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Homenaje

Domingo Villar ya es eterno en Vigo

El novelista cuenta desde hoy con una escultura en La Alameda, lugar que marcó su vida y su obra literaria

Imagen de la escultura del novelista en la ciudad olívica. Concello de Vigo

Hay lugares que marcan una vida y escritores que influyen, de uno u otro modo en una generación, en un pueblo, en sus vecinos o en la gente. Podría ser el caso del Domingo Villar, a quien debemos las ya casi míticas historias del inspector Leo Caldas, y que desde hoy tiene un lugar eterno en el corazón de Vigo.

Al menos, de modo simbólico desde que el alcalde Abel Caballero, acompañado por la primera teniente de alcalde, Carmela Silva, el concejal de Cultura, Gorka Gómez, y la familia del novelista, descubría esta mañana una escultura que inmortaliza su presencia en la céntrica Plaza de Compostela.

La obra, realizada por Pedro Dobao, representa a Villar sentado en un banco de La Alameda, leyendo y ocupando un pedacito de espacio en el que pasó buena parte de su vida y que, a su vez, sirvió también de escenario en el devenir de muchas de sus novelas.

En este sentido, durante el acto, Caballero ha destacado la importancia de la Alameda en la biografía y obra de Villar. El regidor vigués ha asegurado que vivir en esa zona es “vivir en el mar”, y que el escritor “conocía y disfrutaba de ese privilegio”.

“Era una persona maravillosa, amigo de sus amigos, con un alma inmensa y muy generoso con quienes, como él, querían ser escritores, como Pedro Feijóo”, ha puntualizado Caballero.

En este marco, la familia del escritor ha agradecido al ayuntamiento esta iniciativa, que permitirá que su memoria perdure en la ciudad y en las futuras generaciones de vigueses.

Su legado literario

Nacido en Vigo en 1971, Domingo Villar se ha convertido en uno de los grandes nombres de la novela negra en gallego. Con su primera obra, Ojos de agua (2006), presentó en sociedad al carismático inspector Leo Caldas, un personaje que se convirtió en un referente del género.

Su éxito continuó con La playa de los ahogados (2009), adaptada al cine en 2014, y El último barco (2019), con la que consolidó su prestigio. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas.

Fallecido en 2022 a los 51 años a causa de un accidente cerebrovascular, a su legado literario se une ahora una escultura que garantiza su presencia física en la ciudad que tanto amó.