Familia

Las mujeres han ganado visibilidad, pero todavía quedan muchas islas que conquistar

María Rodríguez Juez, CMO de Housell, analiza cómo es la situación de la mujer en el sector tecnológico y plantea posibles soluciones para lograr el empoderamiento femenino.

María Rodríguez
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Al hablar de igualdad en el ámbito tecnológico y del emprendimiento, nos encontramos en un momento muy esperanzador. La mujer en España ha pasado de liderar en la sombra a brillar en entornos públicos. La gran diferencia con respecto a unos años atrás reside, principalmente, en la visibilidad que la mujer ha logrado, en unos casos de forma orgánica, en otros acompañada de un esfuerzo extra.

Si bien es cierto que las mujeres directivas somos cada vez protagonistas de más casos e historias de éxito, en general sigue existiendo una brecha en cuanto a participación de mujeres en toma de decisiones, desajustes salariales, y menores oportunidades para contar su historia que entre los perfiles masculinos. Esa “invisibilidad” viene determinada porque la sociedad tiende a reconocer al principal protagonista de un hecho en sí, y no necesariamente a todo lo que ha contribuido a su éxito. Un ejemplo de ello es un viaje espacial: donde la figura del astronauta es quien tiende a llevarse toda la gloria, mientras que, tal y como narra el filme Figuras Ocultas en 2016, el verdadero responsable del éxito de la misión es, en un porcentaje muy alto, el equipo estratégico que hay detrás. En este caso, un equipo de mujeres.

Que el comité de dirección de una compañía tecnológica (como el caso de la proptech Housell) tenga paridad, es algo que, por desgracia, todavía es una excepción en España. De acuerdo con el informe Global Gender Gap Report elaborado por World Economic Forum (GGGRWEF 2020) España ha pasado de la posición 29ª a la 8ª en el ranking sobre igualdad de género, una noticia muy positiva que demuestra que vamos por buen camino. Pero aún así sólo el 32% de los altos cargos, tanto en el sector público como privado, son ocupados por mujeres y solo el 22% de los miembros de consejos de administración de las empresas españolas son mujeres. Únicamente una de cada cinco. El rol de la mujer ha ganado visibilidad, sí, pero todavía quedan muchas islas que conquistar.

Con la vista puesta en el futuro, el talento femenino será crítico -y necesario- para cubrir los miles de puestos de trabajo que seguirán surgiendo en torno a la tecnología y los datos. Especialmente lo serán sus valores complementarios, fundamentales para lograr un mundo más equilibrado. “Juntos” es mi mantra sobre igualdad.

El empoderamiento tecnológico debe nacer desde edades muy tempranas, el futuro de las próximas generaciones está en nuestras manos. Las tres palancas clave para lograrlo e impulsar a la mujer son: la estimulación del talento a través de motivación y la autoestima, deben confiar más en sí mismas, en su visión, en sus proyectos. La formación, es decir, predicar dentro de nuestro entramado educativo y familiar la importancia de formarse en todos los ámbitos, pero sobre todo, ejemplificar lo que significa ser programadora o trabajar con big data para que entiendan todo su potencial. O incentivarlas a aplicar el famoso “STEM” de las disciplinas científicas, técnicas, ingenierías y matemáticas para resolver problemas reales desde el colegio. Y por último, el mentoring. Las mujeres que hemos logrado nuestro sueño debemos ser más activas y facilitar la mentorización a las que inician su andadura empresarial. Ser un referente cercano para otras mujeres que comienzan a dar sus primeros pasos en su carrera.

Para tratar de garantizar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres lo antes posible, deberíamos marcarlo como prioridad y establecer objetivos concretos en las empresas. Aunque no se contrate por cuotas, la aplicación de iniciativas que apuesten por la paridad en los equipos permitirá que las posibilidades, al menos, sean iguales para hombres y mujeres. Por ejemplo, mantener en standby un proceso de selección con más candidatos masculinos que femeninos hasta contar con tres finalistas de cada sexo, puede ser una buena solución para generar las mismas oportunidades.

Para lograr la igualdad, esta tiene que ser parte del ADN no sólo de la compañía, sino de sus miembros directivos. Es necesario fomentarla desde un punto de vista único, de la familia y la conciliación. Y reconocer a los CEOs que creen en el talento sin barreras de género y confían en los individuos, dándoles herramientas para poder desarrollar todo su potencial.

Por tanto, será necesario que sigamos trabajando todos juntos en estimular el talento femenino, fomentar la autoestima de las niñas/jóvenes y ayudarles a pensar estratégicamente proponiendoles retos que resolver desde pequeñas. Dar visibilidad - una vez más- a casos y ejemplos de éxitos femeninos, para que las niñas tengan y crezcan con referentes de mujeres exitosas y así ir luchando contra los estereotipos que a día de hoy todavía existen en el imaginario colectivo.