
Guerra de Ucrania
Hace cuatro años, Rusia hizo maniobras militares en Bielorrusia y acabó invadiendo Ucrania, hoy lanzará unas grandes maniobras en la frontera de Polonia
La tensión se dispara en la frontera oriental de la OTAN después de que Polonia derribara casi una veintena de drones rusos e invocara el artículo 4 como respuesta a unas masivas maniobras militares conjuntas de Moscú y Minsk

La tensión en el flanco oriental de Europa ha vuelto a dispararse con el inicio de las maniobras militares conjuntas entre Rusia y Bielorrusia. Bautizados como «Zapad 25», estos ejercicios, que comenzaron el pasado 12 de septiembre y se prolongarán hasta el día 16, se desarrollan en las inmediaciones de la frontera con Polonia y han encendido todas las alarmas en el seno de la OTAN, especialmente porque incluyen la simulación de lanzamientos de misiles con capacidad nuclear.
De hecho, la verdadera dimensión de la operación es uno de los puntos más preocupantes para los analistas occidentales. Aunque las cifras oficiales de Moscú y Minsk hablan de 13.000 efectivos, se trata ya del mayor ejercicio militar conjunto de los últimos cuatro años. Sin embargo, diversas fuentes de inteligencia elevan esa cifra de manera drástica, sugiriendo que el número real de soldados involucrados podría rondar los 150.000, una movilización que desborda con creces lo que se consideraría una simple maniobra defensiva.
En este contexto de máxima alerta, la reacción de Polonia no se ha hecho esperar. Como primera medida, Varsovia procedió a cerrar por completo su frontera con Bielorrusia. La situación escaló de manera preocupante cuando el gobierno polaco confirmó que sus defensas antiaéreas derribaron casi una veintena de drones rusos que violaron su espacio aéreo, una incursión que supone un grave incidente, según se puede leer en una publicación de Infodefensa. Este tipo de incidentes subraya la importancia de los sistemas de defensa aérea, en un momento en que crece la preocupación por la disponibilidad de misiles Patriot en el continente.
La respuesta de la OTAN y el rearme polaco
Como consecuencia directa de esta violación de su soberanía, Polonia ha invocado el artículo 4 del Tratado de la OTAN. Este mecanismo, que no implica una respuesta militar automática e inmediata, sí activa un proceso de consulta urgente entre todos los países miembros para evaluar la amenaza y coordinar una postura común frente a lo que se percibe como una agresión directa a uno de sus socios. Esta consulta entre aliados sirve para evaluar la amenaza y coordinar la respuesta, en un marco donde el poderío militar europeo sigue dependiendo en gran medida de las capacidades que proporcionan las armas estadounidenses.
Asimismo, esta contundente respuesta polaca no es fruto de la improvisación, sino que se enmarca en la robusta política de defensa que el país viene consolidando desde hace años. Actualmente, Polonia es el miembro de la Alianza que más invierte en defensa en proporción a su economía, con un gasto que alcanza el 4,1 % de su Producto Interior Bruto. Este esfuerzo presupuestario demuestra la seriedad con la que Varsovia se toma la amenaza que percibe en su frontera oriental. Este esfuerzo inversor de Polonia no es un caso aislado, ya que otros miembros de la OTAN también están modernizando sus ejércitos, como demuestra la decisión de Alemania de ampliar la producción de vehículos de combate en países del flanco oriental.
En definitiva, las maniobras «Zapad 25» y los incidentes derivados de ellas se han convertido en un pulso geopolítico de primer orden. La Alianza Atlántica observa con atención cada movimiento, mientras la escalada de tensión pone a prueba la cohesión y la capacidad de disuasión de la organización en uno de los momentos más delicados para la seguridad del continente.
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