País Vasco

El invento vasco que en el resto de España no se conoce: es ideal para el día a día

Un sencillo sistema se ha convertido en un símbolo de ingenio práctico en Euskadi, aunque su uso apenas se extiende fuera del norte

La palabra que si pronuncias la gente sabe que eres de País Vasco
El invento vasco que en el resto de España no se utiliza: ideal para el día a díaistock

Cualquiera que haya vivido o pasado una temporada en el País Vasco es consciente de que allí, la lluvia es una realidad meteorológica que define el paisaje, el día a día y casi que el carácter de sus gentes. No es una mera percepción; los datos lo confirman: ciudades como Donostia y Bilbao se encuentran habitualmente entre las más lluviosas de España, con más de 141 y 124 días de precipitaciones al año respectivamente, según registros de la AEMET.

Esta omnipresencia del agua, que va desde el aguacero intenso hasta el persistente y fino sirimiri, ha moldeado costumbres y, sobre todo, ha agudizado el ingenio para resolver problemas del día a día. Uno de los retos más universales en un clima así es hacer la colada. Tender la ropa en el exterior se convierte en una apuesta arriesgada, una batalla constante contra un cielo impredecible. Sin embargo, al pasear por las calles de cualquier localidad vasca, desde Santurtzi hasta la propia capital vitoriana, un detalle en las fachadas de los edificios revela una solución tan extendida como desconocida fuera de la comunidad.

El invento vasco que nació de la necesidad

No se trata de un simple toldo de plástico. Es un sistema estandarizado, robusto y reconocible, conocido popularmente como el "Tendedero Marta". Este invento, que a ojos foráneos puede parecer una curiosidad local, es en realidad el resultado de la visión de una mujer emprendedora, María Teresa Pinero. En la década de los 90, esta vecina de Santurtzi (Vizcaya), cansada de la frustrante tarea de recoger la ropa a toda prisa o encontrarla empapada por un chaparrón inesperado, decidió poner fin al problema.

María Teresa, que compaginaba su trabajo con las labores del hogar, ideó un tendedero fabricado en acero inoxidable que incorporaba un sistema protector, una lona retráctil que resguardaba la colada no solo de la lluvia, sino también de otros inconvenientes como la suciedad o las cenizas. El diseño fue una auténtica revolución en el sector del menaje del hogar. El nombre con el que bautizó su creación, "Marta", fue un homenaje a su hija recién nacida por aquel entonces.

Lo que comenzó como una solución doméstica pronto demostró su enorme potencial. El ingenio de Pinero trascendió las fronteras del País Vasco y llegó a ser reconocido a nivel internacional. En la década de los 90, su invento fue galardonado con dos prestigiosas medallas de oro en la Feria Internacional de Inventos de Ginebra, un evento de referencia mundial para innovadores. Los premios, uno a la "Mujer Inventora" y otro al "Invento más práctico", consolidaron el proyecto y validaron su funcionalidad y diseño.

Tras el fallecimiento de María Teresa, su hijo, Carmelo Merino, tomó las riendas del negocio, manteniendo vivo el legado de su madre. Él mismo ha relatado en diversas ocasiones el carácter emprendedor y la enorme capacidad de trabajo de su madre, cuyo proyecto se convirtió en su vida. La elección del característico color azul de la lona no fue casual, sino un guiño a la ciudad de Bilbao, mostrando el profundo arraigo del producto con su tierra. El éxito y la calidad del diseño original se evidencian en su durabilidad; según su hijo, todavía existen tendederos en perfecto uso con más de 45 años de antigüedad.

Hoy en día, el Tendedero Marta sigue siendo un elemento indispensable en miles de hogares vascos y su presencia se ha extendido a otras comunidades del norte como Cantabria y Asturias. Sin embargo, sigue siendo un gran desconocido en la mayor parte de España, incluso en zonas donde la lluvia también es una constante. Este práctico invento, nacido de la necesidad y del tesón de una mujer, es un testimonio de cómo la adaptación al entorno puede generar las soluciones más sencillas y eficaces para la vida cotidiana.