Caso Nóos

Torres vuelve ante el juez

El magistrado de Palma quiere que el ex socio de Urdangarín aclare si éste siguió vinculado a Noós después de marzo de 2006

Diego Torres llega al juzgado de Palma el pasado 11 de febrero de 2012
Diego Torres llega al juzgado de Palma el pasado 11 de febrero de 2012larazon

Su única declaración judicial se pierde ya en las primeras decenas de páginas del voluminoso sumario del «caso Nóos». Hace ya casi año y medio que Diego Torres, ex socio de Iñaki Urdangarín, compareció ante el juez José Castro y el fiscal Anticorrupción Pedro Horrach. Desde entonces, ha administrado sus silencios y, sobre todo, sus correos electrónicos. Fue citado de nuevo a declarar en los Juzgados de Palma de Mallorca el 11 de febrero de 2012, pero prefirió enmudecer a la espera de conocer las respuestas del duque de Palma. Cuando éste le señaló ante el juez como la persona que gestionaba realmente el Instituto Nóos, limitando su papel a meras funciones representativas, Torres cogió carrerilla y pidió declarar voluntariamente ante Castro. Pero antes de que llegara la fecha fijada, el 22 de mayo, volvió a embridar sus presumibles ganas de hablar y esgrimió la «desaforada presión mediática» para retractarse. El juez se quedó, una vez más, con ganas de interrogarle. ¿A la tercera irá la vencida?

Sus declaraciones judiciales, el 11 de julio de 2011, y las posteriores a la Policía en noviembre de ese mismo año fueron determinantes para la imputación del duque de Palma por el supuesto desvío de más de seis millones de dinero público a través del Instituto Nóos. Torres repartió responsabilidades y afirmó que las funciones de Urdangarín en Nóos eran «la presidencia con capacidad ejecutiva de toma de decisiones». Esa bicefalia al frente del instituto sin ánimo de lucro, corroborada después por diferentes testigos, fue desmentida ante el juez por Urdangarín, quien hizo hincapié en que «las órdenes las daba Diego Torres» y que él se limitaba a «llevar las relaciones institucionales de alto nivel».

Si finalmente hoy se decide a hablar, sus palabras pueden convertirse en un campo de minas para su antiguo socio. El juez pretende que aclare si Urdangarín siguió efectivamente vinculado a Nóos después de marzo de 2006, cuando la Casa del Rey le conminó a alejarse del instituto y de Torres, dado que sospecha (así lo apuntó el también imputado Miguel Zorío) que no fue así y que en 2008 aún continuaba ligado a Nóos. De hecho, en las matrices de los cheques de la sociedad constan seis anotaciones de ese año por importe de 110.300 euros bajo el concepto «caja Iñaki Urdan», que Torres achacó en su día a «pagos atrasados por servicios prestados tiempo atrás». ¿Corroborará hoy esa versión?

El instructor también quiere arrojar luz sobre el papel que jugó Urdangarín en la creación de De Goes Center, la sociedad británica con cabecera en Belice supuestamente utilizada para evadir dinero a paraísos fiscales (el ex contable de Nóos, Miguel Tejeiro, declaró que fueron los dos socios quienes le encargaron ponerse en contacto con un experto fiscal para crear una sociedad con la que poder facturar en el extranjero). Del mismo modo, el testimonio de Torres es clave para saber cómo se gestó el proyecto de asesoramiento para la celebración en Valencia de los Juegos Europeos, por el que según Anticorrupción Nóos percibió 382.000 euros en 2006 sin que finalmente se llegaran a celebrar.

Pero más allá de Urdangarín, Torres y su mujer, Ana María Tejeiro (también citada hoy a declarar), deberán explicar el origen de los 900.000 euros que el juez les ha bloqueado en una cuenta del Credit Suisse de Luxemburgo, transferidos en dos tandas desde cuentas, también luxemburguesas, de empresas de la supuesta trama (De Goes y Blossom Hill) y otra andorrana en el verano de 2011. Anticorrupción quiere acreditar que Tejeiro no sólo era la encargada de Recursos Humanos en el Instituto Nóos, sino también en Aizoon y Shiriaimasu, como han apuntado varios testigos, lo que apuntalaría la tesis fiscal de que todas las empresas del presunto entramado actuaban bajo una única dirección. Pero está por ver si, finalmente, la mujer de Torres se decide a declarar o fía su suerte judicial a lo que pueda decir su marido.