Cultura
Así es el museo de la alfarería gallega que conserva viva la tradición
En este lugar de A Costa da Morte cada pieza de barro cuenta una historia forjada entre torno, humo y fuego
En la comarca de Bergantiños, el Ecomuseo Forno do Forte representa uno de los conjuntos etnográficos más emblemáticos de Galicia. Esta joya patrimonial fue rehabilitada en 1999 por la Diputación de A Coruña para conservar y difundir la memoria de los “oleiros” de Buño, una tradición alfarera con siglos de historia.
El museo está compuesto por un conjunto de antiguas casas de familias alfareras, con sus viviendas, talleres, alpendres, hórreos y, por supuesto, un horno comunal que da nombre al conjunto. La arquitectura tradicional y la cuidada musealización permiten a los visitantes adentrarse en el día a día de una familia alfarera de los años 50, no solo observando su modo de vida, sino también participando: el museo ofrece la oportunidad de modelar barro en un torno y crear una pieza propia.
La actividad alfarera en Buño está documentada desde el siglo XVI. Los primeros registros aparecen en el archivo parroquial a partir de 1510, y la tradición ha perdurado desde entonces, alcanzando un importante auge en los siglos XVIII y XIX, cuando se convirtió en motor económico de la zona. A comienzos del siglo XX, Buño contaba con hasta ochenta alfares en activo.
La calidad del barro de Buño, extraído tradicionalmente del Monte de Os Barreiros, ha sido clave en el prestigio de esta cerámica. Su tratamiento artesanal, desde la extracción hasta el horneado, ha sido históricamente fruto de una labor comunitaria. El amasado del barro, el modelado con torno alto, el vidriado con minerales locales y el horneado en grandes hornos circulares de piedra (capaces de albergar hasta dos mil piezas) requerían de técnica, paciencia y conocimiento ancestral.
El Forno do Forte se originó como una gran casa labriega en los siglos XVIII-XIX, que fue dividida en espacios alquilados a alfareros. Con el tiempo, se le sumaron más viviendas y se construyó un alpendre para guardar barro y combustible. El horno, de gran prestigio por la calidad de sus coceduras, funcionó regularmente hasta los años 60, y dejó de utilizarse en los 70.
Hoy, gestionado por el Ayuntamiento de Malpica, el Ecomuseo es también un espacio donde se rinde homenaje a los hombres y mujeres que hicieron de la alfarería un arte. En sus salas se exhiben piezas tradicionales y contemporáneas, y se ofrece una visión integral de este oficio. De hecho, la Asociación Oleira de Buño fue galardonada en 2007 con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.