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El periscopio

Sánchez regresa del cortijo

El presidente y familia han disfrutado de una etapa estival a costa de los ciudadanos cuando muchos de ellos ni siquiera han podido consumir unos pocos días de asueto

Entrada a la residencia de Lanzarote donde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pasado sus vacaciones Adriel PerdomoEFE

El presidente del Gobierno se ha tirado casi un mes de lujosas vacaciones en la residencia real de La Mareta, únicamente interrumpidas por unas salidas calculadas de la propaganda monclovita a las zonas devastadas por los incendios. La magnífica exclusiva publicada por LA RAZÓN el pasado lunes, con la imagen de Pedro Sánchez y su señora Begoña a bordo de una lancha para practicar deportes náuticos lo dice todo. «Mientras Sánchez bucea España se incendia», ha sentenciado la número dos del Partido Popular Europeo (PPE), la catalana Dolors Montserrat, quien está haciendo una labor ejemplar en Bruselas en defensa de los intereses de España.

Una imagen vergonzante que aflora críticas enormes sobre un verano inédito para cualquier primer ministro europeo, mucho más discretos y a cargo de sus sueldos propios. El blindaje de Pedro Sánchez en La Mareta, con el cierre de los espacios aéreos y marítimos para salvaguardar su intimidad, traspasa todos los límites. El presidente y familia, esposa, hijas, padres, cuñados, sobrinos, amigos y hasta el perro, han disfrutado de una etapa estival a costa de los ciudadanos, cuando muchos de ellos ni siquiera han podido consumir unos pocos días de asueto asfixiados por los impuestos de la vicepresidenta, ministra de Hacienda y a la par todavía incomprensible candidata andaluza, María Jesús Montero. Un escándalo en toda regla que el PP llevará, con acierto, a exigir explicaciones en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez, como un nuevo rico pijoprogre acantilado en el sillón del poder, ha hecho de La Mareta, su propio cortijo. Nunca pudo imaginar el Rey Don Juan Carlos, quien recibió ese regalo de su gran amigo el monarca Hussein de Jordania, y luego donado a Patrimonio Nacional, que iba a tener semejante inquilino. El mismo que le impide, bajo una lamentable injusticia, volver al país en el que fue un gran Jefe de Estado durante tantos años. Mezquino comportamiento de un gobernante que ignora la historia y solo vive para mantenerse a toda costa en La Moncloa, chantajeado por los socios separatistas, comunistas y bilduetarras que un día dijo repudiar. Todo vale para mantener la poltrona. Sánchez ha regresado del cortijo lanzaroteño con la vista puesta en varios frentes: la emergencia climática, que es un camelo en toda regla. Los Presupuestos, que asegura presentar aunque no sabe todavía con qué apoyos. La invasión del poder judicial con la infumable ley Bolaños. La de medios informativos, basta ver los últimos fichajes de la televisión pública que producen sonrojo con suculentos sueldos a costa de los contribuyentes. Y una ofensiva despiadada contra Alberto Núñez Feijóo, a quien si pudiera le cortaría la cabeza como un verdugo en la plaza pública. Atención, porque las terminales políticas y mediáticas de la izquierda hierven desatadas como el fuego que asola España.

Sin embargo, el regreso del cortijo no se presenta tan placentero para Sánchez. En el horizonte están los procesos judiciales que le afectan de plano. Las graves imputaciones del juez Peinado sobre su mujer, Begoña Gómez, citada a declarar el próximo día 11 de septiembre junto a su asesora, Cristina Álvarez, por malversación de fondos públicos. La del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, en la diana del Tribunal Supremo. Y los casos de Santos Cerdán, José Luis Ábalos, Koldo y la fontanera Leire Díez, junto a nuevos informes de la UCO que se vaticinan muy turbios. Todo ello, junto a la casi nula posibilidad de que Sánchez pueda sacar adelante unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, aventuran un escenario electoral en el mes de marzo. Así lo admiten dirigentes del PSOE dado que el frente nacionalista es incierto: «Si nos vota ERC no lo hará Junts, y si nos vota Junts no lo hará Esquerra», advierten estas fuentes ante el debate de las cuentas públicas.

Un tercer mandato sin Presupuestos sería ya impensable para la Unión Europea, por lo que el calendario de Sánchez estaría en torno al mes de marzo, en consonancia con las autonómicas de Castilla y León y Andalucía. Dos comunidades gobernadas por Alfonso Fernández-Mañueco y Juanma Moreno Bonilla a quienes el «sanchismo» ha puesto ya en la picota junto a su eterna y obsesiva rival, la madrileña Isabel Díaz Ayuso. Conviene recordar los últimos ataques a ambos dirigentes del PP a propósito de los incendios que, en el caso de Mañueco, se llegó a orquestar la visita de Sánchez a la localidad zamorana de Sanabria en una hora determinada que impidiera la presencia del presidente castellano-leonés por encontrarse en un evento ineludible en otro lugar. Todo bien premeditado, sin contacto con los vecinos afectados. Rodeado de un «búnker» de seguridad que no lo despliega ni el Rey de España. Pero Sánchez y los suyos son y actúan como la Corte del Faraón. Un veterano socialista de la «vieja guardia» ironiza así con la situación: «Se dice que la vida es corta y hay que vivirla. Pero el infierno es eterno y hay que evitarlo». Hoy por hoy, España arde bajo el infierno del «sanchismo». Evitémoslo.

En el inicio del curso político Alberto Núñez Feijóo lleva la delantera. Su paquete de medidas contra los incendios demuestra una política seria frente a la ideologizada del Gobierno. «Mientras unos bucean otros trabajamos», dicen en Génova 13, donde no se ha bajado la guardia durante el mes de agosto. Su estrategia pasa por desgastar a Sánchez en todos los frentes abiertos, que son muchos. La portada del «Financial Times» con el caso que afecta a su esposa Begoña, revela cómo ya traspasa fronteras. Con los dos hombres fuertes del partido, Ábalos imputado y Cerdán en la cárcel, la munición del PP está asegurada. Feijóo aprieta para forzar unas elecciones en las que se ve ganador sin incómodos compañeros de viaje.