Un nuevo escenario para un nuevo Rey

La regeneración de la que hablaba ayer Felipe VI, piedra troncal de la nueva Monarquía que él representa, se atisbó en el escenario elegido para el discurso a los pocos segundos de que la imagen de Su Majestad entrara en todos los hogares españoles a través de TVE. Apenas hizo falta que comenzara hablar. Todo era distinto. El lugar elegido, una sala cualquiera de La Zarzuela, ya marcaba la diferencia frente al despacho o el salón de audiencias desde el que Don Juan Carlos solía dirigirse a los españoles cada Nochebuena. La estampa de ayer hablaba a gritos de cercanía, de un Felipe VI accesible, sentado con las piernas cruzadas y sin ningún escritorio delante que impusiera distancia. El propio color rojo del sofá y las butacas y el traje y la corbata azul de Su Majestad aparentaban menos sobriedad e, incluso, al hilo de su discurso realista pero esperanzado, sugerían cierta alegría con la que afrontar los retos que aguardan a España este 2015.

OTRA ACTITUD.

Este año no sólo ha cambiado el escenario del discurso. También el tono, las maneras y la gestualidad han sido otros. Con las piernas cruzadas y las manos sobre el regazo, la postura es mucho más cercana.

HOMENAJE A DON JUAN CARLOS.

La fotografía corresponde al 18 de junio, día que el Rey Don Juan Carlos firmó su abdicación. Padre e hijo se abrazan emocionados en presencia de

Doña Sofía.

RECUERDOS DE MARIVENT.

La Familia Real al completo posa en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, durante sus últimas vacaciones estivales. Los Reyes han seguido la tradición de visitar la isla en verano.

ÁLBUM PERSONAL.

Don Felipe y Doña Letizia en una inusual imagen en la que la pareja aparece distendida en el avión del Ejército que lo trajo de vuelta de una gira oficial por Iberoamérica.

EL BELÉN REAL.

El sencillo Nacimiento, compuesto por las figuras de barro de San José, la Virgen María, el Niño, el buey y la mula es el mismo que Sus Majestades tienen en su residencia privada durante la Navidad.

A LA EDAD DE LEONOR.

La Reina tenía nueve años, la misma edad que la Infanta Leonor, cuando le hicieron en Asturias el retrato que aparece a la derecha de la imagen. Un guiño a la continuidad dinástica.