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Rajoy: «Hay que hablar de las cosas que son importantes»
Mariano Rajoy ha destacado el liderazgo de España en el sector del automóvil y ha subrayado que, de vez en cuando, hay que hablar de "las cosas que son importantes", como ésta, frente a la tendencia a "contar las cosas que no son las mejores".
Tal es el ruido que está acompañando a las últimas novedades sobre el «caso Bárcenas», y tanta la presión para que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se pronuncie y las valore, que cualquier cosa que diga en estos momentos se relaciona con este escándalo. Aunque, como ocurrió ayer, el jefe del Ejecutivo no aluda ni directa ni casi indirectamente a este asunto, remitiéndose al procedimiento judicial abierto.
Ayer visitó la planta de General Motors en Figueruelas (Zaragoza), donde anunció la fabricación del Opel Mokka en esta factoría. En su mensaje incluyó la advertencia de que hay cierta tendencia a contar las cosas que no son «las mejores» y «de vez en cuando» hay que hablar de «las cosas que son importantes», como la excelencia del centro de Figueruelas.
En España hay «una cierta tendencia a contar las cosas que no son las mejores», se lamentó, informa Efe. Una queja que ligó con la reivindicación de la «extraordinaria capacidad competitiva de este centro de producción, referente internacional». En su discurso apeló también a lo necesitada que está la economía española «de alegrías», como el citado anuncio de la fabricación del Opel Mokka, pero no hubo ninguna otra posible referencia al «caso Bárcenas».
Y salvo novedades extraordinarias en su desarrollo judicial, en el plano político las cosas van a seguir donde están. Sobre lo primero, ni en el Gobierno ni en el PP tienen claro cuál va a ser su evolución, ya que depende del ex tesorero y también de la decisión del juez Ruz en lo que afecta a las vías de investigación en las que quiera profundizar. Pero a falta de que estas incógnitas se vayan despejando con el paso del tiempo, el discurso de la «plana mayor» se orientó ayer al cierre de filas más absoluto con Rajoy. Un gesto de apoyo con el que quieren además reforzar la teoría de que hay una «operación de derribo» contra el presidente del Gobierno. Moncloa y Génova vislumbran «una acción concertada» en ese sentido entre el mensajero mediático de Bárcenas, su nueva defensa y el sector del partido «que lleva remando contra Rajoy desde las elecciones de 2008», apuntan fuentes próximas a Rajoy en alusión a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre. A quien ayer, por cierto, respondió el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando. Si ella el día anterior había animado a Génova a enfrentarse a las posibles irregularidades en la financiación del partido, Hernando le contestó que quizá a lo que se refiere es a alguna irregularidad que tenga que ver con la organización regional madrileña.
Más allá de este choque, que liga con las sensibilidades que conviven dentro del PP, el discurso y la posición oficial se mantienen, aunque la situación obliga a revisar la estrategia en clave de partido y también en lo que afecta a la acción del Gobierno.
En la cúpula popular son conscientes de que al margen de que no haya ningún coste penal para el PP, este caso está haciendo un daño importante en las estructuras de la organización, porque está sembrando la sospecha de que en los cuadros directivos ha funcionado un sistema basado en las fidelidades económicas, y del que se habrían beneficiado unos cuantos.
Otro debate paralelo es el de si cabe todavía responder a Bárcenas con movimientos dentro del equipo de Génova. La impresión mayoritaria en las filas populares es que esa oportunidad se perdió en enero, cuando se conoció la comisión rogatoria y la fortuna, sólo una parte de ella, que Bárcenas había acumulado en el extranjero.
«Fijada una posición en enero, el único camino es ratificarnos en ella y esperar», sostienen.
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