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Sumar asume una posición “más débil” en la negociación con el PSOE

Lamentan que Sánchez les deje para el final y reconocen que su capacidad es más difícil por las circunstancias para superar la investidura con socios con objetivos distintos

Yolanda Díaz confía en un "Gobierno fuerte" para una "legislatura completa" sobre una apuesta de país "plurinacional"
Yolanda Díaz confía en un "Gobierno fuerte" para una "legislatura completa" sobre una apuesta de país "plurinacional"Europa Press

Una negociación lenta, que se encuentra con más “noes” que “síes” y que no tiene que ver en nada con la primera para comparar del mismo estilo. La que en 2019 PSOE y Unidas Podemos consiguieron amarrar tan solo 48 horas después de la repetición electoral de noviembre. Entonces, los negociadores de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias llegaron a un acuerdo rápido en el que los morados arrancaron un extenso documento programático de coalición y muy explícito, además de la vicepresidencia para el exlíder morado, que, antes le había sido negada por los socialistas y un total de cinco ministerios.

Esa negociación no tiene nada que ver con la que hoy ocupa a PSOE y a Sumar, según reconocen en el partido de la vicepresidenta donde, a día de hoy, todavía no hay cerrado un acuerdo y se han marcado como límite finales de este mes para rubricarlo. En el partido que lidera la vicepresidenta Yolanda Díaz cunde la sensación que el acuerdo se retrasará hasta el tiempo de descuento y acuden a la negociación conscientes de que tienen “una posición más débil” que, en 2019, según un dirigente de Sumar consultado. La diferencia con 2019 parte de la base que entonces contaban con más poder representativo –han perdido cuatro escaños en estas elecciones generales y, por otro lado, lo complejo de la negociación para superar la investidura, por Junts y ERC. Así, en el partido creen que los socialistas están dejando para el final la negociación con la vicepresidenta. De hecho, en Ferraz así lo han expresado diversos cargos dejando ver que eso es así porque “la negociación con Sumar es más fácil”, según la experiencia que ya han vivido durante cuatro años en el Consejo de Ministros. A todo esto, se une el hecho de que el acuerdo, no solo con ERC y Junts, sino también con Bildu y el PNV es diversa y cuenta con diferentes objetivos. En Sumar se pide que no se ponga de “escusa” las peticiones del resto de socios para apoyar a Sánchez con el objetivo de no comprometerse con Sumar.

El PSOE busca cerrar primero un acuerdo con los partidos independentistas, que se antoja “más complejo” en palabras del propio Pedro Sánchez. La sombra del referéndum todavía ocupa las conversaciones de los independentistas, sobre todo por parte de los de Carles Puigdemont. Es por eso que los socialistas se encuentran centrados en estas negociaciones y en esquivar la vía unilateral, antes de entrar en el terreno con Sumar. Así, de momento, la sensación en el grupo parlamentario es de que todo queda por hacer, y así se trasladó la semana pasada en una reunión del grupo, según ha podido saber este diario. Durante el verano, cuando Sumar aseguró que se ponían a trabajar de inmediato para lograr un gobierno progresista, las conversaciones con el PSOE han sido informales y los intercambios de papeles no se produjeron más allá de muchos tachones que recibieron en Sumar por parte de los socialistas.

Ahora ya sí, se ha entrado en la parte –una vez que se produjo la reunión de Sánchez y Díaz la pasada semana- de los equipos negociadores liderados por María Jesús Montero (PSOE) y Nacho Álvarez (Sumar). En esta parte, los de Díaz siguen insistiendo en la necesidad de apostar por el carril social. El mantra de Sumar es el de no apoyar un gobierno de “consolidación” o “gestión” sino uno en el que se sigan consiguiendo derechos sociales. “No vale cualquier gobierno”, advirtió el jefe negociador de Díaz la pasada semana. Líneas rojas para el partido fucsia son la reducción de la jornada laboral, el aumento del SMI, acelerar a 2030 iniciativas para reducir emisiones contaminantes, una nueva ley de cuidados o en la ley de vivienda para controlar las viviendas turísticas y una reforma fiscal progresiva, entre otras. Unas cuestiones que todavía faltan por cerrar y que en Sumar asumen que les “tocará sudar”, según se explican las citadas fuentes. En el cuartel general de la vicepresidenta en funciones se trabaja con la idea de que los socialistas no quieren repetir la idea de un gobierno de coalición atado a un acuerdo explícito, como fue el de 2019 firmado por Pablo Iglesias, en el que los morados tenían el poder de salir a denunciar los incumplimientos cada vez que las negociaciones en Moncloa encallaban, como fue para sacar adelante la ley de Vivienda, los Presupuestos Generales del Estado o la ley del solo sí es sí y trans, entre otras. El asunto del organigrama de gobierno es otro de los que está por cerrar. En Sumar cuentan con tres ministerios como máximo, y dependerá todo de la decisión final de Sánchez de reducir o no la arquitectura de su gabinete. En este punto también hay complicaciones para el partido de Díaz, quien deberá incluir a la mayoría de sensibilidades que forman la coalición de izquierdas. A día de hoy no hay un espacio reservado para Podemos en el Gobierno y, queda por ver si lo habrá para Izquierda Unida, quienes han pedido formalmente a Sumar un asiento.

Así, la posición negociadora de Sumar, a día de hoy, es complicada. Solo cabe la idea de llegar a un acuerdo durante este mes y dar sus votos al PSOE porque la otra opción sería la realidad de bloquear un gobierno de izquierdas y acabar en una repetición electoral. A la vez, sienten que los socialistas les relegan en la negociación de la investidura con el resto de socios en el Congreso de los Diputados. Esto se ha visto nítidamente con la propuesta de amnistía anunciada por Sumar, de la cual el PSOE se ha desvinculado completamente hasta el punto de que Pedro Sánchez anunció en un corrillo con periodistas el día de la Fiesta Nacional que ya tenía su propuesta de amnistía propia y que pasará a debatir con los grupos parlamentarios en los próximos días.