La oración de Tamara Falcó contra el coronavirus

“El Gobierno prefiere matar que morir. Nadie les iba a dejar sin su manifestación propagandística del 8 de marzo, ni siquiera el coronavirus mortal que nos amenaza. Irresponsabilidad por encima de todo. Es la triste conclusión que por desgracia me queda”. Cayetano Rivera (42, Madrid) fue uno de los primeros VIPS en postularse sobre la pandemia que ya arrasa Europa, y gran parte del globo terráqueo. Y lo hizo para intentar descabellar al Ejecutivo y luego tener lidiar con más de 5.000 comentarios, del tipo “tú también matas y te lucras de ello”. Beneficiarse, estos días, el hijo de Carmina Ordóñez parece que poco. Toreaba el 22 de marzo pero la Feria de Castellón ya ha sido anulada. Veremos que pasa con su festejo del 23 de abril en la Maestranza (Sevilla). Ya saben que las decisiones se están tomando a paso de Semana Santa en algunas Comunidades Autónomas.

Como todavía faltan tres para venerar las imágenes, la que se adelantó a procesionar con una estampita fue, cómo no, Tamara Falcó (38, Madrid). Bajo el epígrafe “Oración contra el coronavirus”, la hija de Isabel Preysler difundía esta oración: “Señor Jesús, nuestro Médico Divino, te pedimos que nos guardes y protejas del coronavirus y de todas las enfermedades letales. Ten piedad de todos los que han muerto. Sana a los que estén enfermos. Ilumina a todos los científicos que están buscando un remedio. Fortalece a y protege a todos los asistentes sanitarios que están ayudando a los enfermos (…) Que temamos el contagio del pecado más que cualquier otra enfermedad…”. Además de aferrarse a lo espiritual, la influencer tomaba otras medidas terrenales, como la de cerrar todas la tiendas que su marca de ropa, TFP, tiene en la Comunidad de Madrid, la más castigada por la Pandemia. “Mientras tanto podréis seguir encontrando nuestros vestidos online”, advertía en un comunicado esperanzador. Pero no es la única celebrity a la que el virus ha tocado el bolsillo.

Laura Escanes (23, Barcelona) destapaba el pasado martes cómo estaba afectando la situación a su presente de indicativo profesional: “Me han cancelado algunos trabajos, algunos viajes, algunas cosas, eventos en Madrid, fuera de España…”. Solo unas horas después, la preocupación profesional de la mujer de Risto Mejide dejaba paso la sanitaria y animaba a sus seguidores a no salir: “Estoy segura de que pronto podremos ir a tomar el sol, tomarnos algo en alguna terraza y ver jugar a los niños en los parques. Pero ahora no es el momento. Responsabilidad (…) Si podemos quedarnos en casa viendo una peli, mejor. No son vacaciones. Debemos escuchar y hacer caso a las recomendaciones oficiales”.

Con la única compañía de su hija Alba y en su domicilio tuvo que pasar Vicky Martín Berrocal (47, Sevilla) su onomástica, tras suspender una gran fiesta de cumpleaños que tenía organizada antes de que el Co-Vid 19 se hiciera dueño de nuestras agendas. La diseñadora de moda también se vio obligada a aplazar un desfile de su marca de ropa, Victoria, previsto para la semana próxima. Aún así, brindó feliz en las redes: “A celebrar se ha dicho. 11M-47-Vividos!”, exclamaba vía Instagram frente a su tarta. Con la misma responsabilidad se ha comportado la baronesa Thyssen, evitamdo los besos en su museo (ya cerrado), y Amancio Ortega (83, León), pese a que Galicia, donde tiene su sede principal el dueño de Inditex, es una de las regiones donde los casos de coronavirus todavía no se ha disparado. A mitad de esta semana, Ortega decidía implementar el tele trabajo en las oficinas centrales de Arteixo y suspender los servicios de autobuses entre sus empleados, además de limitar las visitas externas. Horas después, decretó el cierre de sus tiendas de Madrid, La Rioja y Vitoria.

Mientras tanto, y antes de recluirse en sus aposentos, Paula Echevarría (38, Candás) hacía una última visita a un especialista para someterse a un tratamiento médico-estético de “hemoterapia y sueroterapia con vitamina C y ozono”. Tumbada en una camilla y enfocando una gran venda en su brazo, la actriz asturiana explicaba a sus seguidores que “esto no evita el contagio, pero yo que soy ex fumadora, que he pasado una neumonía, con alergia asmática en ocasiones, con esto evito que la afección sea mayor”.

Otro astro, pero de los terrenos de juego, Cristiano Ronaldo (35, Portugal) aprovechando que la liga italiana le ha puesto en cuarentena –tras el positivo de Daniele Rugani, uno de sus compañeros en la Juventus de Turín– para permanecer al lado de su madre, Dolores Aveiro, ingresada en Funchal, su tierra natal, tras haber sufrido un ictus la pasada semana. El ex madridista tenía permiso del país andino para regresar en su avión privado a Italia pero ha preferido encerrarse en su dúplex con vistas al océano junto a Georgina y sus cuatro churumbeles.

Encontrarse con su único hijo, Andrea Nicolás –fruto de su relación con Paulina Rubio fue lo que hizo Colate el miércoles 11 antes de que Estados Unidos diera cerrojazo a los vuelos con España. Desde allí, vía Skipe, relató, entre la indignación y el miedo, que “si llamas para hacerte la prueba del coronavirus no te la hacen si no tienes síntomas claros o pagando unos 3.000 dólares”.

Desde la tierra de Trump, Maluma confirmaba por su parte que posponía sus conciertos en Europa –el 29 tenía que cantar en Madrid– y nuestra Rosalía, esa estrella a unas uñas pegada, se montaba su estudio de grabación en casa y se retrataba en zapatillas para sus más de 10 millones de incondicionales. A ellos les regaló también una de sus poses, en una sala de espera, colocándose un pañuelo negro a modo de mascarilla. Esta vez su performance no pudo superar a la que había lucido antes la top Naomi Campbell (49, Londres), que se paseó por el aeropuerto de Los Ángeles como recién salida de la serie ‘Chernobyl’: traje aislante, mascarilla, gafas y guantes de látex completaban su apocalíptico atuendo.

Y siguiendo con los problemas de ricos, que diría Berto Romero, Carolina de Mónaco (63) y sus 900 invitados se quedan este 21 de marzo sin el tradicional y exclusivo Baile de la Rosa, que se celebra desde 1954 que este año iba a llevar la firma del diseñador Christian Louboutin. Con la grave situación mundial y una distancia mínima de un metro por prescripción médica, lo más adecuado era aplazarlo. Ya lo dijo Sergio Dalma: bailar de lejos, no es bailar. Cuídense mucho, señores/as.