Elecciones
Rubalcaba busca el aval de los barones para frenar el adelanto de primarias
La dirección propone situarlas entre las europeas de 2014 y las autonómicas de 2015, nunca antes. Salvo la de Tomás Gómez, no se esperan voces contrarias
La cita incluye un extenso orden del día: informe anual del secretario general sobre el trabajo de oposición; análisis del primer año de Gobierno del PP, debate sobre el modelo de Estado; reforma de la Ley de Régimen Local, conferencias políticas... Sin duda, el tema estrella, el que más páginas de periódico ha ocupado, la fecha de las primarias, un asunto que la dirección federal pretende orillar en favor del debate político y la revisión del proyecto socialdemócrata y que, sin embargo, estará sobre la mesa.
Rubalcaba reúne hoy a la plana mayor del PSOE, a todos los secretarios generales y a una representación de alcaldes con dos objetivos claros: uno, consensuar una hoja de ruta con la que inaugurar 2013 y dos, un compromiso de los barones para frenar la eterna polémica de las primarias. Si logra el aval del poder territorial para la elección del próximo candidato a generales entre junio de 2014 (fecha en que se celebrarán elecciones europeas) y mayo de 2015 (autonómicas y municipales) tendrá más posibilidades de salir incólume del próximo Comité Federal que se celebrará el 12 de enero. Para esa fecha los críticos preparan una ofensiva que bajo la reivindicación del adelanto de las primarias –que ésta vez serán abiertas a militantes y simpatizantes– esconde una enmienda a la totalidad del actual liderazgo.
El cónclave de hoy cerrará un calendario aproximado –sin concretar fechas– tanto para las conferencias políticas de 2013 como para las tan demandas primarias. Y la intención de Ferraz es situar estas entre las elecciones europeas de 2014 y las municipales y autonómicas de 2015. Celebrarlas antes, como reclama con insistencia el cada vez más diluido sector crítico sería, en palabras de la dirección federal «un suicidio colectivo», ya que si se convocaran con tanta antelación sobre las generales, «podría acabar en meses con el efecto positivo de revitalización del partido que se espera de ellas». Añaden además que en la situación actual, «con los ciudadanos preocupados por los efectos de la crisis, nadie entendería que el PSOE se enzarzara en un proceso interno que llevará meses». Y es que además de la convocatoria en sí, el PSOE aún debe aprobar el reglamento de las primarias abiertas que mandató el Congreso de Sevilla.
Estas últimas semanas, la dirección federal, en especial Rubalcaba, Elena Valenciano y Óscar López, se han empleado a fondo en la negociación previa al cónclave de hoy. Y en principio, salvo el siempre contestatario Tomás Gómez, no se espera disenso. Andalucía, con Griñán a la cabeza, ya ha dicho que las primarias deben celebrarse lo más cerca posible de las elecciones generales –la baza de Andalucía sería más adelante la petición de un congreso extraordinario–; el extremeño Fernández Vara defiende la «irrelevancia» del asunto frente a la importancia de encontrar un discurso político capaz de dar solución a los problemas de los ciudadanos; el catalán Pere Navarro, como el gallego Patxi Vázquez, no está para levantar mucho la voz después del pésimo resultado en Cataluña; el asturiano Javier Fernández es hombre de confianza del «aparato» del mismo que el vasco Patxi López –que hoy no estará en el cónclave ya que asistirá a la toma de posesión del lendakari– y el castellano-manchego García Page –más partidario de celebrarlas a finales de 2013 o principios de 2014– se conforma con que se sitúen antes de las autonómicas, un compromiso adquirido ya por Ferraz.
En realidad, la mayoría de los barones es consciente de que tras el debate de las primarias se esconde un claro cuestionamiento al liderazgo de Rubalcaba, a quien cada vez menos secretarios generales ven en el próximo cartel electoral del PSOE. Todos reivindican el legítimo derecho del que fuera ex vicepresidente del Gobierno a cumplir con el mandato que le otorgó el congreso federal de Sevilla, esto es hacer la necesaria transición política, orgánica e ideológica que precisa el partido para volver a ser alternativa de Gobierno y por tanto marcar su propio calendario. En contra de esta posición «oficialista» están quienes creen que el problema se llama Rubalcaba y que el congreso federal se equivocó con su elección. A los que demandan la revancha de Sevilla y se postulan ya para unas primarias no convocadas, desde la dirección federal se les reta a presentar una moción de confianza con petición de dimisión de toda la Ejecutiva en el próximo Comité Federal de enero. ¿Apuestas?
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