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Los amores “malditos” de Concha Velasco en su 80 cumpleaños

Estamos ante una mujer que ha plantado cara a la vida, que ha vivido en un camino más de espinas que de rosas

La actriz Concha Velasco durante la obra de teatro obra “El Funeral” en Málaga. KMJ/KMAGTRES

Los únicos varones que celebraron el 80 cumpleaños de Concha Velasco serán los grandes amores de su vida, sus dos hijos, Paco y Manuel, y su nieto Samuel. La actriz descartó hace mucho tiempo la presencia de parejas sentimentales en su vida, quizá porque en su parcela de los afectos carnales aparecen solamente, que se sepa, cuatro hombres, y con todos descubrió lo que significa el sufrimiento más absoluto. No tuvo suerte en el amor, dicen que porque se unió a señores que no estuvieron en consonancia con sus deseos y sueños.

El primero, el cineasta José Luis Sáenz de Heredia, casado y padre. Familiar directo del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, le hizo concebir esperanzas de que se separaría de su esposa para casarse con ella, algo que nunca ocurrió. Una década juntos y no pasó del escaño de amante.

Pero “la chica ye-ye” no aprendió de aquel error, y se lanzó a los brazos de otra persona casada, el director de fotografía Fernando Arribas, con mujer e hijos. Durante su relación con Arribas nació el primogénito de la artista, Manuel Velasco, con el que actualmente recorre España representando la obra teatral “El funeral”, ella es la protagonista, al lado de Antonio Resines, y él es el autor y director.

Fernando tampoco abandonó a su esposa para iniciar una nueva vida con Concha. Como indica con acierto mi buen amigo, el periodista Luis Fernando Romo, en ambos casos, tanto con José Luis como con Fernando, “fue la otra”, la secundaria, la que aceptaba lo que otras no habrían aceptado nunca.

Y es que Concha es pasional en sus afectos, se entrega al cien por cien, sin calibrar los efectos colaterales.

Entre Arribas y Sáenz de Heredia llegó a su vida el actor Juan Diego, el romance fue sonado pero cada uno tenía intereses distintos. Ella quería una estabilidad, una boda que consolidara de alguna forma aquel noviazgo, pero él no estaba preparado, ni quería, un compromiso tan serio.

Fue en 1975 cuando aparece en el horizonte Paco Marsó, su amor más importante y quien más le hizo sufrir. Concha se enamoró perdidamente de ese hombre, contrajeron matrimonio en el 76, y tras una larga historia de desencuentros, infidelidades, bancarrotas y problemas con Hacienda, que el cariño no pudo superar, la pareja tomó caminos separados en el año 2010.

Dicen que a la Velasco le costó muchísimo distanciarse de su Paco, que estaba enganchadísima al padre de su hijo Paquito, y que esa “adicción” le impedía descubrir la dura realidad que sí veía su entorno. Y que fueron esos otros los que le abrieron definitivamente los ojos y le empujaron a divorciarse.

Pero continuó amándole en la distancia, nunca ocultó ese sentimiento, aun a sabiendas que una reconciliación era imposible.

Estamos ante una mujer que ha plantado cara a la vida, que, en contra de lo que piensan los que no la conocen en profundidad, ha vivido en un camino más de espinas que de rosas. Supo superar los desamores con gallardía, venció un cáncer y salió airosa de sus problemas económicos y con el Fisco. Detrás de su aparente fragilidad emocional se esconde una mujer con una fortaleza increíble, a sus ochenta años de edad tiene la enorme capacidad de subirse a un escenario y demostrar que todavía sigue siendo una de las grandes damas del teatro patrio, de presentar un programa semanal como “Cine de barrio” y de dar clases magistrales al resto del reparto de su serie “Las chicas del cable”. Muy pocos pueden presumir de estar tan activos a una edad tan avanzada.

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