Reaparición

Álex García: del duelo a la esperanza

El actor reaparece tras la pérdida de Verónica Echegui y abre su corazón sobre el dolor, la aceptación y el legado del amor

Álex García en el funeral de Verónica Echegui
Álex García en el funeral de Verónica EcheguiGtres

En ocasiones, la vida se rompe en un segundo y obliga a reconstruirse con piezas nuevas, aunque algunas falten para siempre. Ese es el proceso en el que se encuentra Álex García -o Alejandro, como prefiere ser llamado ahora- tras la muerte de Verónica Echegui, la actriz y ganadora de un Goya que falleció hace apenas unas semanas, a los 42 años, tras una enfermedad que eligió vivir en silencio, rodeada únicamente de los suyos.

La noticia conmocionó al mundo del cine y de la cultura en España, pero también abrió un vacío insondable en quienes la conocieron de cerca. En ese círculo íntimo estaba García. Ya no eran pareja, pero sí familia, unidos por una complicidad que el tiempo y las circunstancias nunca lograron romper. Porque hay amores que trascienden etiquetas, que permanecen más allá de las rupturas, y que se convierten en un lazo indestructible cuando llega la despedida.

Sinceridad

El actor ha reaparecido en público con un gesto que combina valentía y vulnerabilidad. Lo ha hecho en el programa En clave de Rhodes, grabado en el Auditorio de Tenerife Adán Martín, en su isla natal. Allí, entre notas de piano y el calor del público, dejó de ser por una hora el intérprete que todos conocen para convertirse en un hombre que se reconoce en su fragilidad. Con palabras sencillas, habló del duelo como quien abre una ventana a un paisaje en construcción: “me estoy escuchando a mí mismo”, confesó. En ese acto de sinceridad, reconoció que se encuentra en un proceso de aceptación, aprendiendo a ordenar las emociones que lo atraviesan.

La pérdida de Echegui, con quien compartió amor, vida y oficio desde que coincidieran en Seis puntos sobre Emma, ha despertado en él un deseo claro: vivir el presente. Sin planear demasiado, sin proyectar el mañana. “Quiero que las personas a las que quiero no sufran”, admitió, poniendo en palabras un propósito que es también una forma de resistencia ante la tristeza.

En medio del dolor, Álex García se ha visto rodeado de una marea inesperada: una ola de cariño que llega desde familiares, amigos, compañeros de profesión y fans. Una ola que él mismo describió en la emotiva carta de despedida publicada en El País: “Te has tenido que marchar para que una ola de amor recorra España. Para que esta profesión, a veces tan ingrata, se ponga de acuerdo en algo. Para que mi móvil explote de amor…”. Su deseo ahora es que ese tsunami de afecto no se disipe, que sirva para iluminar, aunque sea un instante, un tiempo que a menudo se antoja gris.

Con la serenidad que otorga hablar desde la herida abierta, el intérprete de Tierra de lobos ofreció un testimonio que va más allá de lo personal. En su honestidad se dibuja una lección universal: el duelo no es solo ausencia, también es legado; no es solo silencio, también es amor transformado en memoria. Y en esa memoria, Verónica Echegui permanecerá siempre, luminosa y eterna.