Naturaleza
Así es una de las cascadas más infravaloradas de Galicia
Con su imponente caída de agua, cuenta con una serie de molinos restaurados y un paisaje que invita a la admiración
Ubicada en la parroquia de Castriz, en el municipio de Santa Comba, la Fervenza de Castriz es un salto de agua de unos 8 metros de altura en el río Mira, afluente del río Xallas. Este río, que nace en la laguna de Alcaián, en Coristanco, atraviesa paisajes llenos de belleza natural y llega a la cascada tras recorrer unos 8 kilómetros, recogiendo las aguas de la zona.
En su paso por la Fervenza, el río se lanza bruscamente sobre las rocas en varios saltos, creando un espectáculo de espuma y ruido que enamora a quienes se acercan a contemplarlo. Durante la época de lluvias, la fuerza del agua transforma el paisaje en un espectáculo aún más impresionante, con la cascada atronando contra la piedra.
El acceso a este paraíso natural está perfectamente acondicionado, lo que facilita la visita a todos los públicos. Desde Santa Comba, se debe tomar la carretera DP-2904 en dirección a Castriz, y después de recorrer unos 8 kilómetros, se llega a un cruce que señala la dirección hacia la cascada. Desde allí, un corto recorrido de aproximadamente un kilómetro lleva a los visitantes hasta una zona de descanso equipada con mesas, bancos, parrillas y miradores, donde se puede disfrutar de un agradable día rodeado de naturaleza.
Alrededor del área recreativa que rodea la cascada, la vegetación gallega se muestra en su máximo esplendor. Árboles como alisos, carballos, laureles y abedules proporcionan sombra y belleza al entorno, mientras que la fauna local, como truchas, libélulas, escarabajos, y diversas aves, complementan este espacio natural.
Uno de los atractivos más singulares de la Fervenza de Castriz son los cinco molinos de agua que han sido restaurados, recuperando su valor histórico y cultural. Estos molinos, que datan de hace siglos, formaban parte de la vida cotidiana de los habitantes de la zona, utilizando la fuerza del agua para la molienda de cereales. Cada uno de los molinos lleva el nombre que le otorgaron los vecinos a lo largo del tiempo, como “O Rosete” o “O do Guicho”. La rehabilitación de estos molinos no solo ha permitido preservar parte del patrimonio industrial de Galicia, sino que también ofrece a los visitantes una lección sobre cómo se aprovechaba la energía hidráulica en tiempos pasados.
El entorno que rodea la cascada también guarda huellas de la historia más antigua. En los alrededores de Castriz, se encuentran varios castros y mámoas, restos de asentamientos de la Edad de Hierro que dan testimonio de la presencia de antiguos pueblos celtas.