Opinión

Lo saben

La izquierda necesita activar más de un millón de votos

Antes de abandonar el Ministerio, Yolanda Díaz se ha sacado el estatuto de la manga
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda DíazJ.J.GuillenAgencia EFE

Lo saben, pero no parecen darse cuenta. «Lo que desmoviliza a la izquierda es subrayar nuestras diferencias y no nuestras conquistas». Lo dijo Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, en sede parlamentaria en junio de 2022. Desde entonces ha llovido mucho –solo políticamente porque de agua caída del cielo poca– y las broncas se han encadenado y crecido de forma exponencial. La Ley de Vivienda ha dado un soplo de aire fresco para camuflar la Ley del «sí es sí» que sigue coleando o la Ley Mordaza que está en barbecho. Esto en el campo legislativo. En el político, la tensión se ha desplazado a Sumar y Podemos.

Ayer, en «Espejo Público», Iván Redondo lo dejó muy claro. La tensión entre Sumar y Podemos está poniendo en peligro la Comunidad Valenciana y Madrid, y en Barcelona Ada Colau se está descolgando del grupo de cabeza que lidera Jaume Collboni. Es decir, la coalición, la palabra clave de la izquierda para gobernar, hace aguas porque los líderes de Sumar bajan en las encuestas. Ya sea Colau, Mónica García o Compromís. Por si fuera poco otro dato: ser terceros en las provincias que eligen menos de 6 diputados –28– dirimen 10 diputados a favor de la izquierda. Nada más, y nada menos, que la victoria en las elecciones. Nada más, y nada menos, que reeditar el Gobierno de coalición. Lo saben, pero no parecen darse cuenta.

En el alero todavía está la participación de Yolanda Díaz en estas elecciones. En teoría, Sumar no se presenta. En la práctica sí lo hace. Es más, se presenta en los territorios y ciudades que marcarán quién gana las elecciones municipales y autonómicas, y cómo queda la izquierda para afrontar el último semestre hasta las generales. Lo saben, pero no parecen darse cuenta.

Como bien dijo el presidente, las constantes cuitas dejan al electorado progresista sin referencias y, lo que es peor, harto de que se ponga el acento en el fiasco y que no se ponga en valor lo conseguido. Desde los ERTE o la Reforma Laboral hasta las leyes más sociales. En definitiva, lo desmovilizan frente a una derecha que juega estos partidos en una especie de todo o nada. Lo saben, pero no parecen darse cuenta. O no quieren.

Pablo Iglesias sacó músculo en Zaragoza este sábado. Dejó la puerta abierta a un acuerdo con Yolanda Díaz. La líder de Sumar le zumbó algunos zascas en el programa de Évole con un lenguaje contenido pero no insípido, inoloro e incoloro. Se le entendía todo. Hace también un año, la vicepresidenta segunda dijo que se daba un año para combatir la desafección de la izquierda. «Si queréis yo me sumo», añadió. Corría julio de 2022. La desafección continúa impertérrita. Se ha sumado pero todo sigue igual. Un detalle en plena faena de alcanzar un acuerdo se va la líder de Sumar a Estados Unidos para «tejer lazos internacionales» con la izquierda norteamericana. La idea no me parece negativa en sí misma, pero hubiera sido más ilusionante si en casa se hubieran tejido los lazos nacionales con Podemos, porque sin Podemos la izquierda va directa al precipicio. Yolanda Díaz se da una tregua. ¿Se la puede dar la izquierda?

Todos los votos valen. Lo saben, pero no parecen darse cuenta. La izquierda necesita activar más de un millón de votos de los que se han quedado en casa o se han ido a otras formaciones. Son gente progresista hastiada que necesita recuperar la ilusión, no solo votar contra la derecha, de un gobierno de izquierdas. Ya sea votando al PSOE o votando a Sumar, con Podemos metido en sus entrañas.

Las cosas no se aclararán hasta después del 28-M. Nadie moverá pieza hasta después de mayo y se me antoja tarde, porque los acuerdos después de autonómicas y municipales pueden parecerse demasiado a un «sálvese quien pueda», a pactos de resistencia y no pactos para enamorar a centenares de miles de votantes. Lo saben, pero no parecen darse cuenta.