Sevilla

Tregua electoral

Sánchez y Díaz dejan atrás sus «discrepancias» con la vista puesta en las urnas. El líder del PSOE confirma que buscarán un acuerdo con el Gobierno sobre el sistema de financiación.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ayer en Sevilla
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ayer en Sevillalarazon

Sánchez y Díaz dejan atrás sus «discrepancias» con la vista puesta en las urnas. El líder del PSOE confirma que buscarán un acuerdo con el Gobierno sobre el sistema de financiación.

«Que haya habido discrepancias en el pasado, por supuesto, pero ésas están superadas y, al contrario, ahora mismo estamos todos remando en la misma dirección». Con esas palabras quiso el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, poner fin ayer a la guerra fría con su ex rival en la primarias, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Ambos escenificaron en Sevilla la tregua electoral que parecen haber alcanzado, dispuestos a mirar con luces largas las próximas citas con las urnas. Dicho de otro modo, aparcarán las historias de puños para anteponer los intereses de una siglas, las del PSOE, a los personales.

Sánchez protagonizó varios actos en la capital hispalense, entre ellos un almuerzo informativo en el que ambos sabían que serían el foco de atención. Un cambio de agenda de última hora posibilitó la celebración de un encuentro previo de cortesía en el hotel en el que se celebró la conferencia del secretario general. Hablaron en torno a unos veinte minutos de cuestiones de política en general y de Andalucía en particular. «Me gusta no solamente compartir, sino escuchar a la presidenta porque siempre suele atinar en sus argumentaciones», llegó a aseverar más tarde el líder socialista en un claro guiño a Díaz. Había comenzado ella con los gestos. Es más, preguntada por si habría fotografía del deshielo, respondió que ésa sería «para “Frozen”».

Más allá de la ironía, la presidenta afirmó que el líder de su partido sabe que cuenta con el respaldo de «todos los socialistas andaluces» y con el suyo «la primera» para «todo lo que le haga falta», dado que España «necesita cuanto antes una alternativa» que pasa por el PSOE para «aplicar políticas de izquierda». «Lo vamos a ayudar siempre en lo que sea necesario», recalcó Díaz. Y luego Sánchez la correspondió al garantizar que «Andalucía, y en particular la presidenta de la Junta», tienen «todo el apoyo del PSOE y de su secretario general». Éste se esforzó por transmitir que las relaciones entre la Ejecutiva Federal del partido y la federación andaluza, la más numerosa e histórico granero de votos socialistas, «están normalizadas». En ese punto confirmó, como adelantó LA RAZÓN, que tanto él como su equipo de dirección van a «estar mucho» en la comunidad, al ser un territorio con el que se sienten «próximos, muy concernidos en muchas de sus reivindicaciones» y «una federación importante para el interés político y electoral de la organización», admitió.

Con todo, es consciente de que «el PSOE no es un cuartel», sino un partido de izquierda que «ama y practica el debate» frente al «ordeno, mando y callo» que impera en otras fuerzas políticas, por lo que no descarta, según fuentes socialistas, que se abran nuevos frentes internos en el futuro. Focos que desde la Ejecutiva intentarán contener sin echar leña al fuego.

Al margen de lo orgánico, el secretario general ratificó que su partido buscará un acuerdo con el Gobierno de Rajoy sobre el nuevo modelo de financiación autonómica, si bien matizó que han de ser, «sobre todo», los ejecutivos regionales, «que son los que tienen las cifras», los líderes de esa negociación. El PSOE propondrá un cambio: que la tasa de paro sea un ingrediente de cálculo del sistema.