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Turismo

Este es el municipio más pequeño de España: un oasis termal que llegó a acuñar moneda propia

En su apogeo contó también con gaceta semanal y hoy recoge una historia que mezcla el esplendor con la hospitalidad propia de Galicia

El antiguo Gran Hotel de la localidad. Turismo de Galicia

Bajo la luz del atardecer, la silueta del antiguo Gran Hotel de Mondariz-Balneario se recorta contra los bosques del valle del río Tea. En este diminuto municipio gallego, de apenas 2,4 km² de superficie, el más pequeño de España, y unos pocos centenares de habitantes, el tiempo discurre a otro ritmo, entre el susurro del agua y la memoria de un esplendor que proviene de otra época.

Situado en la comarca de O Condado, a orillas de ese apacible río Tea y a apenas 30 kilómetros de Vigo, Mondariz-Balneario atesora paisajes de ribera, jardines centenarios y fuentes escondidas que invitan al descanso. Sus calles tranquilas y cuidadas, flanqueadas de camelias y castaños, revelan a cada paso vestigios de una gran historia: estatuas, templetes, ruinas y edificios de piedra que cuentan el relato de una villa termal única en España.

Las propiedades curativas de las aguas de Mondariz eran conocidas por la gente de la zona desde antiguo, aunque su fama nacional comenzó en el siglo XIX. En 1873, a instancias de los hermanos Peinador, el gobierno declaró de utilidad pública los manantiales locales, reconociendo oficialmente sus cualidades medicinales.

Aquel hito marcó el nacimiento del balneario y el inicio de una apasionante historia que transformaría una aldea rural en referencia termal europea. Los Peinador soñaron con crear en Galicia una villa de aguas al estilo de Baden-Baden o Bath, y lo lograron: a finales del siglo XIX Mondariz-Balneario se había convertido en sinónimo de lujo y salud, un nombre pronunciado con admiración en los salones de la alta sociedad.

Balneario de Mondariz. Wikipedia

El Gran Hotel, inaugurado en 1898, simbolizó ese apogeo. Con 250 habitaciones, escalinatas monumentales y amplios salones, acogió a aristócratas, políticos y artistas: desde la infanta Isabel de Borbón hasta Emilia Pardo Bazán. La villa llegó a tener moneda propia, un teatro de ópera y hasta una gaceta semanal. Tanto creció que en 1924 se independizó del vecino Mondariz para formar ayuntamiento propio, el más pequeño del país.

La Guerra Civil truncó ese esplendor. El hotel se convirtió en hospital, la afluencia decayó y, décadas después, un incendio en 1973 arrasó el edificio. Durante años sólo quedaron sus muros, un espectro de piedra que recordaba la grandeza perdida.

El renacer de un símbolo

A finales del siglo XX comenzó la resurrección. Se reconstruyó la fachada del Gran Hotel, se rehabilitaron instalaciones y en 2005 se inauguró el moderno Palacio del Agua. Hoy, Mondariz-Balneario combina el aire señorial de la Belle Époque con las comodidades del siglo XXI, recuperando su lugar como destino de turismo de salud.

Lo que diferencia a Mondariz-Balneario de otros enclaves termales es su escala. Todo está cerca: el parque, el río, los paseos con sombras. Apenas 700 vecinos conviven con los visitantes en un entorno en el que la naturaleza marca el ritmo. El río Tea serpentea tranquilo, los senderos invitan a caminar y la bruma matinal envuelve jardines y fuentes. La vida transcurre serena: los ancianos charlan bajo los tilos, los niños juegan junto a la Fuente de Gándara y los huéspedes del balneario se mezclan con los locales en la cafetería del pueblo. La hospitalidad, que le valió el título de Muy Hospitalaria Villa en 1925, sigue siendo seña de identidad.

Agua, esencia y legado

El corazón del municipio es el balneario. Entre piscinas termales, envolturas de algas y masajes, se mantiene la tradición iniciada hace siglo y medio. El agua no solo cura: es parte de la vida cotidiana.

La Fuente de Gándara, obra del arquitecto Antonio Palacios, mana sin cesar; vecinos y visitantes llenan sus botellas con este líquido ferruginoso de sabor inconfundible. Desde hace más de un siglo, además, la marca Aguas de Mondariz lleva el nombre del pueblo por toda España, recordando que este enclave diminuto guarda un manantial de prestigio internacional.

Hoy, Mondariz-Balneario es una prueba de que las grandes historias caben en los lugares más pequeños. Entre sus estrechos límites late un universo de historia, naturaleza y bienestar. Un oasis termal que, con apenas 2,4 km², sigue proyectando su nombre mucho más allá de Galicia.