PP

Rajoy impone la unidad en el PP sobre los debates sociales

El presidente ordena que, en caso de que no haya consenso, no se asuma ninguna posición vinculante y se remita a expertos o al Parlamento. Su máxima prioridad es que sea un cónclave «absolutamente tranquilo».

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante una entrevista con LA RAZÓN en el Palacio de La Moncloa
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante una entrevista con LA RAZÓN en el Palacio de La Moncloalarazon

El presidente ordena que, en caso de que no haya consenso, no se asuma ninguna posición vinculante y se remita a expertos o al Parlamento. Su máxima prioridad es que sea un cónclave «absolutamente tranquilo».

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, busca un Congreso del PP «absolutamente tranquilo». Es su prioridad. Que no haya ruido que interfiera en su mensaje de unidad y de estabilidad. La única amenaza para esa paz interna puede venir de los debates sociales abiertos a raíz de las enmiendas presentadas por algunos compromisarios, bajo el apoyo de organizaciones territoriales, a las ponencias que se debatirán en ese cónclave, y con la maternidad subrogada como principal elemento de discusión. A Rajoy nadie le va a discutir ni una coma del equipo con el que se presente al cónclave, incluso aunque no atienda la demanda de cambio en la Secretaría General.

Además de la maternidad subrogada, también han suscitado el interés de los compromisarios otras cuestiones como el aborto o la custodia compartida, pero el primer debate es el más polémico. Sobre todo después de que destacados barones y miembros de la dirección nacional se hayan posicionado a favor de que el PP apoye su regulación, siguiendo el modelo de otros países como Estados Unidos.

Rajoy no quiere discusiones ni que el debate sobre estos temas sociales abra heridas que distraigan la atención en el Congreso de su único objetivo, conseguir que esta reunión sea una plataforma para vender la imagen de un partido unido alrededor de su liderazgo y de su proyecto. «El presidente conoce el alcance de las distintas sensibilidades que conviven dentro de su partido y cómo determinadas cuestiones pueden todavía generar fracturas importantes en el seno de su organización política», explican en la cúpula popular. Por un lado, por tanto, está el discurso de referentes territoriales que están más pegados a la realidad social y a una evolución coherente con una estrategia dirigida a ampliar la base electoral del partido. Y, por otro, el sector más conservador y muy radical en la defensa de algunas esencias con connotaciones éticas o morales. De hecho, los redactores de las ponencias, que son los encargados de negociar con los enmendantes, han recibido incluso algún aviso de abandono del partido si se aprueban cambios como el de aceptar la regulación de la maternidad subrogada.

En Génova siguen trabajando para conseguir un punto de consenso que recoja la distintas sensibilidades. Pero si no es posible ese consenso, la posición de Rajoy es que no se asuma ninguna posición vinculante y que se obvie el conflicto con una referencia a que el partido es consciente de estas nuevas realidades sociales y se remite a lo que puedan aprobar los Parlamentos o decidan los comités de expertos.

Otro tema que sigue abierto es el de las incompatibilidades de cargos. Con independencia de que en el partido hayan asumido que, finalmente, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, conseguirá imponerse en su objetivo de mantener la Secretaría General del PP, aunque no pueda ejercerla en la práctica y Rajoy tenga que descargar las responsabilidades que a ella le competen en otro dirigente, tomando el referente de la figura del coordinador general que ya ensayaron en el pasado. Para ese cargo se habla del actual vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo. Este último ha ido asumiendo responsabilidades y ganando confianza dentro de la organización desde que ascendió al cargo tras los malos resultados de las últimas elecciones autonómicas y municipales. Rajoy cambió entonces al equipo de Génova y rectificó de manera implícita la gestión de Cospedal, aunque ya entonces ella se negó a dejar la Secretaría General. Como los cambios son relativamente recientes, y todos los vicesecretarios del partido han recibido encargos de cara a la organización del Congreso, en el PP no hay especulaciones sobre relevos en el equipo de dirección del PP, salvo en lo que toca a la Secretaría General. Pero Rajoy no ha comunicado aún nada. De la misma manera que la dirección del PP quiere evitar que los debates sociales más delicados les abran heridas, tampoco va a arriesgar en otros debates parejos y que afectan directamente a las reglas internas, como el de la disciplina de voto. La discusión planteada por un compromisario se ha resuelto con un acuerdo que tiene más de pose que de cambio real en el funcionamiento actual. El voto en conciencia, como ha ocurrido hasta ahora, será absolutamente excepcional.