Los 10 peores vestidos de la historia de los Oscar

Nunca se suele dejar nada a la improvisación para un momento tan importante como son los Premios Oscar, de ahí que resulte muy sorprendente los errores garrafales que algunos actores y actrices han cometido a la hora de presentarse delante de los flashes. Y no siempre se puede achacar a la época, por mucho que el final de los 80 y el principio de los 90 acumule los mayores desastres. Con el devenir de los tiempos, las cosas han ido evolucionando en Hollywood y el glamour de antaño, de las estrellas clásicas, se cambió por un concepto más pop y en muchos casos arriesgado (eran los tiempos de los neorrománticos, los minimalistas, el barroquismo y el grunge). Faltaban, además, en muchos casos profesionales de estilismo, que todavía entonces no era una figura tan popular para los artistas. Ahora quizás la alfombra roja ha perdido la espontaneidad que tenía entonces, pero ha ganado en glamour, de eso no hay duda. Aunque esto tampoco le quita fallos muy sonados.

Algunas de estas creaciones para olvidar vienen con la firma grandes diseñadores, como John Galliano o Karl Lagerfeld. En otros casos, la responsabilidad hay que exigírsela directamente a la propia actriz, empeñada en diseñar su vestido (fue el caso de Demi Moore y Kim Basinger). Eso sí, el hecho de ir mal vestido no quiere decir que no triunfes: ¿acaso alguien recuerda algo más de los Oscar de 2001 que no sea el vestido de Björk? Sí, estos vestidos también hicieron historia.

Björk (2001)

La artista islandesa nos dio en 2001 la imagen más icónica de la alfombra roja de ese año. Siempre polémica (sobre todo en aquellos momentos), la intérprete de ‘It’s Oh So Quiet’ confió en el diseñador Macedonio Marjan Pejoski para este ¿disfraz? inspirado por un cisne… y obtuvo de todo menos silencio al posar delante de los fotógrafos. Todavía se recuerda su paso por la alfombra roja. Es más, es complicado pensar en ella sin que te venga a la memoria este diseño. El éxito fue total: el vestido tiene hasta página propia en Wikipedia.

Celine Dion (1999)

Hoy en día está considerada como una de las mujeres más elegantes del mundo al ser poseedora de un estilo propio y, podríamos también decir, único. Pero sus elecciones durante mucho tiempo han provocado muchas líneas tanto a favor como en contra. En 1999 apareció sobre la alfombra roja con este diseño de John Galliano: un esmoquin blanco cuya particularidad radicaba en que la chaqueta estaba del revés. Además, lo acompañó con un sombrero. La idea no era mala, pero resultó demasiado informal para la alfombra roja más importante del mundo.

Cher (1986)

La alianza entre Cher y al diseñador Bob Mackie ha dado algunas de las instantáneas más recordadas de los Premios Oscar, pero eso no quiere decir que la artista fuera bien vestida. Si bien es cierto que cuando recogió el Oscar el diseño transparente de Mackie resultó mucho más adecuado, en 1986 la actriz fue directa a la lista de la peor vestidas (lo cierto es que el tocado tampoco ayudaba mucho).

Demi Moore (1989)

Nadie se explica todavía cómo Demi Moore, que ya era toda una estrella en Hollywood en ese momento pese a que aún le faltaba un año para triunfar con ‘Ghost’, decidió convertirse en diseñadora y crear su propio vestido para la alfombra roja: un corsé, una tela con toques metálicos y unos shorts de ciclista crearon un conjunto que al día siguiente recibió algunas de las peores críticas leídas en la historia de los premios del cine americano.

Kim Basineger (1990)

Si Moore fracasó con su diseño de vestuario, al año siguiente Basinger intentó emularla obteniendo el mismo éxito: ninguno. En el caso de la explosiva actriz, mito erótico del Séptimo Arte por excelencia, decidió jugar a ‘Victor o Victoria’ y diseñando ella misma un vestido que mezclaba lo masculino y lo femenino con la mitad del cuerpo cubierto por una americana. El gran volumen de la falda tampoco ayudó a arreglar el desastre histórico del que está considerado por muchos como el peor vestido de la historia de los Oscar.

Lizzy Gardiner (1995)

Otra que también apostó por diseñarse ella misma el vestuario fue Gardiner, pero en este caso tiene su explicación. Ella es diseñadora de vestuario. De hecho, ese año se llevó el Oscar por ‘Priscila, reina del desierto’, película que explica en parte la razón de ser de su vestido. 254 tarjetas American Express oro caducadas (hasta tenía mensaje ecológico) reutilizó para confeccionar lo que bien podría ser considerado como un homenaje a Paco Rabanne.

Will Smith (1997)

Todos hemos tenido una mala época en nuestro armario. A Will Smith le pilló a finales de los 90, en pleno reinado en Hollywood, cuando empeño a llevar este tipo de levitas. Y no es que el look haya envejecido mal, es que incluso en aquel momento tampoco triunfó. Su opción por una camisa de cuellos setenteros y casi desbocados tampoco ayudaron a solucionar su apariencia. Eso sí, hay que reconocerle que la madurez le ha sentado muy bien a nivel de estilo: ahora suele destacar por su elegancia.

Jon Bon Jovi (1991)

Se ha intentado superar muchas veces, pero lo cierto es que los hombres tienen complicado poder acudir peor a la entrega de los Premios Oscar que como fue Jon Bon Jovi en 1991. Tanto el color como el material elegido (debió de pasar bastante calor con un traje de terciopelo en el soleado Hollywood) no fueron ni de lejos buenas opciones. Y si fuera poco, la lazada con la que contemplaba el look remataba el fracaso. Y no, ni las gafas ni el pelo ayudaron tampoco.

Jason Momoa (2019)

El actor no cuenta con un cuerpo fácil de vestir: su amplitud física es siempre un reto. Karl Lagerfeld lo asumió y hay que decir que el káiser no triunfó en esta ocasión. Un look tan descuidado como el que llevaba Momoa exigía algo más clásico, para jugar con un balance. Pero optaron por un esmoquin en terciopelo rosa y sin pajarita, a lo que añadió un sinfín de complementos, quedando el conjunto demasiado excesivo. La talla de la chaqueta, demás, no era la más indicada para él.

Geena Davis (1992)

El final de los 80 y el principio de los 90 nos ha dejado grandes imágenes para las listas de peor vestidos. Es el caso de Geena Davis con su diseño de aire romántico que resultó demasiado cursi. Ruth Meyers y Bill Hargateat fueron los responsables de este diseño con cola, más largo por detrás que por delante que se completaba con un cuerpo que encorsetaba a la actriz y unos guantes largos. La combinación con medias y zapatos negros tampoco ayudó mucho.