Cataluña
Voces de ERC piden a Junqueras ser «relevantes» ante el PSOE
Los republicanos apuestan por aprovechar la ruptura de Puigdemont con Sánchez.
Hace dos años, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya se volvieron a encontrar después de su propia ruptura de 2017, que se repitió con la salida de Junts del Govern de Pere Aragonés. Hoy sus estrategias difieren. Mientras Junts rompe con el PSOE porque no tiene ningún triunfo que exhibir ante su electorado y ante el avance de Aliança Catalana, ERC se mantiene en la vía de negociación. A su favor, que una abrumadora mayoría de los electores catalanes prefieren a Pedro Sánchez como presidente frente a Alberto Núñez Feijóo, y que sus acuerdos con los socialistas avanzan. «No dimitiremos de hacer política», repiten insistentemente desde ERC.
Los republicanos acusan a Junts de exceso de escenificación. Quieren que les hagan «casito» dijo Gabriel Rufián. La ruptura, ratificada por la militancia con apenas una participación de 66%, no cambia el escenario porque Junts nunca se ha sentido identificada con la mayoría plurinacional que aupó a Sánchez y siempre ha negociado como dice Simeone, «partido a partido». Hasta ahora. Junts se niega a negociar nada y ha bloqueado la legislatura, pero sin sentenciar. ¿Moción de censura? De momento, dicen no contemplarla, aunque la verbalizó Antoni Castellà, vicepresidente de la formación. En la decisión, pesa que solo un pequeño porcentaje de sus votantes vería con buenos ojos una alianza, aunque fuera puntual, con Feijóo. Puigdemont forzó la ruptura acuciado por el malestar interno de los alcaldes que ven peligrar muchas alcaldías por el ascenso de la ultraderecha y aliarse con Feijóo, aunque la moción fuera instrumental -para convocar elecciones- no parece un buen negocio. Por eso, señala a un culpable, al presidente Pedro Sánchez, y se volvió a vestir la camiseta del independentismo declarándose heredero de la independencia, del referéndum y de los postulados más duros en materia de inmigración y seguridad. En resumen, los catalanes primero.
Ante todos estos movimientos, ERC se ha presentado como convidado de piedra, por lo que hay cierto malestar. «Junts ha dicho no a Madrid y nosotros estamos desaparecidos», afirma una fuente cualificada del partido republicano. Oriol Junqueras iniciará la próxima semana una gira por Cataluña para explicar su candidatura -hoy todavía hipotética- a la Generalitat. La presentó formalmente el 30 de septiembre apelando a la centralidad política y apostando por grandes pactos en rentas, vivienda y transporte. «Todo eso está muy bien, pero no genera impacto».
No parece que su idea de la «nueva ambición nacional» tenga la repercusión buscada. «Ponemos más en valor los desacuerdos que los acuerdos», apuntan fuentes republicanas y ponen un ejemplo. «Hace un par de semanas, en una entrevista, Oriol puso el foco en la nueva financiación, el IRPF, Rodalies o aeropuerto, además de criticar la política de vivienda de Illa. Estando de acuerdo, la pregunta es ¿por qué no pone en valor lo conseguido?», afirma otra fuente ligada a ERC. «Debemos poner en valor nuestra capacidad de llegar a acuerdos, de que somos capaces de forzar a Illa y a Sánchez. Hemos de reivindicar nuestra relevancia», sentencia.
Desde el Govern de Salvador Illa se asegura que se cumplen los acuerdos. En materia de nuevo modelo de financiación el plan normativo está acordado casi en su totalidad, la quita de la deuda, se mantienen los programas del último gobierno republicano, se aumentan las plazas de Mossos, Bomberos y Forestales, un acuerdo de financiación de 250 millones en investigación -que permite activar el centro para impulsar el catalán- y dos nuevas delegaciones de la Generalitat -Canadá y Jordania-. Además, en lo que va de legislatura se han aprobado ocho leyes apalabradas con ERC quedando sólo una pendiente, la de educación de 0 a 3 años. También en PSC y ERC ponen en valor que este año se aprobará el Plan Nacional de Industria, que se ha llegado a un acuerdo para impulsar la energía renovable, o la aprobación por el Gobierno de España de dos nuevas desalinizadoras, o la bonificación de peajes.
Las quejas dentro de ERC se centran en un concepto «somos irrelevantes». En Madrid, «no sabemos aprovechar la nueva situación, tenemos una oportunidad, no un problema», y «eso que Rufián tiene un papel preponderante». De hecho, Rufián es el político de ERC mejor valorado. De fondo, las discrepancias en el seno de la formación siguen abiertas. Algunos van más allá «no son discrepancias, son heridas no cerradas» y ponen como ejemplo la lucha encarnizada en el Parlament entre los diferentes sectores.
También se afea a la dirección de «estar en misa y repicando». Es decir, estar apoyando al Govern y no perder ripio en criticarlo. «En Barcelona, firmamos un acuerdo con Collboni y en el último pleno criticamos con dureza su gestión. No podemos estar en los dos lados de la barrera».
ERC siempre hace política mirando de reojo a Junts. El último movimiento de los de Puigdemont es el «momentum» esperado para marcar un perfil propio de «diálogo con resultados» porque a juicio de ciertos sectores hemos de poner en valor que «ahora somos más determinantes que nunca». Rufián lo sentenció de esta manera, los de Junts: «son los votos de Junts los que perjudican a los catalanes».