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Memoria Histórica

El relevo del prior del Valle de los Caídos allana la resignificación de Cuelgamuros

Santiago Cantera termina su mandato con la negociación abierta al más alto nivel entre la Iglesia y Moncloa

Santiago Cantera ingresó en 2002 en la abadía de Cuelgamuros, y en 2014 fue nombrado prior de la comunidad religiosa Alberto R. Roldan La Razón

Relevo al frente de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, la comunidad de monjes más popular de España y en el punto de mira del Gobierno dentro de su plan de resignificación del enclave madrileño para aplicar la Ley de Memoria Democrática. Según ha podido confirmar LA RAZÓN, el padre Santiago Cantera ha sido relevado en su cargo como prior administrador después de cumplir los tres trienios preceptivos y sin posibilidad de prorrogar más tiempo su mandato.

Este cambio de liderazgo al frente de la comunidad benedictina coincide con los fastos del Gobierno de Pedro Sánchez para celebrar los cincuenta años del fallecimiento de Francisco Franco.

Precisamente, Moncloa buscaba, dentro de los golpes de efecto para conmemorar este aniversario, culminar la resignificación del enclave, que incluiría, a priori la salida de Cantera.

Desencuentro institucional

Y es que desde el ala socialista del Ejecutivo no se le perdonaría al ya exprior la oposición manifiesta que abanderó para evitar la exhumación del cuerpo del dictador, un posicionamiento que generó un desencuentro institucional entre el Estado y la Santa Sede.

Fuentes eclesiales sentencian a este diario que el fin de la «era Cantera» coincide, sin buscarlo, con las negociaciones abiertas con el Gobierno.

De la misma manera, niegan de forma categórica que el relevo benedictino haya sido fruto de presiones de Moncloa. Sin embargo, sí saben que de esta forma allanan el camino para que la comunidad benedictina pueda continuar realizando su apostolado en el Valle de los Caídos, esto es, rezando por la reconciliación de los españoles y con su labor educativa a través de la Escolanía.

Tras culminar su mandato, Cantera será sustituido por el padre Alfredo Maroto, monje de la abadía que ha llegado a ser maestro de novicios y responsable de la pastoral vocacional de la casa.

La regla benedictina

A su designación se habría llegado después de un proceso de discernimiento iniciado por la comunidad benedictina el pasado mes de noviembre, con el acompañamiento y supervisión del abad de Saint-Pierre de Solesmes, Dom Geoffroy Kemlin, el religioso francés del que depende en última instancia para decisiones de alto calibre el cenobio madrileño.

Desde el monasterio francés aseguran a LA RAZÓN que el reemplazo suscitado en el Valle de los Caídos se habría realizado «según los procesos establecidos por la regla benedictina».

Evitar tensiones

De esta manera, la renovación en la cúpula de los benedictinos, que supone un cambio de rostro, podría ser un puente para evitar tensiones en el diálogo abierto entre la Iglesia y el Gobierno. Este periódico ha podido saber que el Ejecutivo habría mantenido ya varias reuniones en las que han participado el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, y el nuncio vaticano, Bernardito Auza. O lo que es lo mismo, los máximos responsables de la Iglesia española y el embajador de la Santa Sede estarían al tanto de cada uno de los pasos que pretende dar Moncloa en los próximos meses. Además, el abad de Solesmes también ha sido partícipe de estas conversaciones y se ha reunido en varias ocasiones con Argüello, Cobo y Auza, compartiendo la visión adoptada por los prelados en esta cuestión.

En todo este contexto, el pasado mes de diciembre, desde la Presidencia del Episcopado español y de Nunciatura se acordó que el interlocutor entre la comunidad benedictina y la Santa Sede fuera el cardenal Cobo para «coordinar cualquier tipo de interlocución».

En esta misma línea, fuentes eclesiales remarcan que la Secretaría de Estado de la Santa Sede –esto es, el equipo de Gobierno del Papa Francisco– «ha sido informada de todos estos encuentros, con el correspondiente respaldo a los interlocutores eclesiales».

Además, desvelan que el Gobierno socialista «ha mantenido, de la misma forma, reuniones con la Secretaría de Estado vaticana en orden a conocer posturas y negociar la presencia de la Iglesia en el proyecto que presentan de resignificación de cuanto hay en el Valle».

Las líneas rojas: los monjes y la basílica

Como ya adelantó LA RAZÓN, la Iglesia siempre ha defendido la presencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la basílica, dentro de la misión evangelizadora en este lugar histórico que pasa por «educar, orar y potenciar la paz y el encuentro». El cardenal Cobo ya manifestó en una entrevista a Europa Press que estas serían las dos líneas «inviolables» para «dialogar con sosiego» y «sin ideologizaciones». Con este punto de partida, sí se colaboraría en una «resignificación» del templo, si se entiende como tal, ayudar a comprender, desde una mirada de paz y reconciliación lo que sucedió durante la Guerra Civil y la dictadura en un lugar donde descansan los restos de miles de fallecidos de la contienda. Como ejemplo, se apunta que no habría problema alguno para acometer cualquier obra que implicara símbolo franquista que pudiera encontrarse o colocar paneles explicativos para contextualizar cualquier elemento del lugar.