Política

El Rey abdica

Moncloa respira: «Objetivo cumplido»

Da por superado lo más difícil del relevo en la Corona y muestra su temor: «No sólo nos jugamos el futuro de la Monarquía sino el futuro de España y la recuperación»

El rey Jun Carlos conversa con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy
El rey Jun Carlos conversa con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoylarazon

MADRID- El Gobierno respira seis días después de que Su Majestad el Rey Don Juan Carlos compareciese en el Palacio de la Zarzuela para confirmar la decisión de abdicar, que horas antes había anunciado el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, en Moncloa. Rajoy, por naturaleza tranquilo en la toma de decisiones y en la gestión de las dificultades, sí ha vivido con cierta tensión el trámite de un proceso sobre el que decidió confiar sólo en la vicepresidenta de su Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Y ésta, en muy pocos colaboradores suyos. Seis días después, en Moncloa dan por cumplido el objetivo: la sorpresa en el anuncio, el respaldo del líder de la oposición, una agenda calculada al milímetro para los días posteriores, de tal manera que permitiese escenificar «todos los gestos necesarios» para la puesta en escena del relevo en la Corona, y debilidad de las voces críticas con la Monarquía. Con los partidos que se han desmarcado se contaba por adelantado, salvo, si acaso, CiU. Y la formación nacionalista, al final, está dando marcha atrás una vez que se ha dado cuenta del «error institucional» que suponía colocarse al margen del cambio en la jefatura del Estado.

«Lo más difícil ha pasado ya», dicen en Moncloa, dentro de una operación que «afecta a la estabilidad política y económica de España». «No sólo nos jugamos el futuro de la Monarquía, sino el futuro de España, teniendo en cuenta la coyuntura en la que se produce la sucesión y los retos que tiene por delante el Gobierno y el futuro Rey», sentencia un ministro. De momento, las impresiones que han recibido en Moncloa apuntan que en la opinión pública ha caído bien el traspaso de poderes de Don Juan Carlos al Príncipe de Asturias. Hay quienes incluso ya «venden» que hay primeros sondeos que revelan un repunte en la valoración de la Casa Real. Y esperan que esta mejoría en la imagen vaya a más en los próximos meses, al calor de una agenda tan estudiada como la que se ha desplegado esta semana o la que se verá con motivo de la proclamación de Felipe VI. «Habrá muchos más gestos que permitan conjugar la idea de la continuidad y la apertura de otra etapa, como, por ejemplo, los que se producirán en la ceremonia de proclamación. Hay gestos en el fondo y en la forma», anticipan desde el Gobierno, subrayando, en concreto, dos primeros mensajes: la sobriedad y el carácter aconfesional de la proclamación del nuevo Rey.

El triángulo entre Don Juan Carlos, Don Felipe y Rajoy viene funcionando desde hace meses y seguirá activo en las próximas semanas, y meses, porque la previsión es que el Rey saliente participe, casi siempre en la sombra, en el rodaje del nuevo reinado. En el calendario de este episodio histórico han influido dos factores externos: la crisis socialista y el miedo a la filtración por parte de alguno de los que acabaron siendo informados de lo que se estaba «cociendo» entre Moncloa y Zarzuela. Hay incluso quien apunta a algún ex presidente del Gobierno y a sus relaciones con «opinadores influyentes» cercanos a sus colaboradores.

Pero, en cualquier caso, la base estaba hecha y el acuerdo con Rubalcaba, fundamental para que el proceso saliese bien, «también estaba ya cerrado». A partir de ahora, Rajoy tiene intención de impulsar sólo los cambios normativos estrictamente necesarios para cerrar el círculo del relevo de Don Juan Carlos. Si Don Felipe pidiese ir más allá en cualquier aspecto, el Gobierno atendería esa demanda, pero por iniciativa del Ejecutivo no se pondrá en marcha una reforma constitucional ni tampoco ninguna Ley de la Corona, por citar dos cuestiones que están en el debate político y ciudadano. Según Rajoy, cualquier proceso de esa entidad necesitaría venir avalado por el PSOE, de partida, y luego incorporar el apoyo de otros grupos. El escenario en esta legislatura es ya complejo, sobre todo por la indefinición en la que están los socialistas, y «no pinta mejor para la próxima», sentencia uno de los colaboradores del presidente. Por tanto, Rajoy no se moverá de la defensa del orden constitucional si no encuentra en el futuro líder del PSOE un aliado «seguro» para definir un objetivo y una hoja de ruta para cualquier modificación legislativa de alcance. Como ocurre cuando le toca hacer cambios en su equipo o en su política, también en el relevo en la Monarquía es partidario de minimizar los efectos de esta decisión de Don Juan Carlos. «Normalidad por encima de todo. Sin sobresaltos», dice un ministro.