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Del Caso Profumo al Epstein: los escándalos sexuales de Buckingham S. A.

El tsunami provocado por las palabras del príncipe Andrés a la BBC sobre su relación con el Jeffrey Epstein ha hecho que la sombra de los actos inmorales vuelva a cernirse sobre la casa de Windsor.

Un proxeneta, bacanales secretas para la alta sociedad y un suicidio cargado de misterio. Todas las polémicas que han removido los pilares del Palacio de Buckingham (incluso el divorcio entre Lady Di y el heredero) se quedan ahora en un nimio segundo plano ante el espectáculo esperpéntico al que están asistiendo estos días los británicos. La Casa Windsor va a tardar mucho tiempo en recuperarse del escándalo creado por la entrevista del príncipe Andrés en la BBC. «¿En qué momento le pareció una buena idea alojarse en la casa de un condenado por delitos sexuales?». «¿Tuvo sexo con Virginia Giuffre, la mujer que le acusa de ser un abusador?». «¿Recibió un masaje en los pies de una joven rusa en la mansión de Epstein?». Brutal, rocambolesco, bochornoso. Nunca antes se había visto algo igual: un miembro de la familia real británica dando explicaciones sobre su amistad con un poderoso pedófilo y respondiendo sobre supuestas relaciones sexuales mantenidas con una chica de 17 años. La entrevista se emitió justo hace ahora una semana. El duque de York ( que dicen es el hijo favorito de Isabel II) quería acabar con los fantasmas que le persiguen desde 2011 por su controvertida amistad con el multimillonario magnate Jeffrey Epstein, hallado muerto en agosto en la prisión de Nueva York. Pero, lejos de zanjar la polémica, su intervención ha creado un auténtico tsunami. El príncipe se ha retirado de todos los deberes públicos que conlleva su cargo. No se han dado detalles aún de si se trata de una medida temporal o definitiva, por lo que no se sabe cómo afectará esto al gran evento social que tiene en su agenda para la próxima primavera: la boda de su hija mayor, la princesa Beatriz. De momento, el hijo de la soberana se prepara ahora para testificar ante las autoridades americanas que investigan los delitos de abuso con tráfico de menores cometidos por el que fuera su anfitrión en varias ocasiones a lo largo de los últimos años. Quizá uno de los momentos más delicados de la entrevista fue precisamente cuando dijo no arrepentirse de su amistad con el pedófilo. Y la tormenta puede que no haya hecho más que comenzar, porque hay rumores que apuntan a que la BBC podría hablar también con la supuesta víctima del duque de York.

El lío de faldas que tumbó un gobierno

El Reino Unido está conmocionado. El tsunami del príncipe Andrés coincide con la tercera temporada de «The Crown», donde precisamente vuelve a mencionarse el escándalo Profumo, que acabó tumbando al propio Gobierno británico en 1963. El entonces ministro de Guerra, John Profumo, mantenía relaciones con una prostituta, Christine Keeler, amante a su vez del agregado naval de la embajada soviética. ¿Cuántos secretos militares se habrían intercambiado sin saberlo en plena Guerra Fría? Los encuentros que los políticos mantuvieron con la «showgirl» fueron organizados por Stephen Ward, un osteópata de moda que tenía entre sus clientes a Winston Churchill, Frank Sinatra o Elizabeth Taylor. Cuando le acusaron de proxenitismo se quitó la vida, por lo que nunca se supo con certeza quién acudía a sus fiestas salvajes. Con todo, muchos rumores apuntan a que entre sus invitados estaba el mismísimo duque de Edimburgo, marido de Isabel II. Hay fotos de fiestas que muestran una silueta que tiene sospechosas similitudes con las del esposo de la soberana. Y unos retratos que pintó el osteópata del duque echaron más leña al fuego. Sin embargo, los historiadores señalan que su relación con el médico no es tan estrecha como sugiere ahora la famosa serie. En aquella época, en el Palacio de Buckingham se llevó a rajatabla la máxima que siempre ha impuesto la reina: «Nunca dar explicaciones, nunca quejarse». Pero está visto que ahora ha perdido el control y la entrevista de Andrés es prueba de ello. Decenas de empresas, universidades y organizaciones humanitarias de las que hijo de la soberana es patrón le han retirado su apoyo, entre ellas, la auditora KPMG, el Ballet Nacional Inglés, la farmacéutica Astrazeneca, dos universidades australianas y al menos otra inglesa.

Un paso atrás

El pasado miércoles llegaba el comunicado donde el duque de York anunciaba que se retiraba de todos los deberes públicos «en un futuro inmediato». «Le he preguntado a Su Majestad y ella me ha dado permiso», reza el texto. Sin embargo, según explica el periódico monárquico «The Telegraph» (con buenas fuentes en Palacio), la decisión vino de la propia Isabel II. En 2011, cuando ya empezaban a cuestionarse sus peligrosas amistades, la Prensa reveló que en la última década se había gastado cuatro millones de libras en sus funciones, sin contar con el coste de seguridad, otros 10 millones más. Toda la tormenta viene a clausurar lo que se conoce ya como un nuevo «annus horribilis» para Isabel II. Hasta la fecha, según admitió en uno de sus discursos, 1992 fue su peor año: tres de sus cuatro hijos se separaron y un gran incendio arrasó gran parte del Castillo de Windsor. Pero 2019 no está siendo mucho mejor: aparte de la mayor crisis institucional generada por la incapacidad de la clase política para ejecutar el Brexit, los miembros de la familia real no han dado un respiro a la soberana.

El préstamo de Epstein a Sarah Ferguson

Si hay algo que ha llamado especialmente la atención en todo este tsunami es el silencio sepulcral de las «chicas York», es decir, las hijas del príncipe Andrés, y su ex mujer, Sarah Ferguson, con la que guarda una especial relación de amistad. Es más, según «Daily Mail», fue ella quien le animó a realizar la entrevista, que después fue calificada por la Prensa como un auténtico «accidente de tráfico». Al parecer, la comparecencia se llevaba gestionando desde hace un año, mucho antes de que el pedófilo americano fuera detenido y encontrado muerto en su celda un día después de que salieran a la luz más de 2.000 documentos con nombres muy conocidos implicados en la trama, entre ellos, el del duque de York. A pesar de la gravedad de todos los temas a los que se enfrentaba, Ferguson no tuvo dudas y le convenció para que siguiera adelante. «Andrés confía mucho en Sarah. Cuando surgió la posibilidad de esta entrevista, ella creyó que podría ser la mejor manera de limpiar su nombre y presentar al público al verdadero Andrés», revela una pesona al diario. El pasado mes de septiembre, el «Daily Mail» publicó que «Fergie» –como se la conoce en el Reino Unido– fue una de las primeras personas en acusar a Epstein de pedófilo. Lo hizo en una entrevista concedida en 2011, tres años después de que el empresario fuera condenado a 13 meses de cárcel por reclutar a una menor de edad para prostituirse. Sin embargo, en esa ocasión llegó a un acuerdo extrajudicial con la Fiscalía para cerrar la investigación y solo estuvo ese periodo en prisión. Además, también tuvo que indemnizar económicamente a las víctimas. Las declaraciones tenían lugar después de que se supiera que la duquesa había aceptado un préstamo del financiero de 15.000 libras para pagar una deuda. El príncipe Andrés habría intercedido ante el magnate para que le diera ese dinero a su ex mujer.

En primavera vino otro tema espinoso: los periódicos se cebaron con los rumores de que Guillermo habría sido infiel a su esposa, Kate, con una de sus mejores amigas, Rose Hanbury, cuando la duquesa estaba embarazada de su tercer hijo. Hasta entonces, habían sido una familia modélica.