Opinión

Las últimas cenizas

El riesgo de no actuar ahora es la eliminación del PSOE como partido de Gobierno durante muchos años

Sánchez expresa la "repugna" y la "indignación" del PSOE por los audios "machistas" entre Ábalos y Koldo
Sánchez tras la reunión de la Ejecutiva del lunesEuropa Press

Cualquier primer ministro europeo hubiese dimitido al conocerse el informe de la UCO sobre las actividades presuntamente corruptas de Santos Cerdán, Koldo García y Ábalos. No solo por el contenido de los audios o porque afecta a las tres personas más próximas al presidente, sino también porque utilizaban las adjudicaciones públicas para obtener financiación.

Lejos de eso, Sánchez se ha escondido en el búnker de La Moncloa, a ver si consigue que amaine el temporal en unos días y se quita la presión de encima. No se somete a una cuestión de confianza porque, como mínimo, no cuenta con el respaldo de Podemos. Tampoco se le pasa por la cabeza convocar elecciones, al parecer, las encuestas de Tezanos son un bulo y, hasta él, da por hecho que perdería el Gobierno.

Ni siquiera va a convocar un congreso extraordinario en el PSOE, despachando el tema con una carta remitida a los militantes socialistas, recurriendo de nuevo al relato de la conspiración y las filtraciones interesadas. En el Congreso de los Diputados se apoya en los votos abertzales de Bildu y la posición tibia y ambigua de Sumar, y a los medios de comunicación les urge a terminar con la ronda de preguntas porque tiene apetito a la hora de la rueda de prensa.

Sánchez no hace nada y actúa como si nada hubiera ocurrido. Dan igual los casos judiciales abiertos en torno a Begoña Gómez, David Sánchez o el fiscal general del Estado. Tampoco parece que tenga que ver con él y con su Gobierno. Añadamos que han abandonado precipitadamente sus responsabilidades dos secretarios de Estado y que ha dimitido, tras una denuncia de corrupción en un medio de comunicación, el «número tres» de la vicepresidenta María Jesús Montero.

Ya veremos si en las próximas semanas sigue fluyendo información sobre otros miembros del gabinete e incluso sobre la presidenta de las Cortes Generales, la tercera autoridad del Estado. También le dará igual a Sánchez, lo atribuirá a una campaña de desprestigio y, si no puede, a desconocimiento y decepción por haber confiado en ellos.

Es peligroso un líder que no atiende a la lógica democrática, que no tiene ningún tipo de reparo en desprestigiar las instituciones del Estado o liquidar al PSOE, si eso le sirve para seguir unos meses más en el poder.

Miente el presidente cuando dice que no se va porque tiene la misión de gobernar. Sin presupuestos generales y sin mayoría parlamentaria para afrontar cualquier reforma de calado, la estancia en Palacio es cualquier cosa excepto gobernar.

Si el PSOE aguanta todo esto, es que ha dejado de existir como organización política. Los alcaldes y los líderes regionales han dejado de tener la oportunidad para pasar a tener la obligación de, primero, forzar elecciones anticipadas y, segundo, relevar a Sánchez en el liderazgo.

El riesgo de no actuar ahora es la eliminación del PSOE como partido de Gobierno durante muchos años. El proyecto político que comprometió a los ciudadanos ha sido un fraude repleto de malas prácticas, tal y como demostraron los mensajes entre Ábalos y Sánchez o los audios de Leire Díez, de casos de presunta corrupción, de inacción gubernamental excepto para satisfacer la voracidad independentista y de colonización de las instituciones solo con fines partidistas.

Los socios de gobierno son de dos tipos: los que rozan la estupidez, es el caso de Sumar, o los que incurren en el cinismo, como es el mundo nacionalista e independentista, a quienes les interesa, por el momento, sostener a Sánchez para terminar de esquilmar al Estado en lo que puedan y, de paso, cuanto peor las cosas en el país, mejor para ellos.

No haber convocado elecciones será el último error que cometerá Sánchez en política. A partir de esta misma semana, el desangre electoral irá aumentando, no marcará agenda política alguna y el deterioro internacional será creciente. El único objetivo que sí ha logrado el líder socialista es pasar a la historia, pero lo que se recordará de él no es, ni de lejos, lo que a él le hubiera gustado.