Opinión

Secuestro a fuego lento

A Junts las líneas rojas se las puso la Constitución, paradojas de la vida, ahora son ellos las que se la ponen a la democracia

Brussels (Belgium), 09/11/2023.- Member of the European Parliament Carles Puigdemont leaves a press conference in Brussels, Belgium, 09 November 2023. The Catalan leader spoke about the last negotiations between Spanish Socialist Workers' Party (PSOE) and Junts per Catalunya to try to reach an agreement on the amnesty for Catalan separatists that will allow the investiture of Pedro Sanchez as prime minister. (Bélgica, Bruselas) EFE/EPA/OLIVIER MATTHYS
Carles Puigdemont OLIVIER MATTHYSAgencia EFE

La España fracturada de la Ley de Amnistía no se ha puesto todavía ni a cocer, por mucho que las manifestaciones ante las sedes del PSOE, con varios cientos de tontos diciendo que son nazis, muestren una ruptura social. No, para eso tendrían que resquebrajar el aparato del Estado, que es una dimensión más sólida que la moqueta por donde pisan los políticos. Ni mucho menos, la grietecita por donde entrará el torrente y resquebrajar la roca se llama Parlamento catalán, y así lo anunció ayer el señor que se fugó de la Justicia escondido en un capó. Porque el pacto que llevará otra vez a la Moncloa a Pedro Sánchez deja bien claro que será Barcelona la que le diga a Madrid cómo respirar, rascarse la frente o colocarse en la fila y no al contrario. Hablaba desde Bruselas, Puigdemont, de unas líneas rojas, de unas fronteras, de unos límites de los que no se podrá salir el Gobierno si quieren estabilidad y yo se lo explico más claramente: “Quietecito y no se me ponga nervioso”, que diría un secuestrador a su víctima. En las cárceles pasa lo mismo, te dicen cuándo tienes que salir al patio, comer, cagar y ver la televisión. Han sabido tensionar tanto la cuerda que ahora son ellos quienes tienen el manojo bien apretado para dejar cortita la libertad del PSOE, maniatándolo. Mal asunto, malo, y mucho, una barbaridad, a costa de los siete votos que le abren la puerta del poder. Aún no se ha puesto en marcha este experimento, pero el plan ya lo traza el independentismo, ahora desde Bruselas, y en nada en una Cataluña a la que se le quiere volver a poner el reloj a cero. Es muy preocupante que la política sustituya a la Justicia, pero mucho peor que un Parlamento regional se convierta en el árbitro de lo que sucede en el resto de un país. Anomalías, lo llaman. A Junts las líneas rojas se las puso la Constitución, paradojas de la vida, ahora son ellos las que se la ponen a la democracia.