Educación
Nunca hagas esto para calmar la rabieta de tu hijo
Álvaro Bilbao nos da las tácticas comunes que no funcionan y nos descubre enfoques más efectivos para abordar las rabietas de tus hijos
Las rabietas son un desafío común para muchos padres, especialmente cuando sus hijos tienen entre 18 meses y 4 años de edad. Actualmente, conocemos bastante sobre las rabietas, como su duración típica, que suele estar entre uno y tres minutos, y que es normal que duren más de 40 minutos. Existen estrategias que pueden hacerlas más cortas y menos frecuentes, aunque muchos padres aún emplean métodos ineficaces. El experto Álvaro Bilbao, nos desvela siete de las estrategias más comunes pero ineficaces.
1. El grito. Gritar solo intensifica la activación de tres áreas cerebrales relacionadas con las rabietas: la amígdala (miedo), la corteza orbital (frustración) y la ínsula (sentimiento de incomprensión). Desde el punto de vista neurológico, es una de las peores decisiones, y en términos de psicología infantil, enseña erróneamente al niño que en momentos de crisis no se debe mantener la calma.
2. El abandono. Decir frases como "Hugo, lo siento pero me voy" puede hacer que el niño, aterrorizado, corra detrás del padre o la madre. La rabieta sigue presente y puede reactivarse. Abandonar emocionalmente al niño no es la solución. En situaciones urgentes, es mejor tomar al niño en brazos con calma y dulzura y llevarlo donde sea necesario.
3. La contención física. Abrazar fuertemente o sujetar al niño durante una rabieta no resuelve la frustración; solo aumenta su enojo. La contención física solo se recomienda si el niño se está lastimando, sugiriendo que se tire al suelo para patalear sin hacerse daño.
4. La amenaza. Frases como "Como no pares de llorar, te vas a enterar" solo aumentan la sensación de herida y amenaza en el niño. Un niño enrabietado ya está emocionalmente herido y amenazarlo no hará más que empeorar la situación.
5. La vergüenza. Decir "Lucía, deja de llorar, que este señor te está mirando" es una estrategia desacreditada científicamente. Los niños pequeños no pueden manejar emociones fuertes por sí mismos y necesitan expresarlas antes de poder controlarlas. La vergüenza no es un buen método para lograr esto.
6. La distracción. Intentar distraer al niño con algo como "¡Mira qué perrito más bonito!" puede funcionar en algunos casos, pero generalmente no es efectivo cuando la rabieta está en su punto álgido. Es más útil cuando la rabieta está disminuyendo.
7. El diálogo “Socrático”. Explicar al niño con razonamientos lógicos por qué no puede tener lo que quiere no es eficaz en el momento de la rabieta. El cerebro emocional del niño domina y aunque entienda las razones, no podrá calmarse. Sin embargo, este método puede ser útil a largo plazo para que el niño aprenda a manejar sus emociones.
En resumen, las rabietas son un fenómeno natural y saludable del desarrollo cerebral infantil. Los niños desarrollan gradualmente la capacidad de calmarse y superar frustraciones, pero necesitan tiempo y sentir el apoyo de sus padres. Aunque puede ser frustrante, existen estrategias eficaces para prevenir las rabietas y reducir su frecuencia e intensidad.
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