Real Madrid

LaLiga Santander

El Real Madrid, seco contra el Athletic (0-0)

Tres balones al palo, muchos remates, pero volvió a quedarse sin marcar

Hay una teoría, mitad en broma y mitad en serio, que dice que el Real Madrid era un experto en jugar a nada, pero que con eso le valía para ganar. Que no había más estilo que la victoria. Otros presumían de su juego, de sus valores o de su identidad. Esa manera de ser tuvo momentos culminantes en algunos partidos hace años, con Casillas en la portería y Ronaldo el brasileño en ataque. Pero era una exageración, un descripción a brocha gorda. Lo que sí es verdad es que el Real Madrid ahora es un equipo armónico, con un claro sentido de juego, optimista, dominador de los partidos y con el balón. Un equipo que juega, pero que no marca.

Contra el Athletic, fue como pegarse contra un muro, una sensación que el Real Madrid está teniendo últimamente. Lo hace todo bien, como hace tiempo que no se veía, físicamente a tope, con fútbol, con ocasiones, pero cuando toca abrir la puerta, terminar el viaje y marcar, descubre que no es puerta, que es un muro. E insiste, de todas las maneras: de lejos, de cerca, de cabeza, pero la pelota va al palo, o se estira el portero una, dos y tres veces, o el remate sale flojo y pasa el tiempo y la angustia crece. Empató en el último minuto en Valencia tras una media hora en la que tuvo que resolver el encuentro; empató a cero también en el Camp Nou en un duelo en el que demostró su poderío y se fue perjudicado por el árbitro, pero es que tampoco le llegaron los goles contra el Athletic.

El debate del delantero centro era constante cuando estaba Ronaldo y la producción de Benzema era inferior, pero se ha agudizado ahora. Karim está más goleador que nunca y los centrocampistas apoyan, pero al Real Madrid le falta algo más, el último momento. Dice e insiste Zidane que jugando así los goles tienen que llegar y normalmente lo hacen.

El Real Madrid volvió a firmar un buen encuentro, superior por varios cuerpos al rival, pero termina el año con una pequeña decepción, con este traspiés inesperado después de lo sucedido en Barcelona. Porque no hubo manera: lo tuvo Kroos, en una ocasión clarísima en la que si le dejan un poco más se mete en la portería, pero su tiro lo despejaron entre Unai Simon y el larguero. Tuvo muchas el equipo de Zidane desde ese remate hasta otro al larguero de Nacho en el segundo tiempo. Y hubo otro palo más de Jovic, a cinco minutos del final, como si hubiese una maldición. Jugó gran parte del encuentro en la frontal del área rival y sin embargo el Athletic salió con vida y durante un par de llegadas tuvo la sensación de que podía sacar un botín más abundante del Santiago Bernabéu.

Sin Casemiro, Zidane volvió a repetir con Valverde de medio centro. Es lo que más le convence para que el equilibrio del equipo no se resienta. Pero se resiente claro, porque el uruguayo no tiene más remedio que cortarse un poco. En la segunda parte, cuando el agobio del tiempo se sentía en el cogote, se soltó más pero sin resultaod. Fue Modric quien estuvo iluminando los mejores momentos del Real Madrid en la primera mitad. Es una maravilla lo que hace el croata cuando está en forma y a su ritmo, el conjunto blanco no dio opción al Athletic.

Zidane también cambió el ataque: Vincius y Rodrygo en las bandas es una opción que empieza a repetir y le gusta, aunque no terminan de ser regulares. Los dos brasileños son distintos. Vinicius siempre aparece, no teme a nada, regatea, profundiza... Y no acaba. Tiene que llegar el día que sí lo haga y entonces, será imparable. En cambio, Rodrygo es más selectivo en sus apariciones, menos dinámico, pero cuando aparece se nota su sello de distinción. Bien por su remate o bien por el toque que da al balón en los centros. Con ellos tuvo que marcar el Real Madrid, pero no lo hizo y Zidane decidió prescindir de ambas para dar entrada a Bale y a Jovic, en busca de un rematador, alguien que diese sentido al juego, sentido último: el gol. Pero nada.

El Real Madrid cerrará el 2019 con un equipo titular que presenta cuatro novedades respecto al que empató en el clásico. El uruguayo Fede Valverde ocupará la posición de Casemiro, ausente por sanción, y Zidane deja de inicio en el banquillo a Raphael Varane, Isco Alarcón y Gareth Bale.

El Real Madrid comienza con: Courtois; Carvajal, Militao, Sergio Ramos, Mendy; Valverde, Kroos, Modric; Rodrygo, Benzema y Vinicius. EFE