Barcelona
Un hombre de partido
El primer secretario electo del PSC, Miquel Iceta i Llorens (Barcelona, 17 de agosto de 1960), es, sobre todo, un hombre de partido que se encuentra ante el reto de dirigir una organización en la que lleva más de 30 años militando, aunque la oportunidad le llega con la formación socialista en sus horas más bajas y con la obligación de reflotarla.
El interés de Iceta por la política nació aún siendo menor de edad, cuando con 17 años empezó a militar en el Partit Socialista Popular Catal, la sección catalana del PSP de Tierno Galván, una formación que en seguida dejaría por sus divisiones internas para entrar a formar parte en 1978 en la Juventudes Socialistas de Catalunya.
En unos escasos seis años de militancia ya era miembro de la Ejecutiva del partido (1984), un selecto club que no dejaría hasta el 2011, cuando Pere Navarro prescindió de él como dirigente, aunque le encargó la tarea de dirigir la Fundación Rafael Campalans y eso, a la práctica, también le ha permitido acudir a las reuniones de la dirección cuando ha querido, aunque sin derecho a voto.
Su larga trayectoria en el poder socialista lo demuestra el hecho de que aún recuerda las 'broncas' de Joan Reventós --"me pegó dos", explicó un día--, un dirigente histórico que tiene como modelo por su firme defensa del socialismo y del catalanismo, pero también por su exigencia a los que le rodeaban y porque cuando tenía que poner firme
a alguien lo hacía, pero con discreción y sin circo mediático, relata.
Iceta empezó su trayectoria institucional en el Ayuntamiento de Cornell (1987-1991), para dar luego el salto a la Moncloa como director del Departamento de Análisis del Gabinete de la Presidencia del Gobierno (1991-1995), subdirector del mismo gabinete (1995-1996)
y diputado por Barcelona en Las Cortes (1996-1999).
Su paso por Madrid reforzó sus contactos con el PSOE, hasta el punto que le han convertido hasta hoy en uno de los principales nexos con el PSC, sobre todo cuando ha habido que abordar temas espinosos como el Estatut o la consulta, sobre la que los dos partidos aún no se ponen de acuerdo.
Prueba de su capacidad de influencia en el PSOE la dio Alfredo Pérez Rubalcaba en un Comité Federal de enero de 2013, cuando las relaciones con el PSC eran más tensas que nunca por la consulta; Rubalcaba admitió que los partidos tenían discrepancias y que el 'derecho a decidir' era un problema que los alejada y que no lo arreglaría "ni Iceta".
La reforma constitucional apaciguó los ánimos entre las dos formaciones, ya que la comparten sin fisuras, y la idea de introducir cambios en la Carta Magna como respuesta al 'derecho a decidir' surgió en gran medida del PSC, que encargó a la Fundación Rafael Campalans de Iceta que redactara una propuesta concreta, que quedó diluida, en parte, en la Declaración de Granada.
Fracaso en 2011
Diputado en el Parlament desde 1999, en 2011 fracasó en su intento de dirigir el partido y Navarro reformó el grupo parlamentario desposeyendo a Iceta de su condición de portavoz; como agradecimiento a su trayectoria y por sus conexiones siempre potentes con el PSOE, anunció que lo propondría como candidato a las europeas de 2014.
Pero Iceta renunció a ir a Bruselas, lo que hubiera sido su retiro de la primera línea, y este movimiento al que nadie dio importancia, acabó siendo clave para acabar como líder: el partido se estrelló de nuevo en las europeas y esto obligó a Navarro a dimitir, dejando a Iceta en una buena posición para relevarle.
La experiencia de Iceta es incuestionable, la incógnita es si será suficiente para recoser un partido marcado por las divisiones internas, por sentirse incómodo con el debate soberanista y por llevar ya años buscando sin suerte la llave para volver a ser el principal partido de la izquierda catalana y la gran alternativa a CiU.
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