Tribunales

Los testigos reconstruyen el mortal incendio del restaurante de Manuel Becerra: "El fuego se propagó en segundos"

El dueño del restaurante, al que se investiga por la tragedia en que murieron tres personas, se ha acogido a su derecho a no declarar

El dueño del restaurante Burro Canaglia, Pedro Jesús Capote, que un día albergó el número 16 de la plaza de Manuel Becerra y que poco después de las 23:00 horas del 21 de abril de 2023 sufrió un dramático incendio en el que murieron tres personas y una decena salieron con heridas de gravedad, declara este martes como investigado por homicidio imprudente y lesiones.

El empresario es el único que está siendo investigado por el Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid por el incendio y se ha acogido a su derecho a no declarar. Sí que lo han hecho tres víctimas y un testigo. Fuentes jurídicas trasladan que hay más de una decena de víctimas y no son pocas las que aún no se han personado.

El incendio se inició cuando se sirvió en unas de las mesas más próximas a la entrada una pizza flambeada, cuyo fuego alcanzó la decoración, primero una columna de plantas artificiales de la pared, propagándose "en segundo" al techo del restaurante, según narró a LA RAZÓN el testigo que estaba aquella noche cenando y que ha declarado hoy ante el juez, pero que desechó la posibilidad de personarse en la causa como víctima.

Después de que uno de los comensales vaciase una jarra de agua sobre el foco y de que uno de los camareros intentase sofocarlo accionando un extintor sin éxito, comenzó el desalojo.

Los clientes salieron en cosa de entre uno y dos minutos, y este testigo cuenta a este diario que logró sacar, junto a otro cliente, a una chica que estaba tirada, sangrando e inconsciente a causa del humo, junto a la única puerta de salida y acceso. El local tenía dos plantas, una al nivel de la vía pública y otra de sótano en la que también había comedor.

El testigo que ha hablado con LA RAZÓN sufrió quemaduras al intentar abrir la puerta de "chapa o aluminio" que estaba a causa del fuego a una alta temperatura. Las plantas de plásticos y la malla metálica de las que colgaban también empezaron a caer al ser engullidas por el fuego.

Este testigo no precisó, a diferencia de otros, ayuda psicológica, pero como secuela le quedó una sensación de olor a humo que no se le pasó en una semana, por mucho que se duchase. No olvida los gritos de socorro y el horror que pudo ser mayor de no ser porque los bomberos tienen al lado de la madrileña plaza del barrio de Salamanca uno de sus parques.

De las personas que murieron en el incendio, una era una clienta, Alexandra V.S, una enfermera vizcaína que tenía entonces 43 años y había acudido al restaurante a cenar con una amiga. Otro era un camarero que llevaba solo una semana trabajando en el local. Julián R.P. de 25 años y originario de Alicante.

La tercera víctima mortal era la mujer que acompañó aquella noche a cenar a la enfermera vizcaína y falleció el mes siguiente, en mayo, tras tres semanas ingresadas en la UCI del Hospital La Paz.

El local solo tenía una puerta de salida, la que daba acceso al establecimiento desde la calle, y no estaba obligado por la normativa municipal, según publicó este diario, a disponer de otra por tener menos de 25 metros de superficie y no superar su aforo las 100 personas.