Embarazo

Comer la placenta tras el parto: la polémica tendencia que promete beneficios y oculta riesgos

Descubre qué es la placentofagia, cómo se consume la placenta y qué dicen los expertos sobre sus supuestos efectos para la recuperación postparto

El ser humano es el único mamífero que no se come la placenta
Fetolarazon

La placentofagia es la práctica de comer la placenta tras el parto, una tendencia que ha ganado popularidad en los últimos años. Aunque la mayoría de los mamíferos lo hace de forma natural, en humanos es una costumbre controvertida y rodeada de mitos y posibles riesgos.

Función de la placenta durante el embarazo

La placenta es un órgano vital que se forma cuando el embrión se implanta en el útero. Su principal función es alimentar al bebé transmitiéndole nutrientes y oxígeno, además de eliminar desechos a través de la sangre materna. También produce hormonas esenciales como la gonadotropina coriónica humana, estrógenos y progesterona, fundamentales para que el embarazo se desarrolle con normalidad.

¿Por qué algunas madres deciden comer la placenta?

Tras el parto, la placenta suele desecharse, ya que ha cumplido su propósito. Sin embargo, cada vez más mujeres deciden conservarla para consumirla, inspiradas en prácticas ancestrales de la medicina tradicional china, donde se usaba placenta seca para tratar la anemia y fortalecer el sistema inmune.

En la actualidad, se cree que comer la placenta puede ayudar a reponer hierro, aminoácidos, vitaminas y hormonas que podrían acelerar la recuperación, reducir la anemia y prevenir la depresión postparto. Algunas mujeres afirman sentir más energía y mejor estado de ánimo después de consumirla, aunque no hay evidencia científica sólida que lo respalde.

¿Cómo se consume la placenta?

Existen varias formas de consumir la placenta:

  • Cruda, troceada o añadida a batidos.

  • Cocinada, como cualquier otra carne, aunque el calor puede reducir sus nutrientes.

  • Encapsulada, tras un proceso de deshidratación y pulverización, para tomarla como suplemento.

  • Infusiones, extrayendo la esencia de la placenta.

Riesgos de comer la placenta

Los expertos advierten que la placenta puede contener bacterias y toxinas que no siempre se eliminan con la deshidratación o la cocción. Esto podría representar un peligro para la madre y el recién nacido, especialmente si la leche materna se contamina.

Por eso, antes de decidir consumir la placenta es fundamental consultar con profesionales de la salud y conocer bien los riesgos y la falta de estudios concluyentes sobre sus supuestos beneficios.

Comer la placenta tras el parto es una práctica que divide opiniones. Aunque algunas madres aseguran sentirse mejor tras la placentofagia, la ciencia aún no respalda sus beneficios y sí alerta sobre posibles riesgos. Si estás pensando en sumarte a esta tendencia, infórmate bien y consulta con tu médico para tomar una decisión segura para ti y tu bebé.