Bibliotecas y Museos
¿Está el Santo Grial en León?
La guía de la Colegiata de San Isidoro, en León, nos enseñaba a los visitantes las piezas del Tesoro. Difícil deducir, con el apasionamiento con que nos hablaba, cuál era su preferida. Quizá el Arca de madera con 25 placas de marfil incrustadas y minuciosamente talladas. Quizá el Arca que guardó las reliquias de San Isidoro, forrada con placas de plata. No. Más bien creo que puso especial mimo al hablarnos del Cáliz de Doña Urraca. ¿Sabía ella hace cinco meses, cuando visité el lugar, que un estudio afirma ahora que ese cáliz puede ser, en realidad, el Santo Grial, la copa de la que bebió Jesucristo en la Última Cena? Si lo sabía no lo dijo. Supongo que desde este mes de abril los guías de San Isidoro sí cuentan a los visitantes esa historia.
La Colegiata de San Isidoro es uno de los grandes regalos que ofrece León a sus visitantes. Su Basílica, su Biblioteca, su Tesoro y, por supuesto, su Panteón son ese delicioso postre cuyo sabor permanece en la boca después de haber degustado el plato principal de la ciudad, la Catedral y sus vidrieras.
Antes de llegar al Santo Grial, detengámonos un par de pisos más abajo. No es fácil encontrar en el mundo un lugar donde reposen los restos de once reyes, doce reinas y diez infantes. 33 miembros de la Corte de León descansan en el Panteón de San Isidoro, además de nueve condes y varios nobles más, todo en una pequeña capilla. Las pinturas murales de sus seis bóvedas hacen que este rincón reciba, sin sonrojarse, el sobrenombre de la Capilla Sixtina del Arte Románico. Una de las pinturas recoge el momento de la Última Cena y algunos ven una posición destacada de quien sirve vino en la copa. ¿Un guiño al Santo Grial porque los reyes, en el siglo XII, sí sabían el origen del Cáliz de Doña Urraca?
Subimos a la estancia donde se expone el Tesoro de la Colegiata. Aquí está el misterioso cáliz: una copa y una peana unidas, ambas de ónice, que la reina doña Urraca entregó a los orfebres para que la recubrieran de oro, perlas, esmeraldas, amatistas y zafiros. ¿Por qué quiso la reina darle tanto valor a una copa que, en su material original, apenas lo tenía? ¿Sabía que era el Santo Grial procedente de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén como se asegura ahora en "Los reyes del Grial"? Imposible confirmarlo porque, si los reyes de León lo sabían, no dejaron constancia por escrito en ningún lugar. ¿Quizá para protegerlo? ¿O para no convertir León en objeto de la codicia de ejércitos enemigos?
En el siglo XIX la ciudad, como el país entero, fue ocupada por las tropas de Napoleón. Convirtieron la Colegiata en cuartel y cuadra y expoliaron sus riquezas. Si hubieran sabido que el Cáliz de doña Urraca era el Santo Grial, probablemente ahora tendríamos que ir a contemplarlo a Francia.
En la Colegiata de San Isidoro hay otras maravillas que contemplar. Su Biblioteca guarda 300 incunables, 800 pergaminos y 150 códices. Tiene el claustro románico más antiguo de España y en él se reunieron las Cortes de León en 1188. Sus responsables consideran esa reunión la cuna del parlamentarismo. La propia Basílica tiene un interesante retablo y unos curiosos arcos lobulados en el crucero reflejo de su etapa mozárabe.
Sólo en Europa hay dos centenares de copas de las que se asegura que son el Santo Grial. Demasiadas para un cáliz que, quizá, nunca existió o que, de haber sido real, pudo ser una copa como otra cualquiera que nadie se molestara en guardar. En todo caso, su leyenda es lo suficientemente atractiva como para acercarse a León a contemplar el Cáliz de Santa Urraca. Porque... ¿y si es?
Más información: www.museosanisidorodeleon.com/
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