La berza, la joya gastronómica de este invierno 2023

En un giro inesperado, la berza, comúnmente menospreciada por su rusticidad, ha emergido como la crucífera de moda, desplazando a otras verduras más glamorosas en la escena gastronómica. La berza, perteneciente a la familia de las crucíferas junto con el repollo y el brócoli, ha pasado de ser una verdura humilde a un ingrediente reivindicado en la cocina asturiana y más allá.

Durante la época de bonanza económica en España, los menús se llenaron de ingredientes exclusivos como foie y boletus. Sin embargo, la recesión económica y la pandemia cambiaron la tendencia, llevando a los restaurantes a regresar a ingredientes más cotidianos. En este contexto, la berza ha resurgido, encontrando su lugar en la revolución culinaria de una España que ha vuelto a valorar lo tradicional y económico, pero presentado de manera hermosa.

A pesar de su renacimiento en la escena gastronómica, la berza ha enfrentado cierta marginalización en la cadena de suministro. Con la declinación de la cocina doméstica, esta verdura ha ido desapareciendo de las despensas, y aunque es abundante en Asturias, la berza ha sido casi ignorada por la cadena de suministro comercial. Aún así, la resistente y fructífera naturaleza de la berza ha llevado a su resurgimiento, encontrando un papel protagonista en la gastronomía, especialmente en la cocina asturiana, donde define platos emblemáticos como el pote asturiano.

Esta paradoja entre la omnipresencia histórica de la berza en la cocina doméstica y su reciente relativo olvido comercial refleja la evolución de los hábitos alimenticios y la importancia de revalorizar ingredientes tradicionales. La berza, con su resistencia y versatilidad, se ha ganado un lugar destacado en la mesa, recordando a los consumidores que la autenticidad y la simplicidad también pueden ser las estrellas de la escena culinaria.