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Marisol: Quién te ha visto y quién te ve
Alejada del foco mediático desde hace años, Pepa Flores dará plantón a los Goya
Cuesta creer viendo el estado físico actual de Pepa Flores que un día bastante lejano, han pasado ya muchos años, fuera la representante más significativa y reclamada de nuestra vida artística. El tiempo es implacable para todos, y más para los artistas, y su presencia o no esta noche en la ceremonia de los Goya es de momento una de las grandes interrogantes, pero, sinceramente, a mí no me quita el sueño, aunque tiene fuera de sí, temerosos y hasta asustados, a cuantos estarán en la gran gala del cine español.
La organización no acaba de creer que se atreva a semejante desplante, en el caso de que no aparezca, cosa que no se sabrá hasta el último momento, pero solo hay que conocer el reparo y casi desprecio que Pepa Flores hizo cuando era monísima, sosa y «un rayo de sol» y la representaba Paco Gordillo, el creador de otras grandes estrellas como el maestro Raphael. Recuerdo que entonces ella no se creyó lo que estaba viviendo, el impacto que supuso, porque representaba una imagen nueva en una carrera para ella temida e inimaginable. Pero solo hay que conocer el rechazo que la actriz tuvo y tiene a la gente del cine que la encumbró para entender su «desaparición» buscada.
Rechazó el éxito
Nunca alternó como hacían otras compañeras y la trajo al fresco tras rechazar una trayectoria mas que prometedora, incluso grabó algún disco de triste recuerdo inefable y digno de olvido en su versión de «Háblame del mar, marinero». Hubiera sido mejor permanecer callada, distante y ofrecer siempre esa festiva, alegre, radiante y luminosa imagen de «grandes ojos azules» que no se veían desde el escenario, lo que le restaban éxito. Aunque tenía un físico con el que era difícil pasar inadvertida y que resultaba imprescindible en aquel momento. Nunca lo digirió, no le dio importancia y con el tiempo acabó largándose dando un portazo y sorprendiendo tanto a su equipo como al público, al que entusiasmaba viéndola tan rubita y aparentemente noña. No puede decirse que Pepa, siempre por encima de la artística Marisol, quisiera durar en esto. Y así lo demostró desperdiciando lo conseguido hasta el momento.
Dejó un hueco irrellenable, pero ella así pretendía ser feliz sin considerar las pérdidas económicas y artísticas que producía. Era parte de su encanto y sin consideración de ningún tipo quizá erró con tal decisión, pero fue firme en su propósito de no ser un ídolo. Era parte de su encanto y quizá fue lista o valiente al marcharse en el mejor momento. De ahí que la recordemos sin nostalgia aunque todavía son, somos, muchos los que añoremos aquella artista carismática que nunca llegó a tener la pretensión de hacer una carrera artística larga, distendida y hasta impactante. Fue producto de una época y hoy solo guardamos una nostalgia muy representativa de años mejores para el panorama musical de nuestro país.Fue discreta hasta en sus relaciones, y solo tres hombres lograron ocupar un hueco en su corazón, Carlos Goyanes, el bailarín Antonio Gades y el italiano Massimo Stecchini. Muchos, más bien muchas, deberían seguir su ejemplo, de ahí que la recordemos ahora. Fue imprescindible pero la olvidamos en seguida. Rocío Dúrcal, lanzada como competencia, no logró tanto pero perviven sus canciones, lo que ocurre con Pepa Flores, que sigue actual o casi eterna. Sin duda, hablamos de tiempos mejores para todos. La nostalgia no es un error.
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