Obituario
Trece años sin Manuel Fraga, el político gallego que marcó una era en España
De Villalba a la presidencia de la Xunta, su trayectoria abarcó desde el franquismo hasta la democracia, dejando un legado que aún pervive
Hoy se cumplen 13 años del fallecimiento de Manuel Fraga Iribarne, una de las figuras más emblemáticas y controvertidas de la política española y gallega del siglo XX. Nacido en Villalba (Lugo) en 1922, Fraga vivió una infancia marcada por la emigración familiar, pero su talento y esfuerzo lo llevaron a destacar desde joven, convirtiéndose en un referente académico y político que dejó huella en todas las etapas de la historia reciente de España.
Fraga mostró su excepcional capacidad intelectual desde temprana edad. Tras obtener el Premio Extraordinario en el examen de Estado, estudió Derecho en las universidades de Santiago y Complutense de Madrid, donde se graduó con matrícula de honor. Posteriormente, consiguió el número uno en los cuerpos de Letrados de las Cortes y Diplomático.
Al mismo tiempo, inició una prolífica carrera académica que lo llevó a ser catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid, un puesto que ocupó durante décadas. Su contribución al pensamiento jurídico quedó plasmada en cerca de un centenar de libros, conferencias y estudios que marcaron su compromiso con el análisis y desarrollo de las instituciones políticas.
De ministro franquista a arquitecto de la democracia
Su entrada en la política se produjo de la mano del régimen franquista, donde desempeñó varios cargos, entre ellos el de ministro de Información y Turismo.
En esta etapa impulsó la Ley de Prensa e Imprenta de 1966, que abolió la censura previa y abrió un espacio a una mayor libertad de expresión, lo que fue considerado uno de los primeros pasos hacia una España más abierta y moderna. También promovió el turismo como motor económico, contribuyendo al auge de este sector en los años 60.
Sin embargo, su papel más relevante llegó durante la Transición española. Tras la muerte de Franco, Fraga fue uno de los siete ponentes de la Constitución de 1978, donde dejó su impronta como defensor del consenso político y la reconciliación nacional. Este compromiso lo simbolizó con gestos históricos, como la presentación de Santiago Carrillo, líder del Partido Comunista, en el Club Siglo XXI.
El liderazgo de la derecha y el legado gallego
Fraga refundó Alianza Popular (AP) en 1989, transformándola en el Partido Popular (PP), que bajo su liderazgo se consolidó como una de las principales fuerzas políticas de España. Aunque nunca llegó a la presidencia del Gobierno nacional, su papel fue clave para estructurar una derecha moderna, capaz de aglutinar tanto a sectores conservadores como centristas.
En 1990, Fraga centró su actividad en Galicia, siendo elegido presidente de la Xunta. Durante 15 años al frente del gobierno gallego, promovió una modernización económica, social e infraestructural que sentó las bases del desarrollo contemporáneo de la comunidad.
Entre sus iniciativas más destacadas se encuentra la defensa de la “Administración única”, un modelo que buscaba optimizar recursos y mejorar la eficiencia de la gestión autonómica. Bajo su mandato, Galicia experimentó un crecimiento significativo y una consolidación de su identidad dentro del Estado español.
Un hombre de pensamiento y acción
Más allá de su actividad política, Fraga se distinguió como un intelectual prolífico. Fue miembro de la Real Academia Gallega, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y la Academia Portuguesa de la Historia, entre otras instituciones. Además, recibió numerosos reconocimientos, incluidos doctorados honoris causa de prestigiosas universidades.
Fraga se consideraba a sí mismo un servidor público: alguien comprometido con el bienestar colectivo, guiado por principios de honestidad y dedicación. Su pensamiento conservador, inspirado en figuras como Cánovas del Castillo y Jovellanos, se reflejó en su obra escrita y en su legado político.
A 13 años de su fallecimiento, Manuel Fraga sigue siendo una figura central en la historia política de Galicia y España. Su capacidad para adaptarse a diferentes contextos históricos, desde el franquismo hasta la democracia, y su compromiso con el desarrollo de Galicia, lo convierten en un personaje único y complejo, cuyo legado continúa siendo objeto de análisis y debate.