Gobierno de España
Rajoy se prepara para una doble investidura en agosto y octubre
Moncloa cambia de estrategia y valora que el presidente tenga ahora que perder una primera votación en el Congreso. Los populares barajan que se celebre una primera sesión parlamentaria a finales de agosto y una segunda, en octubre
El PP revisa su estrategia y asume que Sánchez y Rivera presionarán para que fracase en una primera cita en el Congreso
El guión del PP va adaptándose necesariamente a las circunstancias. Moncloa empieza a revisar el escenario inicial con el que trabajaban. Rechazaban una doble investidura, y se oponían también a que Mariano Rajoy se presentase a una investidura fallida que sólo tuviera como objetivo «desgastar» a su candidato. Pero el inmovilismo del PSOE y de Ciudadanos ha hecho que en el PP comiencen a reconsiderar su estrategia y, sobre todo, los tiempos. En el discurso oficial no hay cambios, y Rajoy iniciará esta semana una nueva negociación con Pedro Sánchez y Albert Rivera sin rectificar la ambigüedad sobre si acudirá al Congreso, si no consigue los apoyos necesarios, con la que asumió el encargo del Rey Felipe VI de intentar formar Gobierno.
Pero en Moncloa y en la dirección popular se impone el escepticismo sobre el resultado de esa negociación. Si antes preveían que para estas fechas la presión ya habría hecho mella en Ferraz y en el «no» de Sánchez a facilitar la investidura del único «Gobierno posible», esa hipótesis parece cada día más lejana. En el PP asumen que el margen para que Rajoy no vaya a la investidura es muy poco, y que las posibilidades de que Sánchez y Rivera se muevan en las próximas semanas son muy pequeñas. Ir más allá de finales de agosto para convocar una primera sesión de investidura es casi «insostenible», admiten fuentes populares. Es el plazo en el que vence el margen para convocar un Gobierno con tiempo aún de aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y las demás previsiones económicas de las que depende el nuevo plan para cumplir con los nuevos objetivos de déficit que impone la Comisión Europea. «Si no hay acuerdo, tendrán que explicarlo», sentencian en Moncloa. La decisión sobre la investidura es de Rajoy, y la adoptará, según precisan en su entorno, cuando terminen «estos días de intensas negociaciones». Pero, entretanto, la impresión en el PP es que esta nueva negociación terminará sin avances porque «la decisión política es hacer que Rajoy fracase en una primera investidura». Ante la persistencia de bloqueo, el PP revisa su discurso para centrar el foco en la responsabilidad de Sánchez y Rivera en las consecuencias políticas y económicas de que no pueda conformarse un nuevo Gobierno en agosto.
Esto lleva a que en el PP no descarten ya que tenga que celebrarse una nueva sesión de investidura antes de dos meses. Esto situaría el calendario en octubre, fecha para la que ya se habría aclarado el escenario electoral vasco y el gallego, y esto podría ayudar a que se rompiese el bloqueo a favor de Rajoy. Podría moverse el PNV, y se aliviaría la presión partidista sobre Ciudadanos al despejarse el horizonte electoral. También valoran en Moncloa cómo puede haber evolucionado para esa fecha la situación interna socialista. El lendakari, Íñigo Urkullu, anunció el viernes el adelanto de los comicios autonómicos para finales de septiembre, y hasta ahora el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, había comentado internamente que su deseo era que coincidieran el mismo día que las vascas. El adelanto de Urkullu viene bien a Rajoy, y se espera ahora el movimiento gallego.
De momento no hay fechas marcadas en el calendario y Rajoy se ha quedado en Madrid este fin de semana para preparar las reuniones del martes y del miércoles con Sánchez y Rivera respectivamente. Una vez que los dos mantienen que no quieren negociar nada hasta que pase la investidura, en Moncloa valoran el sentido de hacer nuevas ofertas o de plantear cambios concretos en el documento programático que remitieron a todos los partidos antes de la ronda de consultas del Rey. Un texto basado en su programa electoral. Ahora perfilan la nueva estrategia, pero con un principio claro, el de mantener el cierre de filas con su candidato: «No es negociable la continuidad de Rajoy, ni ahora ni luego. Antes, elecciones», sentencian. También el presidente del Gobierno en funciones certificó el jueves, tras reunirse con Felipe VI, que no está dispuesto a dar un paso atrás después de haber ganado las elecciones de nuevo y por más ventaja. «Estamos dispuestos a negociar. Pero si no quieren hablar de política y de programa, no hay otra alternativa que unas nuevas elecciones», insisten. La sorpresa, de haberla, no vendrá del lado de la candidatura de Rajoy.
El grupo propio de CDC, clave
Esta semana, la Mesa del Congreso debe decidir si da o no grupo propio a Convergència en la Cámara, una decisión que se dilató para no hacerla coincidir con el órdago del Parlament y que también puede tener su efecto en las negociaciones de investidura. A priori, PP y PSOE son proclives a que se constituya en grupo parlamentario. Un gesto que les podría ayudar a articular sus ejecutivos.
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