Actualidad

La columna de Carla de la Lá

Mujeres de 40 años: Síntomas y Tratamiento

La columna de Carla de la Lá

Cate Blanchet en un anuncio de Armani
Cate Blanchet en un anuncio de Armanilarazon

Voy a cumplir 42 años y plenamente restablecida del paroxismo que suponen los últimos peldaños hasta alcanzar la cuarta planta de esta torre de babel que es la vida de la mujer, me siento en posesión de la información y el equilibrio suficientes para hablarles a ustedas de la sempiterna crisis de los 40. Un fenómeno tan indiscutible, como penoso e inclemente.

Voy a cumplir 42 años y plenamente restablecida del paroxismo que suponen los últimos peldaños hasta alcanzar la cuarta planta de esta torre de babel que es la vida de la mujer, me siento en posesión de la información y el equilibrio suficientes para hablarles a ustedas de la sempiterna crisis de los 40. Un fenómeno tan indiscutible, como penoso e inclemente.

Al teléfono con mi mejor amiga:

_¡Felicidades princesa! Te advierto que los 41 son muchísimo más relajantes que los 40.

BFF: Lo sé Carlita, estoy retirada, me lo han dejado claro esta mañana que además he comenzado el día en el taller mecánico.
_¿En el taller? ¿A qué hora?
BFF: He ido a las 7 de la mañana, guapísima, de verdad, ya sabes que en mi cumpleaños siempre me arreglo muy a tope. Pues nada, entro en el taller con mis tacones y lo atravieso en minifalda, dejando a ambos lados, a mil mecánicos y ninguno se ha dignado a decirme nada, ni mirarme.
_¡Que no mujer! Apuesto a que te miraban de soslayo y te deseaban, pero no lo verbalizaban por respeto, respeto de las 7 de la mañana.
BFF: No amiga no, a estos no les inspiro ni respeto, ni deseo, ni nada de nada, como mucho pensarían: a ver quien atiende a esta señora tonta que se ha cargado una rueda a las 7. La estrella se apagó.
_ Para mí eres como la estrella de Belén y siempre lo serás. Dime, ¿Al menos les viste los biceps sudorosos, descamisados y llenos de grasa y hollín?
BFF: No querida, para eso hay que pedir la cita a las 7 de la tarde.

Desde nuestra posición, mi amiguísima y yo, tras cientos de horas de impúdica conversación acerca de la materia, comprendemos a todas esas señoras de los anuncios de perfume, donde aparecen desmelenadas riéndose solas, dando vueltas, de largo o de etiqueta, por solitarias y peligrosas regiones nocturnas o gritando por los tejados para después arrojarse vestidas a una piscina... ya saben, todos estos anuncios que nos tragamos en plan “Di sí a la Vita”, anuncios protagonizados por mujeres absolutamente trastornadas que no están locas, verán ustedes: son mujeres de 40, un periodo donde lo natural es sumar miseria tras miseria.

Los primeros signos de que una ya no es joven se manifiestan por la cantidad de pomadas que tenemos en el cuarto de baño. Recuerdo que a los 39 sufrí un aburridísimo y costoso trance cutáneo que duró varios meses. La dermis habla y yo acababa de entrar en la crisis de los 40 con despreocupada ingenuidad.

Como decía, el número de productos especialitos, a base de corticoides, calmantes, antipruriginosos... esos productos de la parafarmacia, para evitar rojeces, rozaduras, sarpullidos, somatizaciones....¡estigmas!... describen la inestabilidad psicológica y la presión a la que una está sometida porque, amigas, hay que aguantar mucho, en un día feliz, de una vida feliz....Yo sonreía, relativizadora, práctica, me sentía lozana, de buen humor, me encontraba bien, aunque fuera lunes por la mañana, desayunaba sano, bajaba al gimnasio, porque estaba estupendamente, genial, donde tenía que estar... Pedía hora en el salón de Moncho Moreno, regresaba a casa, ningún ser estresante por ninguna parte ¡voy a ducharme! mi vida es perfecta después de todo... dinámica, afanosa en el baño; pero mi neceser entreabierto, me observaba desde una diminuta abertura de la cremallera; desde un ojo malévolo que lo sabía todo_ su neceser lo sabe todo de usted querida_ y como una boca maligna... no dejaba de susurrarlo: "Carla....Carla.....este baño está lleno de pomadas..."

Después llegan los dolores sin causa aparente, neuropáticos (de loca), los dolores con causa justificada, la artrosis, las irregularidades hormonales, los quistes, las mamografías, Fisiosalud... y esto con suerte. A los 39 este cuerpo, del que ya veníamos desconfiando se descubre como el peor de los enemigos y comienza la que será una batalla dolorosísima y esforzada contra la naturaleza de un metabolismo despiadado.

Si una mujer con infinito tiempo libre y mucho dinero consigue hacer de ello su profesión, porque forzar la juventud requiere hacer de la belleza profesión, tal vez se mantenga delgada y tonificada; eso sí, adiós al alcohol y los carbohidratos; hola dieta, gimnasio, lechuga, pavo, privación...

Bajo mi experiencia y mi naturaleza hedonista recomiendo no engañarse: a los 40 podemos ser inteligentes, profesionales, bondadosas, divertidas y hasta guapas, pero no jóvenes. La batalla contra el tiempo está perdida y persistir en la lucha requiere al menos un proceso de reflexión. ¿Es lo que quiere, amiga? Por favor, señoras, que no nos marque la pauta el flautista de Hamelín.

Pero, un momento, ¡mi cara se desdibuja!, mi rostro que es el espejo del alma, con el que hablo, como, sonrío y beso a mis seres queridos se emborrona... ¿Acido, botox, un lifting?

Y luego que a los 40 ya no pegan ciertos vestidos, ni ciertas palabras aunque se empeñe María Escoté, no hay más que verla... (si eres Cela, quedan bien, ¿eh? o Fernando Fernán Gómez o Umbral... conocí a los tres en casa de mi ex suegro, todos decían lo que les daba la gana y sonaba bien). Yo ya no digo tacos ni me beso en público (bueno, sí lo hago pero a sabiendas de que es repulsivo). Como dice mamá: “Para el erotismo en público, hay que ser bello y joven”.

¿Y qué me dicen de los piropos? Desde mi primer piropo a los 11, ha sido un no parar hasta los 40; ahora me piropean poco, supongo que influye que siempre voy rodeada de niños y animales...


Maldita sea, qué poco me piropean ahora, supongo que huelo a madre monsergas de lejos y a señora centrada, que es lo que soy y que voy más tapadita (mucho más), yo he lucido minifaldas de multa, pero de meterme en la cárcel y tirar la llave....

Mi mejor amiga dice que hay que cultivar una feminidad sexy hasta que ya no podamos vivir con dignidad e independencia y nada en nuestro rostro sugiera que alguna vez fuimos dos mujeres hermosas, inteligentes, inquietas y fogosas; entonces nos suicidaremos en un bellísimo y estético ritual y nos sepultarán en superficie, como a los Reyes Católicos, en un doble monumento funerario, donde esculpirán nuestras figuras yacentes con esmero.

Las paredes estarán revestidas de hornacinas con veneras, todo acompañado por una rica decoración de escudos, coronas frutales, castillos, flores, yugos, etc.

En los medallones centrales se verán exquisitamente tratadas las escenas más excitantes y épicas de nuestra vida, juntas desde la guardería, y a ambos lados las figuras de los Apóstoles de esmoquin y zapatos de charol (nada de sandalias en nuestro sepulcro).

En las cuatro esquinas, dulcificando así los ángulos, colocaremos 4 ángeles custodios, pero no esos arcángeles etéreos, transparentes, al estilo Gabriel... no, nuestros ángeles custodios, tendrán aspecto de millennials, estarán mazados y tendrán labios carnosos... como una especie de tronistas de mármol, ¿comprenden?, que ya hemos sido lo suficientemente elegantes y sibaritas en vida.