Ciencia

Pantallas activas vs. pasivas: la ciencia explica por qué no todo el uso del móvil afecta igual al cerebro adolescente

Ver vídeos reduce el autocontrol, mientras que usar el ordenador o practicar deporte mejora la plasticidad cerebral

Los expertos alertan de que el abuso de las pantallas ya es una grave pandemia
Niña con móvilFREEPIKLA RAZÓN

Durante años, madres y padres han escuchado la misma advertencia: “las pantallas son perjudiciales”. Y, en general, así lo confirma la Asociación Española de Pediatría, que desaconseja su uso en menores de 6 años. Sin embargo, la investigación científica más reciente insiste en que el impacto no depende solo del tiempo frente a un dispositivo, sino del tipo de actividad que se realiza.

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Un estudio de la Universidad del Este de Finlandia, publicado en Neuroscience, demuestra que las pantallas activas y las pantallas pasivas tienen efectos completamente distintos en el cerebro adolescente. En otras palabras, no es igual ver vídeos de forma pasiva que programar, crear contenido o participar en un juego interactivo.

Pantallas activas vs. pasivas: qué ocurre en el cerebro

El trabajo diferencia dos tipos de consumo digital:

  • Pantallas activas (ordenador, creación digital, juegos interactivos): estimulan los circuitos de aprendizaje, atención y autocontrol.

  • Pantallas pasivas (vídeos, televisión, scroll sin interacción): reducen la capacidad de regulación y “adormecen” el cerebro.

Incluso dentro del consumo pasivo hay matices: no implica lo mismo ver una película en familia que dejar la televisión encendida o dar la tablet en momentos de desconexión.

Detalles del estudio finlandés

El estudio, dirigido por la doctora Hannamari Skog dentro de los proyectos FitBrain y PANIC, analizó a 45 adolescentes de entre 16 y 19 años. Para medir la actividad cerebral se empleó estimulación magnética transcraneal (TMS), una técnica que permite evaluar el equilibrio entre excitación e inhibición cortical, claves para la atención, el autocontrol y el aprendizaje.

Los investigadores registraron:

  • Tiempo diario frente a diferentes pantallas (móvil, ordenador, televisión).

  • Tipo de actividad física (organizada y no organizada).

Resultados principales

  • Más horas de pantallas = menor inhibición cortical, lo que implica menos control de impulsos.

  • Uso del ordenador = mayor excitabilidad cerebral y mejor equilibrio neuronal.

  • Ver vídeos o televisión = inhibición más débil, un cerebro menos capaz de frenar respuestas impulsivas.

  • El deporte organizado aumenta la plasticidad cerebral, mientras que la actividad física no estructurada muestra efectos neutros o incluso negativos.

En conclusión, las pantallas activas y el ejercicio físico estimulan el cerebro adolescente, mientras que las pantallas pasivas tienden a reducir su capacidad de regulación. El estudio subraya también el papel protector del ejercicio físico. La actividad intensa mejora la comunicación neuronal y favorece un equilibrio saludable entre excitación e inhibición, justo lo contrario de lo que ocurre con un consumo excesivamente pasivo de pantallas.

Qué deben tener en cuenta padres y educadores

La clave no es eliminar las pantallas, sino diferenciar qué tipo de uso beneficia o perjudica al cerebro adolescente.

Durante la adolescencia, el cerebro atraviesa un periodo de máxima plasticidad: se fortalecen o debilitan los circuitos responsables del autocontrol, la atención y la regulación emocional.

  • Uso pasivo: scroll infinito, vídeos automáticos, series encadenadas → mayor impulsividad, distracción y peor gestión emocional.

  • Uso activo: creación digital, programación, juegos estratégicos, búsqueda de información → estimulación cognitiva y refuerzo del autocontrol.

No se trata solo de limitar horas, sino de dar propósito al uso de las pantallas: aprender, crear, investigar, jugar en equipo, diseñar. Un adolescente que edita un vídeo, programa un juego o explora un tema académico no experimenta el mismo impacto cerebral que uno que pasa la tarde encadenando vídeos sin fin.