El desafío independentista
«Si Cataluña no está en bancarrota es gracias al Gobierno de España»
El debate sobre la consulta independentista comienza a fatigar a Alicia Sánchez-Camacho. La presidenta del PP catalán preferiría que se ampliara el campo de batalla, pero parece difícil.
El debate sobre la consulta independentista comienza a fatigar a Alicia Sánchez-Camacho. La presidenta del PP catalán preferiría que se ampliara el campo de batalla, pero parece difícil. El «monotema» –así se refiere al desafío soberanista– centra casi todas las intervenciones del presidente de la Generalitat, Artur Mas, y la salida a todo ello no se vislumbra ni a corto ni a medio plazo. Entretanto, Sánchez-Camacho asegura que va a mantener su compromiso con quienes la han votado. «La gente se merece dirigentes con convicciones claras en estos momentos», dice durante la entrevista.
–Hoy comienza en Barcelona la Convención del PP que tendrá, entre otros protagonistas, a Mariano Rajoy. ¿Puede significar un punto de inflexión en las relaciones entre Gobierno y Generalitat?
–Es una convención importantísima y debe significar un punto de inflexión para trasladar a la sociedad catalana que el PP tiene como prioridad absoluta resolver las dificultades en Cataluña y, sobre todo, que el PP es el único partido útil para frenar el delirio independentista de Artur Mas y el único capaz de garantizar la unidad de España.
–¿Cuáles van a ser los ejes de esta convención?
–Queremos que esta convención sea un foro de debate abierto a la sociedad catalana en el que nosotros vamos a presentar propuestas para una recuperación económica plena. Tenemos una agenda de reformas y va a servir para sacar a Cataluña y al conjunto de España de la crisis. Y vamos a plantear que el único camino posible es la negociación en el marco de las leyes.
–Esta semana se ha hablado mucho del «plan» de Rajoy. ¿Guarda el presidente del Gobierno algún as bajo la manga para resolver el pulso de Artur Mas o su idea es librar un combate político y jurídico para frenar la ofensiva independentista?
–Artur Mas es quien ha convertido la política catalana en un frente contra el Gobierno de España. Cuando el presidente dice que tiene un plan lo que tiene es la seguridad y la garantía de que las leyes se van a cumplir en Cataluña y en el conjunto de España, y que está dispuesto a seguir trabajando para mejorar la financiación autonómica y para mejorar el autogobierno. Pero el plan pasa por seguir trabajando juntos para garantizar nuestra convivencia futura. Nadie puede esperar por parte del Gobierno que haya otra alternativa a seguir juntos.
–La mejora del autogobierno pasa por un nuevo modelo de financiación autonómica. ¿Va a haber ofertas a la Generalitat en este sentido?
–No queremos plantear este debate a partir de ofertas. No se puede responder a las amenazas y chantajes con ofertas. Pero el Gobierno va a seguir trabajando por mejorar el bienestar de los 7,5 millones de catalanes y por mejorar una financiación autonómica que no le gusta a nadie, ni a Cataluña ni al resto de comunidades, ni al PP, que lo votó en contra. Lo que sí espero de la Generalitat –y en concreto de su president– es que abandone su tozudez por romper España y se ponga a trabajar por el consenso multilateral con el Gobierno y el resto de comunidades, teniendo en cuenta el principio de equidad y las características propias de Cataluña.
–A menudo puede verse a ministros del Gobierno y a consellers de la Generalitat llegando a acuerdos. ¿La relación no es tan tensa como parece?
–La realidad demuestra que lo que dice Artur Mas es falso. Si Cataluña no está en bancarrota es gracias a la colaboración permanente del Gobierno de España. Hay una colaboración constante de los ministerios de Hacienda, de Economía y de Servicios Sociales con las consejerías del mismo ramo de la Generalitat. Esto ha sido una instrucción del presidente del Gobierno, que ha ordenado trabajar en todo lo relacionado con la crisis y en todo lo que es una prioridad para resolver los problemas de los catalanes. Pero desde luego no hay ninguna interlocución para abordar la autodeterminación de Cataluña. Si alguien está ayudando a sectores como las farmacias, si alguien colabora para el pago de las nóminas públicas, o en la ayuda para pagar a proveedores es el Gobierno. Y eso pese a la deslealtad de la Generalitat.
–Sin embargo, esta colaboración parece inexistente entre los presidentes del Gobierno de Cataluña y de España. ¿Debería Rajoy citar a Mas en la Moncloa?
–No soy partidaria de que el presidente abra las puertas de la Moncloa para que alguien le pida algo ilegal. Las puertas del presidente deben estar abiertas para hablar de todo aquello que cabe en la Constitución, pero para hablar de un referéndum de autodeterminación no hay diálogo posible.
–El Parlamento de Cataluña ha puesto en marcha un trámite para pedir en el Congreso de los Diputados la competencia sobre referendos. ¿Qué escenario visualiza tras el previsible rechazo?
–Un escenario preocupante. El consejo asesor para la transición nacional creado por Mas plantea cinco propuestas para solicitar una competencia sobre referendos que nunca se va a dar a Cataluña. Por tanto, el referéndum va a seguir siendo ilegal y la única posibilidad que cabe a continuación es que, o bien Mas rectifique, o bien convoque elecciones anticipadas, lo que traerá inestabilidad política y económica. Hasta ahora, lo que está claro es que el Gobierno de Mas está siendo el peor de Cataluña de los últimos 35 años.
–En el caso de que haya elecciones anticipadas, ¿el PP está preparado para este avance electoral?
–Sin duda. No sólo preparado, sino obligado porque las próximas elecciones deben ser la oportunidad para el centroderecha en Cataluña. Convergència se ha quitado la careta, ya no es un partido moderado y ese espacio debe ocuparlo el PP, como también debe ocupar el espacio de los socialistas, que están abandonado a su electorado y que no trabajan por la unidad de España. Por tanto, las próximas elecciones serán una oportunidad para regenerar el escenario político en Cataluña para los siguientes años porque el siglo XXI no puede estar dominado por la obsesión independentista cuando Cataluña siempre ha sido vanguardista, cosmopolita y motor de España
–El pasado 6 de diciembre se produjo una fotografía inédita, la de los líderes de PP, PSC y Ciutadans brindando el día de la Constitución. ¿Cree que deben reproducirse los actos conjuntos de las fuerzas constitucionalistas?
–Estamos viviendo momentos extraordinarios en la política catalana y española debido a la irresponsabilidad de Artur Mas de haber cruzado ciertas líneas rojas. Creo que hoy más que nunca es necesaria la unidad de todos los que creemos en España, pero me parece que los socialistas siguen acomplejados en Cataluña y continúan en una grave crisis interna relacionada con su identidad. Lamento que sea así, que no tengan una hoja de ruta clara. Su problema no sólo son los díscolos, los críticos que rompen la disciplina de voto, sino su identidad y su hoja de ruta.
–Los socialistas dicen que su hoja de ruta es la España federal.
–Ellos dicen defender ahora el federalismo, pero esto no va a ningún sitio porque España ya tiene un grado de descentralización administrativa mayor que el de muchos estados federales. Los socialistas deberían estar sin fisuras al lado del Gobierno y no lo están.
–Por tanto, no cree que sea oportuna una reforma constitucional en estos momentos.
–No sólo no es oportuna, sino que no es necesaria. El modelo de descentralización territorial del que nos dotamos en el año 1978 ha concedido niveles de autonomía superiores al de estados federales. Lo que debemos mejorar es aquello que no funciona en el Estado de las Autonomías, que es el exceso de estructuras autonómicas para evitar duplicidad de competencias y también un modelo de financiación que solucione desequilibrios. Y no veo un análisis realista del PSC en este sentido, sino una propuesta tacticista que va a llevar al socialismo catalán a la desaparición porque están siendo ya casi irrelevantes.
–El presidente de la Generalitat inauguró los actos del tricentenario apelando a nuevas movilizaciones para hacer posible la consulta. ¿El PP debe intensificar también su presencia en las calles para contrarrestar la maniobra de Mas?
–En los últimos años en Cataluña hemos vivido, lamentablemente, un proceso de homogeneización del pensamiento. O se comparte lo que piensa el Gobierno de la Generalitat o apenas hay derecho a discrepar. Por eso estoy orgullosa de la gente que salió a las calles el 12 de octubre y el 6 de diciembre, porque han demostrado su valentía y su coraje defendiendo sus sentimientos catalanes y españoles. Pero creo que el camino no es el de la movilización, sino el del diálogo y la sensatez. No debemos exigirle a la gente lo que debemos solucionar los políticos.
–¿Sería conveniente convocar la comisión bilateral Gobierno-Generalitat para potenciar el diálogo entre ambas administraciones?
–El Gobierno ha estado dispuesto a reunir la comisión bilateral para abordar varios contenidos. Quiero recordar que el Gobierno ha estado aportando estos últimos meses en Cataluña algunas de las mayores inversiones presupuestarias en proyectos como la llegada del AVE a Figueres y a la frontera francesa y otras dotaciones como el pago a proveedores por valor de 32.000 millones. Por parte del Gobierno del PP estamos dispuestos a seguir manteniendo relaciones constructivas, pero Mas no quiere hablar de otra cosa que no sea de su referéndum independentista.
–Acabemos. Mas insiste en que la consulta «no va a fracasar» y Rajoy asegura que «no se va a celebrar». ¿Qué va a ocurrir el 9 de noviembre de 2014?
–Nada, y el presidente de la Generalitat sabe que no va a ocurrir nada. Lo que no nos merecemos los catalanes es un presidente que nos engañe a todos, a los que sabemos que no va a haber consulta y especialmente a los que está excitando haciéndoles creer que va a haber una consulta. Creo que es el presidente de la Generalitat más irresponsable que hemos tenido en 35 años de democracia y lo creo porque él sabe perfectamente que no hay marco legal para la consulta y que Europa y las instituciones internacionales no van a dar crédito a un referéndum fuera de la legalidad. No tendrá ningún aval.
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