas que se traslada a Bruselas. «La clave está en que seamos capaces de conseguir que los ciudadanos empiecen a notar los efectos de la recuperación económica en sus familias y en sus bolsillos en un contexto en el que el desempleo seguirá siendo el gran lastre y donde más lentamente se notarán los efectos del fin de la crisis», sostienen en Moncloa. Este objetivo se ha puesto ya a trabajar toda la maquinaria del Gobierno y del partido. Influye la campaña electoral, por supuesto, pero la estrategia va mucho más allá e irá sostenida en una cadena de noticias en positivo, sean de cifras o de acción legislativa. Al menos ésta es la agenda con la que hoy trabajan.

Autonómicas apuradas

«El presidente cree que la victoria en las elecciones europeas, aunque sea por la mínima, servirá para darnos tranquilidad ante los retos electorales del año que viene. El desastre socialista nos facilita la salida en estos comicios. Pero las autonómicas se presentan apuradas y somos conscientes de que tenemos serios problemas en algunas comunidades autónomas», sentencia un alto cargo del PP. En paralelo a esta operación para mantener el pulso reformista mejorando la imagen del Gobierno, el partido no desactivará la movilización electoral hasta las generales.

Tanto en el Ejecutivo como en el PP, la mayoría cree que la victoria en las próximas elecciones generales la tienen al alcance de la mano, pero no la mayoría absoluta que hoy les permite presumir de estabilidad en clave nacional y ante Europa. Sin esa mayoría, y con un PP que salga «tocado» en algunas comunidades de los comicios autonómicos y municipales del próximo año, Rajoy se enfrentaría a una legislatura muy complicada por la presión territorial y la fragmentación parlamentaria. Pero Rajoy no se anticipa a lo que conllevaría tener que cruzar ese puente, y ahora lo que le preocupa es no dar pasos atrás en la salida de la crisis y poder presentarse ante los ciudadanos con el mensaje de que no sólo ha corregido sus incumplimientos electorales, sino que ha cumplido al cien por cien el programa con el que se presentó a las generales de 2011. De momento, sus balances proclaman que ya llevan ejecutado el 70 por ciento de sus compromisos.